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La revuelta de los teloneros televisivos: “Una cosa es política y otra politizar nuestros programas. No es lo que buscamos”

Guionistas del espacio de David Broncano, de ‘El hormiguero’, ‘Babylon Show’ y ‘El intermedio’ analizan para este periódico la conquista de los programas de ‘access prime time’ del horario más cotizado en la parrilla nocturna

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De izquierda a derecha: Raquel Márquez, quien fue guionista de 'El Hormiguero', Javi Varela ('La Revuelta') y Carles Cuevas Sedano ('Babylon Show').Claudio Álvarez
Héctor Llanos Martínez

El propio nombre de El intermedio define su razón de ser original en la parrilla de La Sexta. Aunque sus primeras emisiones fueron semanales, el espacio de humor y actualidad política ocupó casi de inmediato la franja diaria que conecta al informativo nocturno con el prime time de la segunda cadena de Atresmedia. Fue hace casi 20 años, en 2006. Desde entonces, lo que en ese momento se consideraba el access prime time —en otras palabras, el telonero del cabeza de cartel televisivo— se ha convertido en el contenido estrella de las cadenas generalistas.

De 22.00 a 22.30 es el momento en el que más espectadores españoles se sientan ante la televisión tradicional. Son algo más de 13 millones de personas de media, según los datos ofrecidos por Barlovento Comunicación. A esa hora, se emite La revuelta, El hormiguero y El intermedio. First Dates en Cuatro y, un poco antes, Cifras y letras en La 2 también logran las mejores cuotas de pantalla de la noche para sus cadenas.

Varios guionistas que han vivido situaciones muy distintas en estos programas charlan para EL PAÍS durante su participación este viernes en Madrid en los encuentros y charlas organizados por ALMA, el Sindicato de Guionistas de España. Son Javi Valera, quien ha vivido la transición de La resistencia en Movistar Plus+ a La Revuelta de la 1; Raquel Márquez, quien ha estado en la mesa de guion de El hormiguero hasta la pasada temporada; y Carles Cuevas Sedano, cómico y monologuista que debutó este verano escribiendo para un programa de estas características con el efímero Babylon Show de Telecinco.

Pregunta.¿Cómo han vivido el repentino interés general por lo que ocurre en sus programas?

Carles Cuevas. Hay un acceso más grande a la información que nunca, lo que es positivo, pero el uso que se hace de ella es más torticero. Entra dentro de esa tendencia de la gamificación: convertimos todo en un juego de puntos y comentar sobre estos programas en redes sociales te ayuda a sumar seguidores. La guerra del access tiene mucho que ver con otras cosas que no son los programas en sí.

P. Si en un programa se lee el artículo de La Constitución que defiende el derecho a una vivienda digna y en otro se critica quienes se manifiestan por ella, ¿es inevitable relacionar esta guerra televisiva con política e ideología?

Javi Valera. Una cosa es política y otra politización. Todo en la vida es política; un medio de comunicación y un programa dentro de un medio de comunicación también lo son. Otra cosa es que haya una voluntad de politizar. En La revuelta no la tenemos. ¿Que nuestras opiniones se vierten involuntariamente en lo que hacemos? Como ocurre en todos los ámbitos creativos.

C. C. El baremo [de lo que es político] está roto desde que hay gente que considera que leer un artículo de la Constitución es un acto revolucionario comunista.

J. V. ¿Por qué leer la Constitución se considera de izquierdas?

Raquel Márquez. Es cierto que eso en El hormiguero no lo vas a ver... Pero en realidad lo que buscamos los programas de esta franja es que la gente desconecte, se divierta y se sorprenda.

J. V. Yo ahora estoy en La revuelta, pero he trabajado para 7 y Acción (productora de El hormiguero). En guion no hay bandos; al final todos somos los mismos.

P. “Pero que el prime time pierda fuste no es buena noticia para los formatos destinados a esa franja, cuya inversión se irá abaratando inexorablemente”, comentaba hace unas semanas la guionista Paloma Rando en una de sus columnas para este periódico.

C. C. El capitalismo siempre camina en la misma dirección: hacer que las cosas cada vez cuesten menos para que generen el mayor beneficio posible. Lo que ocurre en la televisión nocturna es otra consecuencia de ello. Si contrataran más guionistas no habría ningún problema en que los programas fueran tan largos, pero no lo hacen.

J.V. Telecinco fue pionero en eso. La forma de estirar Sálvame iba por ese camino. Solo que ahora lo hacen todas las cadenas.

C. C. La revuelta no es un programa caro en absoluto. Y El hormiguero probablemente no lo sea mucho más. Y dan grandísimos beneficios, que además generan fidelidad e imagen de marca a la cadena. Y encima lo hacen cuatro veces por semana.

J. V. Es que eso es lo que da sentido a la tele generalista o lineal, que haya programas con esa continuidad.

La actriz Sofia Vegara, durante su visita a 'El hormiguero' de Pablo Motos en enero de 2024.
La actriz Sofia Vegara, durante su visita a 'El hormiguero' de Pablo Motos en enero de 2024.GTRES

P. De hecho, estos programas se asemejan mucho a la estructura clásica del late night aunque comiencen mucho antes.

C. C. En la mesa de guionistas hablábamos de Babylon Show como un late night. Somos una generación que se ha criado con los programas de Buenafuente. Y la presencia de Latre y Sardá hacía inevitable conectarlo con Crónicas marcianas.

