Paula Vázquez: la mujer sin filtros regresa ahora con ‘Bake off’

Diego de la Viuda conoció a Paula Vázquez (Ferrol, 50 años) durante la grabación del programa El Puente, que emitió Movistar Plus+. En plena Patagonia argentina, se dio cuenta de que la presentadora no era como otras y otros profesionales con los que había trabajado. “Estábamos en medio del bosque y se puso a subir una montaña con la maleta de sus propios estilismos para ayudar al equipo, hacíamos yoga y meditación por las tardes, se negaba a cualquier tipo de distinción del resto. Imagínatela allí, en la selva, sin secador”, bromea el ahora director de cásting de Bake off, famosos al horno, el programa que presenta Vázquez los domingos en TVE.

Para hablar del currículo de la gallega necesitaríamos medio periódico. Ha presentado casi todo y en casi todas las cadenas de televisión. Primera presentadora española en trabajar con Netflix con Ultimate Beastmaster, producido por Silvester Stallone. Ha sido actriz en la serie Canguros, emitida por Antena 3 con Maribel Verdú, Ana Risueño y Mar Flores y en películas como Kibris: la ley del equilibrio, en la que compartió rodaje con Pepe Sancho, Edu Soto y Lorena Bernal. Ha sido azafata en el Un, dos, tres responda otra vez, ha llorado de risa presentando El juego del euromillón, ha seguido llorando de risa en Fama, ¡a bailar!. Ese programa por el que pasaron Tom Jones, Selena Gomez y Lady Gaga. También Macaco, al que presentó la gallega como Makoke y de ahí a momento viral o icónico, como ustedes quieran.

Una gala y otra, un programa y otro. La parodia nacional, La isla de los famosos, No te olvides del cepillo de dientes, Sonrisas de España. No todos con la misma suerte. “Crecí viéndola en el euromillón y años después presentamos juntos un programa en prime time para Antena 3, Te lo mereces. Duró tres noches porque no funcionó, pero para mí fue un éxito porque tuve la suerte de estar con ella. Si es buena delante de cámara, detrás es un amor. No tiene máscaras, y eso se agradece”, cuenta Roberto Leal.

Porque Paula, la Vázquez, lo cuenta casi todo. Cuando está bien y cuando está mal. Lo que le gusta y lo que no. Si se ha retocado o no. “Cuando Ramón García volvió a Grand Prix nadie se preguntó si se había puesto bótox”, dice Diego de la Viuda. La espinita de la maternidad y la decisión de congelar sus óvulos porque quién sabe, poniendo como ejemplo maternidades tardías como las de sus compañeras Anne Igartiburu y Ana Rosa Quintana. Sus amores, como ese ligue “guapísimo” que tuvo que vivía en la calle Desengaño de Madrid y cómo frecuentar la zona le permitió conocer a prostitutas “maravillosas”. Las sesiones de quimioterapia acompañando a su padre, fallecido en marzo de 2023, su defensa de la sanidad pública.

Más izquierda que derecha. Más feminismo que machismo. Y en directo, como cuando tras la violación grupal de La manada en Pamplona, terminó Fama diciendo: “No quiero despedirme del programa sin deciros dos cosas importantes: ‘No es no’ y ‘Hermana, yo sí te creo”. O cuando le contó a Andreu Buenafuente en Late Motiv que iba a parar el 8 de marzo de 2018, pero se negó a criticar a las que pensaban lo contrario. “No pasa nada, saldremos a defender los derechos también de todas esas mujeres que no creen en la huelga”, explicó.

Ese pico de oro también le ha hecho hablar sobre su salud mental y el parón que la tuvo apartada de las cámaras durante tres años. “Tuve una depresión, estuve en tratamiento, así que mucho en lo laboral no pude hacer. Fue una época fea en la que pasaron muchas cosas en mi vida al mismo tiempo, y no solo en el curro”, le contó a EL PAÍS en 2018. También dijo a la periodista que consumía porno on line y que los programas del corazón son “lo más misógino que tenemos en España”. Le acaban de diagnosticar TDAH, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, y ha comenzado el tratamiento porque así también lo contó ante los micrófonos de Europa Press en un photocall.

Ese ‘sincericidio’ puede que le haya pasado factura. Al poner su nombre encima de la mesa habrán dicho de ella que es incómoda, que igual nos busca un lío, buff. “Se confía mucho antes en un hombre sin experiencia que en una mujer madura”, argumenta cuando le piden que deje paso a otras más jóvenes. Pero ahí sigue. Sin representante, yendo por el mundo con un palo selfie pidiendo fotos a todo aquel que comparte plano con ella. Disciplinada, dicen los que trabajan con ella, se lo sabe todo, dónde está la mejor luz, la intensidad que debe dar en cada momento, cómo sacarlo adelante. Sin máscaras, pero con la sonrisa, aunque lleve la procesión por dentro, como tantos otros.

“He conocido a pocas personas tan extrovertidas como ella”, cuenta Cristina Fernández, directora de la Fundación Inocente, que conoce a Vázquez desde hace tres décadas y cuya gala televisiva cada 28 de diciembre ha vuelto a presentar la gallega. “Recuerdo perfectamente cuando le dijo en una gala a ‘Itu’ [Juan Manuel López Iturriaga, otro de los presentadores] que, si recaudaban una cantidad, él iría al euromillón y se afeitaría la barba. Lo hizo sobre la marcha porque no estaba en el guion”, narra. Se consiguió el dinero y al día siguiente ella sacó la cuchilla y pasó lo que imaginan. Esa espontaneidad suya, dice Fernández, ese sin filtros, “si hay que ponerlo en una balanza, es en positivo”. “¿Pero tú te acuerdas cuando se metía en la piscina del euromillón para sacar cartas de tantas como llegaban al programa? Lleva toda la vida ahí”, añade. Y ahí sigue.