Gipi entrelaza en 'S.' presente y leyendas de la II Guerra Mundial
El 26 de enero de 1994 lo retransmitieron seis cadenas de televisión italianas. Después del telediario, Silvio Berlusconi comunicaba en un anuncio de 10 minutos su candidatura a la presidencia del Gobierno. Esa noche, Gianni Pacinotti (Pisa, 1963) sólo se hizo una pregunta: "¿Por qué?". Y decidió que se convertiría en dibujante. "Quería transmitir mi rabia a los demás", explica. Hoy, Pacinotti, alias Gipi, es ilustrador del diario La Repubblica y, al menos en su última novela gráfica, ha decidido aparcar esa ira.
S. (editorial Sins Entido) es una colección de acuarelas "familiares" que entrelazan la II Guerra Mundial con el presente a partir de los recuerdos, reales y ficticios, de Sergio, el padre del autor. Los bombardeos que arrasaron la periferia de Pisa en 1943; las leyendas de soldados desaparecidos; las ejecuciones de civiles; nazis desesperados que intentan desertar; la doble cara de la ocupación del Ejército estadounidense... "S. nació cuando murió mi padre. Me pregunté: ¿es así como termina todo? Me peleé con esos fantasmas, me puse a dibujar y, por primera vez tuve la sensación de ganar".
De todas formas, Gipi consiguió derrotar con seguridad a la burocracia del cementerio en el que incineraron al señor Sergio Pacinotti. Con su capacidad persuasiva y un acento de la Toscana que recuerda al de Roberto Benigni, consiguió ganarse la confianza del guardia de seguridad, que le dejó llevarse a casa la urna con las cenizas (algo terminantemente prohibido). "Y ahí sigue la urna, en una estantería de mi casa. La he puesto unas pegatinas y se ha convertido en un objeto, ha dejado de ser una pesadilla". El dibujante ganó el año pasado el premio al mejor álbum en el festival internacional de cómic de Angoulême (Francia) con otra novela gráfica de ambientación bélica: Apuntes para una historia de guerra.
¿Por qué ese tema recurrente? "Los personajes están perdidos, en medio de una guerra. Son animalitos indefensos. Y el mundo occidental está rodeado de conflictos que no consigo comprender. Cuando en Sarajevo los jóvenes morían en la Sniper Alley, yo estaba tomando el sol a menos de 400 kilómetros...". Gipi vuelve a enfadarse: "A pesar de todo, Berlusconi se empeñó en mandar soldados a Irak. Y las actitudes del Vaticano me ponen enfermo. No me haga hablar, prefiero dibujarlo".
Babelia
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