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El Congreso de Estados Unidos avala el beneficio económico de la inmigración: aumentará el crecimiento y disminuirá el déficit

La Oficina Presupuestaria apunta a un beneficio neto para el Estado Federal, aunque no elude la mayor presión para los gobiernos estatales y locales

San Francisco, California
Trabajadores migrantes recogen fresas cerca de San Francisco (California), en abril de 2024.Joe Sohm (Getty Images)

La inmigración es una cuestión electoral central en este 2024. El candidato republicano, Donald Trump, promete aplicar la mano dura contra los migrantes y promete deportaciones masivas; mientras el demócrata, el presidente Joe Biden, acaba de endurecer las condiciones de asilo en un giro que ha sorprendido a organizaciones y ciudadanos. Aunque el discurso político actual no juega a favor de los inmigrantes, los números dicen lo contrario. El Congreso de Estados Unidos, a través de su Oficina Presupuestaria (CBO en sus siglas en inglés), destaca el beneficio positivo de la inmigración para el crecimiento de la economía y su ayuda en la reducción del déficit en el presupuesto federal en la próxima década.

Respecto al déficit, los cálculos apuntan a que el saldo es positivo para el Estado porque las grandes cuentas federales se nutrirán con unos ingresos que se incrementarán en unos 1,2 billones de dólares hasta 2034. Principalmente esa contribución llegará de los impuestos que paguen los inmigrantes sobre unos salarios que serán bajos inicialmente pero irán creciendo con el tiempo. A eso se suma el hecho de que su presencia tiene un efecto también positivo para el PIB, que crecerá en unos 8,9 billones, un 2.4% más y elevará la recaudación general.

En las conclusión de la Oficina Presupuestaria, un organismo técnico del legislativo, también se señala que el efecto no será el mismo a nivel de Estados y municipios por la necesidad de dirigir recursos a atender a esta nueva población. Los costos en programas sociales e intereses netos de la deuda subirán en unos 300.000 millones para atender a los recién llegados. Habrá que dedicar más dinero a créditos fiscales para la compra de seguros médicos en el mercado de Obamacare, a créditos fiscales como el de los ingresos del trabajo (el EITC) y las deducciones por hijos, además del gasto en Medicaid y salud para niños (CHIPS), programas de nutrición (ETB), Medicare y educación. Unos rubros en los que no todos los inmigrantes son automáticamente beneficiados.

La lista de gastos es larga pero la cuenta es mucho menos abultada que la de los ingresos, por lo que la reducción del neta déficit será de unos 900.000 millones. Los economistas de la CBO, que recuerdan que hay muchas incertidumbres sobre las cuentas, creen que la inmigración de personas sin permiso de trabajo es de 8,7 millones mayor de lo estimado para el periodo 2021-2026 y sus proyecciones pasan porque al menos la mitad consigan autorización para trabajar.

La CBO no ha analizado los efectos de la acción ejecutiva del 4 de junio que limita la petición de asilo en la frontera, pero está trabajando en ello. También tiene previsto publicar el efecto de la llegada de inmigrantes indocumentados en los presupuestos estatales y locales, algo que tradicionalmente incrementa los costos. Se espera que el aumento de las llegadas de indocumentados tenga un impacto en los gastos de educación y salud, que son las categorías de gastos mas elevadas de los presupuestos estatales. A nivel local y estatal también se incrementarán los ingresos, pero menos ya que a esos niveles se recauda la mitad que el Estado Federal.

Desafío en las cuentas

Sobre ese efecto positivo de la inmigración también ha hablado repetidamente Jay Powell, el presidente de la Reserva Federal, al referirse al aumento de la población activa. Sin embargo, en general las cuentas del Estado presentan muchos desafíos para los próximos años. El déficit de dos billones en 2024 subirá a 2,8 billones 10 años más tarde para ser el equivalente del 7% del PIB, el doble de lo que ha sido como media en las últimas cinco décadas.

Los gastos más importantes —Defensa, Salud y Seguro Social— son los que políticamente peor solución tienen y los dos últimos se espera que suban más mientras que se reducirá el gasto discrecional. La deuda del Estado, que ya es igual al 99% del PIB, será del 122% en 2034.


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