Jekyll y Hyde, al fútbol
I. D. es un filme astutamente estrenado en época de campeonato europeo de selecciones: cuatro policías se mezclan entre los hinchas de un equipo de Segunda División para intentar averiguar quiénes son los cabecillas de un salvaje grupo de hooligans y emprisionarlos no por un corto periodo de tiempo sino por muchos años. Para hacerlo, deberán intentar, cual camaleones, semejarse lo más posible a ellos: beber como cosacos, cambiar su educado inglés middle class por elcockney barriobajero, soltar un par de tacos por frase y liarse a trompadas a la menor provocación, además de gritar a pulmón abierto por los colores del club de sus amores.
No es preocupación del guionista Vicent O'Connell, ni del director Philip Davis la sociología del agitador de fin de semana. No hay en I.D. apenas referencias al contexto social en que se mueven los hinchas más radicales. Al contrario, la peripecia del, filme se centra cada vez más a medida que avanza en la psicología de uno de los cuatro hinchas, el honrado John. Nuevo Dr. Jeckyll, John termina por descubrir que su gusto por el orden no es contradictorio con su secreto, subterráneo interés por experimentar la violencia sin frenos: el anónimo, anodino policía de barrio, se descubrirá "un gran tipo" gracias al respeto que otros energúmenos como él le profesarán a medida que se radicalice en sus palizas a hinchas contrarios.
I
D. (Identificación)Dirección: Philip Davis. Reino Unido-Alemania, 1994. Intérpretes: Reece Dinsdale, Richard Graham, Perry Fenwick. Madrid: Renoir
Dicho de otra forma, I. D. cuenta el proceso de alienación de un policía que, como Clint Eastwood en En la cuerda flója, termina perdiendo la noción de dónde se sitúa la fina línea que separa la ley del delito. El problema del filme, que se deja ver sin problemas si no se sufre testosteronofobia, es que su previsibilidad es considerable, Y desde aproximadamente su mitad sabemos casi sin desviación lo que sucederá al final. No es el suyo un error del guión, sino el fruto de una determinada lógica expositiva elegida, lo que no obsta para reconocer en él uno de los intentos más sólidos de acercamiento a un problema que, es de temer, no tiene solución posible.
Babelia
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