Valeria Ros, cómica: “Siempre me han etiquetado de pija, pero yo quería ser ‘borroka”
Sus intervenciones en ‘La revuelta’ de David Broncano no dejan indiferente a nadie. “Paso de leer las críticas, para eso ya tengo a mis amigas”, dice la humorista
“Que hablen de mí, bien o mal, pero que hablen de mí”, dice Valeria Ros (Getxo, Bizkaia, 38 años). Y eso es exactamente lo que ocurre cada vez que la cómica y monologuista hace uno de sus números de humor en La revuelta. Para bien o para mal, no hay semana en que las redes sociales y los portales digitales no se hagan eco de sus intervenciones en el programa de David Broncano. “La primera semana leí las críticas y dije: ‘Una y no más’. Ya no las leo porque no quiero que me afecten. Paso de leer las críticas, para eso ya tengo a mis amigas”, sentencia. Ros fue colaboradora de Zapeando (La Sexta) durante seis años y ya participaba en La resistencia, en Movistar Plus+, pero su salto a La 1 de TVE ha hecho que su humor llegue a nuevos públicos. “No hay que dar por hecho que la audiencia sabe cuál es tu estilo de humor. El mío es experimental. Es mi trabajo que se entienda y en eso estoy…”
Pregunta. Los medios la definen como una “pija”, como una “pija vasca”. ¿Lo es?
Respuesta. Siempre he sido una pija vasca. Crecí en el País Vasco, donde solo podías ser dos cosas: una pija o una borroka. Iba a un colegio concertado, así que siempre me han etiquetado de pija, aunque yo quería ser borroka.
P. ¿Cuándo tuvo claro que quería ser humorista?
R. Pensé que me ibas a preguntar cuándo tuve claro que quería ser borroka y te iba a responder: “Desde siempre”. En mi familia no hay ningún artista. Nací con esta vocación. Yo quería ser actriz y trabajar con Almodóvar, pero no me cogían en ningún casting. El humor fue la única vía que encontré para hacer algo artístico.
P. Hay cómicos que son muy tristes fuera del escenario. ¿Cómo es usted?
R. En la vida personal puedo ser muy triste. Estoy todo el rato pensando en la soledad. Me paso el día diciendo: “Estoy sola, sola”. Pero a la mínima entro en la risa. Si le doy una pensada a mi vida, me he reído mucho y no he fumado tantos porros.
P. He leído que es madre soltera y que al principio no fue fácil. ¿Cómo lo lleva ahora?
R. Sí, lo conté en el pódcast de una amiga. A ver, soy madre soltera, pero no estoy sola. Mi hija tiene a su padre, que es italiano, y pasa dos fines de semana al mes con él. Mi hija es feliz, una niña feliciana, lo mejor que me ha pasado. Criar a una hija cuando no tienes pareja da mucho material para hacer humor.
P. ¿La maternidad está idealizada?
R. No entiendo esa idealización. Es un fake. Criar a un hijo es precioso, pero también es agotador. Es alegría y cansancio. Pero yo siempre he querido ser madre y saco mucho material de ahí.
P. ¿Y la fama? ¿Está idealizada?
R. Está muy idealizada. Cuando viene alguien a saludarme en la calle, todavía digo: “¿Quién eres?” No me acostumbro a que me conozcan como “la de la tele”. Me gusta la fama en el sentido de que he conseguido trabajar de lo que me gusta y que hago feliz a la gente. Para eso está la comedia, para que la gente se ría y se olvide de sus problemas.
P. Cada vez que aparece en La revuelta, las redes y las webs se llenan de piezas sobre usted. ¿Eso le afecta?
R. Bueno, es impresionante. Debo tener un éxito brutal [risas]. Se habló mucho sobre mi primera aparición en La revuelta porque estos locos sacaron el tema de mi salida de Atresmedia sin decirme absolutamente nada. Pero quiero aclarar que tengo una relación excelente con Atresmedia. Me llevo genial con la producción ejecutiva y la directiva y me fui con las puertas abiertas. Fue todo un poco como método Montessori. Me dijeron: “Valeria, vete a probar, juega, experimenta… Vuelve cuando quieras, aquí estamos”. La resistencia siempre fue comedia. Lo que pasa es que en Movistar no lo veía tanta gente y lo que yo hacía no tenía tanta repercusión. A veces, la crítica y parte del público no se da cuenta de que todo es comedia. En cuanto salgo al escenario, ya soy un personaje cómico. Se ha llevado a la verdad algo que es comedia.
P. ¿No entienden su humor?
R. No es que no se entienda, es que hay que marcarlo muy bien y veníamos de un sitio donde no era necesario hacerlo.
P. No le creo cuando dice que no lee lo que se escribe sobre usted.
R. No lo necesito, de verdad. Cuando subo a un escenario, yo ya sé si se me han entendido y si he sido graciosa. Un cómico sabe cuando lo está petando y cuando no. Mi reto en La revuelta es hacer reír a la gente en muy pocos minutos. En eso estoy. Mientras tanto, habrá gente que me estará haciendo vudú con un muñeco [risas].
P. Hay voces críticas que dicen que faltan mujeres en La revuelta. ¿Qué opina?
R. Siempre ha habido paridad en los invitados y en el equipo hay casi más mujeres que hombres. Nunca me ha dado la impresión de que falten mujeres. Han pasado muchísimas colaboradoras con mucha repercusión: Candela Peña, Ingrid García-Jonsson, Inés Hernand, Charlie Pee… Como te decía, no creo que falten mujeres. De hecho, me parecen superinclusivos.
P. Acaba de cumplir 38 años. ¿Las mujeres también sufren la crisis de los 40?
R. Creo que la crisis de los 40 es más de los hombres. Yo siempre me he movido en el caos y la crisis. Las mujeres pasamos por crisis todo el rato porque tenemos la culpa y la pena metidas muy dentro. Nos movemos muy bien en las crisis porque estamos muy acostumbradas a ellas. Tener la regla una vez al mes ya es una crisis. ¿Te imaginas a un hombre teniendo la regla? No existiríais. Ahora mismo no tengo una crisis concreta, tengo quinientas. Y la semana que viene tendré otra más.
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