Camela y los piezas de museo
Que Évole le dedique un programa a Camela o que TVE les dé el especial de Nochebuena solo son síntomas de que en las dos mitades de España siempre hay una que llega primero, el pueblo. Los reyes de España no son Felipe y Letizia. Son Ángeles y Dioni
La ideología es solo una, pero hay muchas formas de partir España en dos mitades. Otra es la que mostró el inicio del programa de Lo de Évole dedicado a Camela. En primer lugar, vemos imágenes de lo que antes de que todos lleváramos una cámara encima llamábamos de videoaficionado. En ellas, Camela sobre un escenario a mediados de los noventa y públicos diferentes cantando sus canciones. En segundo lugar, un público esnob que contempla con mirada de entomólogo esas imágenes junto a otros objetos (un coche de choque, un radiocasete, un expositor de cintas de casete de una gasolinera...) en una exposición llamada Camela 94, junto a testimonios de fans del grupo. Las piezas de este museo efímero son unas, pero los piezas son los asistentes.
Cuando se divide a España en esas dos mitades pienso mucho en ese cartel tan popularizado en las manifestaciones feministas que reza: “Todavía no me puedo creer que siga protestando por esta mierda”. Veo a hipotéticos intelectuales despreciar lo popular y me parece impensable sus prejuicios en 2024. Pero ahí seguimos. Sucede con Camela, pero no solo con ellos. Ha pasado con la rumba, con el flamenco, pasa con el reguetón y hasta con Rosalía. Cuántos desprecian la televisión creyendo que así le hacen un favor al cine, cuántos ningunean la comedia, creyendo que lo contrario de divertido es serio, no aburrido. Gente incapaz no ya de disfrutar, sino de valorar lo que le gusta a una mayoría, precisamente porque le gusta a una mayoría. Camela, desde luego, no los necesita. Su currículum es el cariño de toda esta gente.
También desde hace algunos años, postmodernismo mediante, ocurre lo contrario. Gente que valora qué dice de su personalidad que algo les guste antes de decidir si les gusta o no. Y hoy en algunos sectores el acercamiento a lo popular otorga cierto prestigio kistch (Bourdieu se habría vuelto loco). La realidad es que todo lo que se teorice alrededor de Camela no vale nada en comparación con sus millones de discos vendidos. En Estados Unidos tienen el sueño americano y nosotros, si quisiéramos, podríamos tener el sueño camelero. Que Évole les dedique un programa o que TVE les dé el especial de Nochebuena solo son síntomas de que en esas dos mitades siempre hay una que llega primero, el pueblo. Los reyes de España no son Felipe y Letizia, son Ángeles y Dioni.
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