‘Boiling point’: cocinas al borde de un ataque de nervios
Cada vez que termino de ver un episodio de una serie ambientada en la cocina de un restaurante, me entran ganas de ponerme un capítulo de ‘Urgencias’ para relajarme
Cada vez que termino de ver un episodio de una serie ambientada en la cocina de un restaurante, me entran ganas de ponerme un capítulo de Urgencias para relajarme. Es eso o hacerme un gazpacho con el aderezo que le añade al suyo Carmen Maura en Mujeres al borde de un ataque de nervios. Boiling point fue primero un cortometraje, después una película y ahora una serie de la BBC. Y entre el estreno de la película y el de la serie en España, que acaba de llegar a Movistar Plus+, hemos visto las dos temporadas de The Bear, cuya tercera temporada llegará a España, Disney+ mediante, el 14 de agosto. No sé si todo esto es bueno para Boiling point, que no merece ser vista como la metadona que tomamos hasta que nos llegue la dosis de la serie de Christopher Storer —no en vano, el universo de la británica es previo—, pero que inevitablemente lo es. Personajes heridos, estrés, adicciones, problemas económicos, todo ello retratado desde un tono realista que maneja la tensión y el intimismo como si fueran lo mismo. Todo esto comparten las dos series, que no es poco. Y la faena que es que a otro se le ocurra una historia muy parecida a la tuya y las dos salgan casi a la vez, pronto en España presenciaremos un caso similar.
En un país con una cultura gastronómica tan arraigada y próspera como el nuestro, la cocina no ha dado el salto de los programas, donde lleva años generando éxitos, a la ficción, donde lo más parecido que hemos tenido a una serie como las citadas ha sido el Chiringuito de Pepe. Desconozco si es por incomparecencia de proyectos o por reticencias de las cadenas y plataformas, pero tiendo a inclinarme por lo segundo, dado que las series profesionales que retratan entornos diferentes a las comisarías o los hospitales tienen poca aceptación en España, y durante años solo ha bastado que una de ellas fracasara para que cerrara la puerta a todas las demás. En fin.
La excusa de que no salvamos vidas, que nos decimos a menudo en momentos de estrés laboral para relativizar algunos de los que no nos dedicamos profesionalmente a salvar vidas, parece no resonar en las cabezas de los protagonistas de The Bear o de Boiling point. Entre otros motivos porque de alguna manera todos ellos creen que están salvando vidas: las suyas.
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