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COLUMNA
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El mal fue hipnótico: ‘Los Soprano’

David Chase, su creador, cuenta que la serie nace de la tenebrosa historia que él tuvo con sus padres, con una madre especialmente dañina. También de sus muchas horas de psicoanálisis

David Chase, padre de 'Los Soprano' y ganador de siete premios Emmy, junto a James Gandolfini, protagonista de la serie.
David Chase, padre de 'Los Soprano' y ganador de siete premios Emmy, junto a James Gandolfini, protagonista de la serie.Getty
Carlos Boyero

Qué gusto recordar aquella época gloriosa, en la televisión, en un medio que ni siquiera te cautivó cuando eras niño, en ese perenne templo de la estupidez y la vulgaridad, que ha condicionado y condiciona a la mayoría del pueblo llano. Si tanta gente puede asegurar que la televisión ha formado parte trascendental de su existencia yo me alegro de haber poseído otros divertimentos. Por ejemplo: el cine, los libros, la música, los amigos, las mujeres, esas cosas siempre perdurables en la memoria.

Pero la televisión se tornó gloriosa, magnética, con algo a la altura de tus gustos cuando apareció un milagro llamado HBO. Aquello fue un paraíso del arte, de la transgresión, de historias y personajes admirablemente narrados. Ocurrió a finales del pasado siglo y en los comienzos del presente. El gran capital se puso de acuerdo con el arte, la personalidad, el estilo, la inteligencia, regalaron en grado superlativo entretenimiento y personalidad para que fueran consumidas por espectadores al principio escasos y después masivos. Un público digno, aburrido de que les tratara ancestralmente como a idiotas. Eso desapareció. Normal. Seguimos en el rollo ancestral. Y da un poco de asco.

Lo compruebo viendo y escuchando a uno de los grandes creadores de aquel paraíso. Ocurre en el documental, exhibido en Movistar Plus+ y Prime Video a lo largo de dos capítulos y titulado Wise Guy Los: Soprano por David Chase. El entrevistador y el creador de la serie se reúnen en un despacho parecido al de la doctora Melfi. Donde aquella dama dotada de sabiduría, elegante, inolvidable cruce de piernas, asustada, colgada en algún momento, violada, se reunía con su volcánico paciente, con aquel jefe de la mafia que indescriptiblemente un día empezó a llorar y se desmayó cuando los amados patos que acampaban en su piscina emigraron al norte.

Y aparece David Chase, el inventor maravilloso de todo esto. A diferencia del universo que él creó en Los Soprano, no le encuentro especialmente apasionante, pero sí retorcido y sincero. Cuenta que Los Soprano nace de la tenebrosa historia que él tuvo con sus padres, con una madre especialmente dañina. También de sus muchas horas de psicoanálisis. Y desfilan por este documental muchos de los productores, los guionistas y los intérpretes que hicieron posible una obra maestra.

Y Chase insiste en que ese submundo que él creo representa al mal. Y es tan honrado como fundamental admitir eso en Los Soprano. Cada vez que los espectadores nos vamos a enamorar de alguno de ellos, de comprenderlos, de sentir que al fin y al cabo nos reconocemos con sus sensaciones, que pueden pensar y sentir como nosotros, aparece algo salvaje que te recuerda su tenebrosa condición. Son la mafia. Asesinan, torturan, chantajean, todo en nombre de su negocio, independientemente de que les ocurran en su vida cotidiana cosas que podríamos sentir todos. Te amo David Chase, al igual que a David Simon, creador de The Wire. Me hicisteis feliz. Me lo seguís haciendo.

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