¿Es ‘The Bear’ una comedia? La polémica de una serie que arrasa en los premios
La serie que protagoniza Jeremy Allen White, que tiene el duelo y la salud mental como temas centrales, ha batido el récord de nominaciones en los Emmy para una serie cómica
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En The Bear, Jeremy Allen White interpreta a Carmy, un reputado chef que regresa a Chicago para hacerse cargo del restaurante familiar tras el suicidio de su hermano. Tanto el local como la vida de Carmy son un desastre y sufre ataques de ansiedad y depresión. Al final de la temporada decide que lo mejor es empezar de cero y reformar completamente el lugar para abrir un nuevo restaurante. La segunda entrega sigue el proceso previo a la apertura del nuevo negocio. La tercera, estrenada en Disney+ el pasado miércoles, se adentra en los primeros meses del restaurante y la lucha de Carmy por lograr la excelencia.
Rodada con muchos planos cortos, siguiendo de cerca a los personajes y la comida, con intercambios muy rápidos de diálogos y muchos gritos, refleja la tensión que se vive en los fogones de una cocina profesional y el estrés y la ansiedad que puede trasladar a sus trabajadores. El duelo, la salud mental y la maternidad/paternidad son temas frecuentes en la serie. Sus capítulos no suelen superar los 30 minutos porque es difícil que alguien aguante más tiempo tal nivel de presión audiovisual. Y por mucho que cueste creerlo con esta descripción, para los premios, The Bear es una comedia. Y no una cualquiera, es una comedia de récord.
The Bear ya ha batido dos marcas en los Emmy. Es la comedia que más premios ha ganado de toda la historia con su primera temporada. Y desde mediados de julio, es la serie que más nominaciones ha conseguido en las categorías de comedia con una sola temporada: su segunda tanda de capítulos ha acaparado 23 nominaciones (el récord lo tenía 30 Rock desde 2009, cuando logró 22 candidaturas).
También es la comedia que más debate ha provocado sobre su propia identidad como comedia. El periodista Stuart Heritage publicaba en The Guardian un texto titulado “The Bear no es una comedia y es el momento de dejar de fingir que lo es”. Heritage defendía que la serie estaba haciendo daño a la comedia como concepto. Incluso consideraba un error que Jeremy Allen White ganara premios como protagonista de comedia por un papel que no es cómico en detrimento de otros intérpretes que sí son puramente cómicos (Jason Segel, Bill Hader, Jason Sudeikis y Martin Short en el caso de los Emmy del año pasado; aunque el propio periodista concede que los papeles de sus cuatro contrincantes también tenían bastante de dramático).
Pocos días antes, Sarah John publicó en The Daily Beast otro artículo sobre el asunto, con el punto de vista opuesto: “De una vez por todas: Sí, The Bear es una comedia”. “Es de tener poca vista pensar que solo porque una serie trate sobre el estrés, la tensión y el trauma, no esté reflejando brillantemente el humor que se necesita para navegar por la vida”, añadía. Para ella, la serie es una parodia de la industria de la restauración y de las dificultades familiares. “Algunos de los mejores episodios de The Bear te mantendrán al borde del asiento, conteniendo la respiración. Pero la tensión provoca adrenalina, no pesadumbre y depresión. Esos episodios a menudo funcionan como sátiras”, añade. “The Bear consistentemente encuentra humor en cosas terribles. Explora temas serios, pero de una forma sorprendente y con la mente abierta”, completa.
En un término medio se encuentra la crítica de Vulture Kathryn VanArendonk, que tituló: “¿Es The Bear una comedia? ¿Y debería importarme?”. Ella defiende que las categorías de drama y comedia han evolucionado y que The Bear encaja en un concepto más fluido de comedia cercano a la dramedia que se puso de moda desde la llegada de las plataformas. De hecho, la primera temporada la describe como una sitcom al uso. La segunda se enfocaría como la historia de una familia disfuncional (los trabajadores del restaurante) que se une para intentar que las cosas salgan adelante (poner en marcha el negocio). Incluso encuentra un “humor burbujeante” en un episodio tan serio y dramático, casi trágico, como Peces. Sí le parece que el drama es más claro en la tercera temporada porque no hay tanto alivio cómico. “Mientras que la intensidad de Carmy en anteriores temporadas se equilibraba con humor en otros personajes, en la tercera temporada todo el mundo es arrastrado por el peso de sus altos estándares y nadie está pasando por un buen momento”, dice.
