Tardes de soledad en OneToro
La plataforma que sustituyó a Movistar Toros dice ahora que retransmitir corridas no es rentable. No me dirán que no es una excelente noticia que entre las prioridades de los españoles no esté subvencionar el maltrato animal


Los antitaurinos le están haciendo la campaña de publicidad —le estamos, que aquí estoy yo hablando del tema— al último trabajo de Albert Serra, Tardes de soledad, un documental sobre las corridas de toros que acaba de presentar en San Sebastián. Entiendo las razones de los activistas para tratar de boicotear el estreno, aunque no las comparto: una vez que ya no se puede evitar la muerte salvaje de los toros protagonistas es mejor dejar que el público no objetivo de tamaña barbarie contemple en lo que consiste realmente esta supuesta tradición.
Imagino a Serra encantado, le va la marcha y la polémica ayuda a destacar entre tantas estrellas de relumbrón. Para añadir leña al fuego animalista se ha marcado unas cuantas declaraciones de las que garantizan titulares, que para algo es uno de los enfants terribles del cine español, y ser enfant terrible frisando los 50 requiere un desempeño doble. “La muerte de un toro me parece hasta poética”, leo en las imperdibles crónicas festivaleras de Gregorio Belinchón. No voy a cuestionar esas palabras porque cada uno ve la poesía donde quiere. Él la encuentra en la sangre, el sufrimiento y la agonía y yo en el discurso de Bardem al recoger el Premio Donostia y en la mirada arrobada de Penélope Cruz; el cariño con el que habla de sus seres queridos y su compromiso con las causas sociales son los versos en los que yo quiero vivir.
Encuentro poesía también en la muerte metafórica de las corridas televisadas, que está cada vez más cerca a tenor de los datos que filtra OneToro para justificar la merma de su oferta. La plataforma que vino a sustituir a Movistar Toros no fue rentable nunca porque en esta afición tan supuestamente arraigada en nuestro acervo cultural hay más de guerra cultural que de verdadero interés popular. Dicen sus propietarios que la gente no quiere aflojar la pasta por sus contenidos y les piratean en lugar de pasar por taquilla, vaya compromiso de chichinabo con la “fiesta”. A mí me parece una excelente noticia que entre las prioridades de los españoles no esté subvencionar el maltrato animal, al menos de manera voluntaria. La muerte violenta de animales sigue teniendo un hueco en muchas cadenas autonómicas para las que la rentabilidad no supone ningún problema, será por dinero. Que no son rentables es obvio, que el sector privado se aleje de ellas es un indicador de que son un pozo sin fondo; de la sanidad y de la educación nunca huyen despavoridos.
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