Altamira seguirá cerrada por ahora
El Patronato desaconseja "proponer un régimen de visita pública" pese a la mejoría de la cueva - Un grupo internacional estudiará la reapertura
A unos bisontes que permanecieron en silencio alrededor de 15.000 años, no les importará seguir a oscuras uno más o lo que tarden los expertos internacionales en pronunciarse sobre sus visitas. Por peores vicisitudes han pasado. Cuando Marcelino Sáenz de Sautuola descubrió en 1879 aquella manada salvaje pintada en rojos, negros y ocres sobre el techo de una cueva en Santillana del Mar, la comunidad internacional le ninguneó. Eran tan perfectas que parecía increíble que hubiesen salido de la mano de unos ocupantes del Paleolítico Superior (40.000-10.000 a. C.) que no recibían lecciones de pintura en sus ratos libres.
Tuvieron que aparecer pinturas similares en una gruta francesa para que se aceptara la antigüedad de los murales de Altamira. Desde entonces la admiración arrastró a miles de visitantes hasta la cueva de Santillana del Mar, que se abrió por vez primera en 1917. Recibió visitas durante 70 años: !hasta 170.000 al año en los setenta! Y desde entonces su historia es un tira y afloja entre el afán de conservarla a ultranza y el deseo de exhibirla, que ha llevado a una sucesión de aperturas restringidas y cierres. Desde 2002 está vetado el acceso del público. Una réplica trata de saciar curiosidades. Hace unos meses, sin embargo, se vislumbró un cambio de tendencia.
El estudio, en el que participará la Unesco, tardará entre 18 y 24 meses
En junio, el Patronato de Altamira se pronunció a favor de "establecer las condiciones de máxima accesibilidad que simultáneamente garanticen la sostenibilidad de la cueva". Los informes del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) eran conservadores, esto es, contrarios a la apertura a pesar de constatar que la cueva ha evolucionado de forma positiva en los últimos años. En el otro extremo, el Gobierno cántabro, con su presidente, Miguel Ángel Revilla, a la cabeza. El tirón turístico de la Altamira real deja en pañales la atracción de una réplica.
Ayer, tras la reunión del Patronato, que finalmente se decantó por el criterio conservador y optó por dejar las cosas como están, Revilla se quejó. Lamentó que los científicos del CSIC no se hayan "mojado" y reiteró que el objetivo "político" es que la cueva se reabra "cuanto antes", informa Europa Press.
También la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, se mostró favorable a la reapertura, pero la última palabra será la de un grupo internacional de expertos, que incluirá representantes de la Unesco. Su trabajo complementará el realizado por el CSIC y podría durar entre 18 y 24 meses. Su composición se conocerá en la próxima reunión del Patronato, que de momento desaconseja "modificar las condiciones de accesibilidad" a la cueva y "proponer un régimen de visita pública". Así pues, los bisontes seguirán en silencio.
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