¿Qué es una comedia para los Emmy?
El origen de toda esta polémica está en la división en algunos premios entre drama y comedia. Los Emmy separan drama, comedia y serie limitada. Y las diferencias entre los tres son muy borrosas. Las normas de los Emmy, establecidas por la Academia de la Televisión Estadounidense, dicen lo siguiente: “Las series de comedia y drama se definen como programas con múltiples episodios (mínimo de seis) donde la mayoría de la duración de al menos seis episodios es primariamente cómica para las series de comedia o primariamente dramática para las series de drama”.
A esta definición se refería la guionista Joya McCroy, de Colegio Abbott, cuando tuiteó: “Orgullosa de las nominaciones a los Emmy de Colegio Abbott de este año, especialmente la de Mejor Comedia ya que claramente somos un programa donde la mayoría de la duración de al menos seis episodios son primariamente cómicos, como lo define la Academia de la Televisión”.
Esta norma entró en vigor en 2021. Desde 2015 hasta 2021, el criterio que se utilizaba para decidir si algo era comedia o drama era su duración: las series con capítulos de media hora se consideraban comedias automáticamente y las que tenían capítulos más largos se clasificaban como dramas. Esta norma hizo que Orange Is the New Black, dramedia carcelaria con episodios de una hora, compitiera en 2014 como comedia y cambiara en 2015 a drama. Orange Is the New Black presentó una reclamación para que la Academia revisara la categoría, pero no le concedieron el regreso a comedia. Curiosamente, ese mismo año a otras series de una hora como Glee, Shameless y Jane the Virgin sí les otorgaron el cambio para mantenerse en comedia. Esto demuestra que la flexibilidad y arbitrariedad en los criterios de los Emmy siempre ha estado ahí. De hecho, otras series como Transparent o Fleabag, en ocasiones con más de drama que de comedia, compitieron y ganaron como comedias.
Según publicó Variety a partir de diferentes fuentes de la industria audiovisual, “cadenas y estrategas” habían intentado forzar a la Academia de la Televisión a revisar la categoría de The Bear para que pasara a ser considerada un drama. ¿Y qué opinan en la propia serie? Que son una comedia. “Creo que es real como la vida. Lo que intentamos hacer es contar una historia real”, dijo el productor ejecutivo Josh Senior tras ganar el Emmy por su primera temporada. Para el actor Ebon Moss-Bachrach (Richie en la serie), “esas ideas sobre comedia y drama están un poco anticuadas. Estamos intentando reflejar el caos del ser humano, que es profundamente divertido y que todos sufrimos”. Otros fuera de la serie no están tan de acuerdo. El cómico Niles Abston, guionista de la serie Dave, tuiteó al hilo del récord de nominaciones de The Bear: “La industria dejando que una serie que es claramente un drama haga esto probablemente sería parte de 30 Rock”.
Kathryn VanArendonk apuntaba en Vulture una cuestión más profunda detrás de todo esto: el mayor peso y valor que se ha dado tradicionalmente al drama por encima de la comedia. “Ya hace muchos años que series de media hora como Transparent, Louie, Atlanta, Fleabag, Barry y Muñeca rusa operan en registros mucho más serios, y llevamos más tiempo todavía (más siglos) en un desequilibrio cultural que dice que las cosas serias son más valiosas —más importantes, más significativas, más difíciles de hacer, merecen más la pena artísticamente— que las cosas divertidas”. ¿Quizá por eso la comedia se ha vuelto tan seria?
En una entrevista con EL PAÍS, el guionista Bill Lawrence, creador de Scrubs, Ted Lasso y Terapia sin filtro, habló sobre el estado de la comedia televisiva actual. “La gente intenta meter las cosas en una caja: esto es una comedia, esto es un drama. Y ese ya no es el caso. No creo que Succession fuera el mejor drama cuando ganó el Emmy. Creo que era la mejor comedia. Me hizo reír tanto, era tan oscuramente divertida… Lo que ocurre es que quizá no hay ya tantas comedias tontas como solía haber. [...] El género está cambiando. Creo que hay muchos dramas que son cómicos y muchas comedias que son dramáticas”.
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