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Ariane Ortiz-Bollin: “La deportación afectaría las remesas, la mayor fuente de ingresos en varios países de Centroamérica”

La vicepresidenta de Crédito de América Latina de Moody’s cree que hay muchas oportunidades de inversión en la región, dado los recursos naturales de que dispone y el déficit en infraestructuras que tiene

Ariane Ortiz-Bollín, en una foto sin datar.
Ariane Ortiz-Bollín, en una foto sin datar.CORTESÍA

Ariane Ortiz-Bollin se encarga de evaluar las condiciones de los países de América Latina para el Departamento de Crédito de la agencia de calificaciones Moody´s. La analista mexicana reconoce que es difícil hablar de la economía de toda la región, porque hay muchas realidades diferentes, con países como Brasil, con un crecimiento mayor al previsto, y México, que crece por debajo de su potencial. La idea de una deportación masiva como ha prometido el presidente electo Donald Trump (esta entrevista se realizó antes del 5 de noviembre) le parece improbable, pero incluso un parón en la migración afectaría a las economías de Centroamérica, ya que para muchos países las remesas provenientes de Estados Unidos son la primera fuente de ingresos.

Pregunta. México y los países de Centroamérica están muy afectados por lo que pase con las políticas migratorias. ¿Cómo afectará a sus economías un descenso del flujo migratorio hacia Estados Unidos?

Respuesta. Hemos visto un freno importante de migrantes a Estados Unidos, pero muchos de ellos venían de Centroamérica y Sudamérica. Si se produce la deportación, a México le afectará por las remesas, que son el 5% de su PIB. Es muy importante a nivel regional, pero no a nivel país. Es bien diferente en Centroamérica, donde hay países como El Salvador, Honduras, Jamaica, donde las remesas son más del 16% de su PIB. Es la fuente más importante de ingresos y de consumo. Es muy difícil que se den deportaciones masivas, pero si hubiera incluso una detención de la migración, podría afectar la tendencia de crecimiento de las remesas.

P. América Latina se resintió mucho por la pandemia ¿Cuál es su situación en términos de crecimiento económico ahora?

R. Es muy difícil ver una tendencia regional. El rebote que hubo justo después de la pandemia no fue suficiente como para recuperar el PIB perdido. Por un lado, está Brasil, creciendo a niveles más altos de lo que esperábamos, con una perspectiva de 2,5% a medio plazo. México tuvo una contracción muy fuerte, después un rebote. Ahora que se está estabilizando la idea era que tuviera un crecimiento alto, pero ese potencial no se está materializando. Nuestra previsión es del 1,5% este año y 2% el próximo. En el caso de Colombia, el ruido ha dañado el clima de inversión. República Dominicana, Costa Rica y Paraguay son lugares donde hemos subido las calificaciones en parte por reformas y por mejores perspectivas de crecimiento. En términos generales vemos que va a haber un crecimiento muy importante.

P. ¿Cómo afectará la evolución de la economía de Estados Unidos?

R. A futuro estamos viendo menos crecimiento y menos tasas de interés en Estados Unidos y Europa y eso impacta a América Latina. Por fin, las tasas de interés están empezando a bajar, pero también las tasas de crecimiento se están ralentizando y ello está ligado a la desaceleración que esperamos en Estados Unidos. En el caso de Brasil, es una economía tan grande y relativamente cerrada que la resiliencia del consumo doméstico y de la fortaleza en salarios reales, ahora que las tasas de interés están bajas, va a poder compensar en parte esa reducción en la demanda externa. En México también, porque había un fortalecimiento del consumo y de los salarios reales, pero sí está mucho más expuesto junto con Centroamérica a una desaceleración en Estados Unidos.

P. ¿Cuáles son las mayores trabas que tiene la región para atraer inversión?

R. Yo diría que hay dos componentes. Uno es la falta de infraestructura, a veces incluso básica, como electricidad, energía suficiente; pero también en logística, agua, mitigación del impacto de cambio climático y como eso afecta, por ejemplo, con sequías; construcción de carreteras, y seguridad, que es un tema superimportante. Y la otra es la continuidad en políticas públicas y certidumbre para poder generar las condiciones para invertir. En el caso de América Latina, el sector privado es clave, porque los Gobiernos tienen menor espacio fiscal para hacer la inversión pública que se requiere.

P. ¿Qué países son los más atractivos ahora para invertir?

R. Yo mencionaría los países donde hemos subido la calificación, como Costa Rica, Paraguay, República Dominicana y Brasil. Lo que veo en común en estos países es que hubo reformas que han ayudado a que el crecimiento sea más robusto y que toque más sectores de la economía. Ha habido continuidad en las diferentes administraciones.

Ariane Ortiz-Bollin durante un panel del simposio del Cosejo de América el 30 de octubre en Miami.
Ariane Ortiz-Bollin durante un panel del simposio del Consejo de las Américas, el 30 de octubre en Miami.Gort Productions

P. Hablando de la continuidad de las políticas, un cambio tan drástico como el del Gobierno de Argentina, ¿cómo afecta a los inversores?

R. El cambio de Argentina ha sido positivo, porque lo que teníamos antes era un entorno que obstaculizaba la inversión por tantas trabas para tomar decisiones. Las decisiones que se han tomado en Argentina han conseguido reducir el déficit fiscal. Han tenido un impacto negativo en el recorte de subsidios y otros temas, pero ha ido poco a poco desmantelando esas trabas que había para los agentes económicos. Falta mucho por hacer y tienen un largo camino.

P. ¿Qué sectores son los más atractivos para invertir en la región?

R. Depende del país. Nosotros no hacemos recomendaciones de política pública, pero donde hemos observado más interés de inversionistas es en infraestructura, energía verde, minerales y litio, que es superimportante para los coches eléctricos. Cualquier país que tenga eso puede explotarlo para Estados Unidos y para China, no sólo para consumo doméstico. Infraestructura, porque incluso si el ambiente operativo, como es el caso de México, no es el más favorable, el déficit es tan grande que sigue habiendo muchas oportunidades de inversión. También en la parte de consumo en los países donde ha habido mejora en salarios reales, como es el caso de Argentina, Brasil y México.

P. ¿De qué manera afecta la desigualdad social de la región al crecimiento?

R. La desigualdad es un tema común en la región. En América Latina la disparidad de ingresos es muy muy alta y la manera en la que nosotros la vemos desde el punto de vista de las calificaciones es que complica mucho cómo aplicar la política pública, porque si tiene realidades tan distintas, va a ser completamente inefectiva para un grupo u otro. El contrato social es mucho más endeble en los países cuando tienes tanta disparidad de ingresos. Y la otra es que cualquier reforma o política que pueda ser positiva para mejorar el entorno operativo puede tener implicaciones sociales muy importantes. Si no se cuidan, no van a ser sostenibles. En pocos países hemos visto una mejora, quizás en República Dominicana.

P. ¿Qué ventajas tiene América Latina a nivel global?

R. En mercados emergentes, América Latina sigue siendo una región donde no hay guerras. Si lo comparamos con África, donde hay tensiones tribales y una mayor disrupción social por el cambio de regímenes; o Asia, donde la proximidad con China y su desaceleración puede tener un impacto más abrupto en las comunidades de alrededor... Al final, los mercados emergentes crecen a tasas más altas que los de las economías avanzadas.

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