R. M. En las grandes ciudades, quizá por la turistificación, ya se está notando el cambio. Ya no cenamos tanto a las 10 de la noche como antes y la televisión también se adapta a esos cambios.

J. V. Es que copiamos a menudo a la televisión estadounidense, que en realidad es un modelo muy conservador. El late night es un formato que ellos crearon a mediados de los 50 y que siguen usando, pero a nosotros quizá nos funciona de otra forma. Entre otras cosas porque hemos eliminado esa franja para abaratar costes.

P. Lo que siguen siendo todos ellos es principalmente masculinos y heterosexuales.

R. M. Sobre todo en la parte de guion. En cámara hay más colaboradoras, pero no tanto en las mesas de escritura. No es que necesitemos cuota, pero yo, sin ir más lejos, busco trabajo y estoy en posesión de una vagina espectacular. A efectos de jugar más, pasarlo mejor y, por tanto, ser más graciosa, yo he notado mucho que en El hormiguero la jefa era una mujer [Laura Llopis]. Otra cosa es cuánto de lo que propones en guion queda en emisión.

C. C. Adoro La revuelta, pero le falta mirada LGTBI+...

P. ¿Tendría sentido que se forzara a Pablo Motos a hacer chistes feministas y a Broncano a hacerlos sobre la comunidad LGTBI+?

R. M. Aunque las inercias hay que cambiarlas, también es cierto que la comedia necesitas hacerla con gente con la que tienes cosas en común.

J. V. La resistencia triunfó porque los que aparecían en pantalla eran colegas y se llevaban muy bien. En La revuelta sabemos que necesitamos más diversidad, aunque solo sea desde un punto de vista egoísta. A más puntos de vista diferentes, más chistes que creamos.

Carlos Latre, con parte de sus colaboradores en el estreno de 'Babylon Show'.
Carlos Latre, con parte de sus colaboradores en el estreno de 'Babylon Show'.Telecinco

P. Teniendo en cuenta que La revuelta lidera a menudo sin necesidad de anunciar quién acude al programa. ¿Los invitados ya no son lo importantes en este tipo de espacios?

R. M. Creo que en El hormiguero sigue siendo muy relevante. Mucha gente se asoma a diario al programa y se queda según el invitado que haya.

C. C. Me temo que lo de La revuelta va a ser un espejismo. Ojalá convenciera a los que deciden de que el invitado no es lo fundamental. En los videopodcast, el mundo en el que yo me he movido antes de llegar a Babylon Show, lo son todo. Y es complicado porque, al final, no hay tantos famosos para tanto programa...

R. M. Hay algo muy positivo con la llegada de La revuelta y es que ha hecho que vuelva a ser noticia lo que pasó la noche anterior en la televisión. Y también que haya regresado la comedia en ella. Últimamente, no estaba en la tele.

P. ¿Y es relevante que un programa de access sea o no en directo?

R. M. Si lo piensas, El hormiguero no parece que gane mucho por que sea en directo, salvo algún comentario de actualidad que se incorpora en alguna sección. Da más la sensación de ser televisión grabada que la que da La revuelta, que no es en directo. Y lleva funcionando durante años.

J. V. Lo importante, sea en directo o no, es generar la sensación de evento, que el espectador sienta la necesidad de que tiene que verlo en el momento, para diferenciarse de la televisión a la carta.

P. ¿Qué es lo más difícil de guionizar un programa de estas características?

R. M. Crearlo desde cero. Cuando me incorporé en los inicios de La noche D (La 1), se pasó por todos los estados posibles. Iba cambiando hasta el género del programa. Antes de emitir, no sabían si iba a ser un concurso o un talk show. A menudo depende de decisiones de última hora de la gente de arriba.

J. V. En nuestro caso, no hemos creado La revuelta desde cero, pero hemos tenido que adaptarlo a las nuevas circunstancias. Cada escollo, como adaptarse al horario protegido o que criticaran nuestra llegada a una cadena pública, ha sido una nueva oportunidad de hacer comedia.

La calma de 'El intermedio'

Yaiza Nuevo, guionista desde hace 15 años de El intermedio, uno de los espacios más afectados en términos de audiencias por la llegada de David Broncano, también ha participado en el encuentro organizado por ALMA. “Después de tantos años, vivíamos como en una balsa de aceite. No nos esperábamos este cambio tan brusco. Es cierto que nuestro programa tiene más seguimiento cuando la derecha está en el Gobierno”, comenta este viernes. “Ha sido un acierto de la cadena que no ha intentado en este último mes romper nuestra esencia para readaptarnos. Los cambios han sido muy leves y hemos vuelto a una normalidad, también en el share”.




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Sobre la firma

Héctor Llanos Martínez
Redactor especializado en nuevas narrativas audiovisuales (streaming, pódcast, redes sociales) y en el género documental, con varios años como autor del blog 'Doc&Roll'. Formado en Agencia Efe y elmundo.es, antes de llegar a Verne y la sección de Madrid de El País, escribió desde Berlín para BBC, Deutsche Welle, Cineuropa, Esquire o Yorokobu.
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