‘La noche que Logan despertó’ resucita al mejor Xavier Dolan en su salto a la televisión

En un punto intermedio entre el thriller y el melodrama, Tom en la granja (2013) contenía alguno de los momentos más logrados del cine de Xavier Dolan. Los planos hipnóticos y una tensión casi a la altura de Polanski que se encontraban en la primera mitad de la película confirmaban al canadiense, con tan solo 24 años, como uno de los talentos más precoces del circuito de festivales. Pero el complejo relato psicológico, adaptación de la obra teatral de Michel Marc Bouchard, terminaba quedando algo deslavazado y dejando con el anhelo de que Dolan hubiera afrontado este reto 10 años más tarde, con la madurez suficiente como para redondear una obra que apuntaba muy buenas maneras.

Esa década ya ha pasado y el cineasta, que sufre desde hace un tiempo una profunda crisis creativa, recurre de nuevo al universo de Bouchard para retomar en su debut en la televisión la particular mezcla de géneros y temáticas de su compatriota. Y, ahora sí, culmina con éxito a lo largo de cinco capítulos un intenso y profundo viaje por los secretos y las poliédricas angustias de una familia disfuncional en la miniserie La noche que Logan despertó (disponible en España a través del catálogo de Filmin).

El destino de toda una familia queda atravesado por la tragedia cuando, a principios de los años noventa, un abrupto desencuentro rompe la profunda amistad adolescente que los hermanos Julienne y Mireille Larouche mantienen con su vecino Laurier, apodado como Logan. El suceso regresa a la vida del clan casi 30 años después, coincidiendo con el fallecimiento de su matriarca, Madeleine —una especialmente espléndida Anne Dorval, la madre fetiche de Dolan en muchos de sus trabajos—. Tanto ella como sus dos hijos más jóvenes, Denis y Elliot, llevan todo ese tiempo pagando de forma indirecta las consecuencias de esa aciaga noche de la que no saben la verdad. A golpe de salto temporal, tanto los personajes como los espectadores irán reconstruyendo el rompecabezas emocional de la familia protagonista.

Aunque el canadiense regresa con esta historia a varios de sus temas recurrentes, como las complicadas relaciones maternofiliales o las certezas y mentiras en torno a la sexualidad de sus protagonistas, lo hace con un tono muy distinto al de su cine. La noche que Logan despertó es muy consciente de su condición de suspense televisivo, compartimentado por entregas, gradual en sus revelaciones y florido en subtramas. A la receta, su creador le añade varios ingredientes que buscan sazonar con novedad el resultado final, como varios guiños al género del terror y una penetrante banda sonora compuesta por Hans Zimmer y David Fleming. Dolan demuestra que, aun siendo fiel a su identidad autoral, es capaz de seguir explorando nuevos territorios narrativos.

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