Juliette Binoche viaja por el mundo para explicar la actual “epidemia de pandemias”
“Si desaparecen los lémures en Madagascar, la especie humana será la siguiente” explica Marie-Monique Robin, directora de esta miniserie documental que estrena el canal Odisea este domingo
Vivimos en una epidemia de pandemias, según los científicos a los que ha consultado la veterana documentalista y escritora Marie-Monique Robin. Durante dos capítulos, La fábrica de pandemias con Juliette Binoche se adentra en un mundo en el que diferentes expertos estudian las consecuencias del cambio climático en la propagación de enfermedades infecciosas. La cineasta francesa viaja junto a la actriz por ocho países para descifrar las claves de este asunto. Este domingo 25 de junio, Odisea estrena el primero de ellos, para emitir el segundo al día siguiente. La miniserie documental puede verse también a la carta en AMC Selekt, un paquete de televisión de pago incluido dentro del catálogo de Movistar Plus+.
El SARS, el ébola y, en especial, la Covid-19 han puesto al mundo en alerta. Estas enfermedades son zoonosis, transmitidas por animales a humanos, y su aparición se debe, en gran parte, a la degradación de la biodiversidad causada por el hombre. Robin hace sus entrevistas y participaciones en festivales de cine y televisión a través de Zoom para reducir su número de viajes. “Yo, que soy de la generación nacida en los sesenta, la primera en viajar de forma masiva por el mundo, he visto cómo en lugares como México se ha ido destruyendo la biodiversidad, cómo ha avanzado la contaminación y se ha expandido la obesidad. O cómo lugares de África se han llenado de residuos plásticos. O cómo en Madagascar se solapan los ciclones...”, comenta este miércoles desde su hogar francés.
Robin nació y se crio en una granja cercana a Poitiers, en la parte oeste de Francia, donde sus padres han vivido durante décadas de la agricultura, primero industrial y luego orgánica. Ese cambio lo motivó uno de los últimos trabajos de la documentalista, en el que analizaba las prácticas de la controvertida Monsanto, principal productora de organismos genéticamente modificados. “Mi padre siempre decía que ser agricultor, sembrar semillas, era el oficio más importante del mundo, porque sin ella no podríamos comer. Por eso he hecho muchos documentales sobre ella y sobre el medio ambiente, porque es algo que conozco desde niña”, cuenta. Para construir el relato de La fábrica de pandemias, que primero lanzó en forma de libro, consultó a más de cien científicos, de los cuales aparecen una veintena en pantalla en su versión audiovisual. Todos ellos trabajan en distintos campos, pero sacan las mismas conclusiones.
Ese es el mensaje, el de los científicos, el que lanza con ayuda de Binoche, comenta Robin: “Son ellos los que tienen la palabra. Y su palabra es muy clara: todo está interconectado. En especial, la salud de los ecosistemas y la salud humana”. Lo que explica la miniserie es una secuencia en tres pasos que fabrica esta epidemia de pandemias. ”La deforestación desequilibra el orden entre animales, plantas y microorganismos, lo que facilita que afloren más virus. Luego, las granjas industriales sirven de puente y amplificador de unos virus que, de otro modo, no puede pasar directamente al hombre [a no ser que coma a un animal infectado con él]. Y una vez instalado en el cuerpo humano, la globalización permite al virus viajar por todo el planeta”, relata.
Por tanto, el cambio climático, la destrucción de la biodiversidad y las pandemias comparten las mismas causas. Es decir, si el hombre deja de talar árboles, consume mucha menos carne industrial y viaja menos en avión, ayuda a su propia salvación, pero, no son medidas suficientes si al sacrificio ciudadano no le acompaña el compromiso real de los gobiernos en instituciones, viene a decir Robin. “Son los que pueden tomar medidas sistemáticas para enfrentar estas pandemias. El modo de hacer economía, de explotar los recursos, de organizar la agricultura y la sanidad conforman un movimiento llamado salud planetaria que es clave para esta lucha”, prosigue.
En agosto de 2020, durante la pandemia del coronavirus, Robin estaba escribiendo el libro que explica este proceso y había terminado el guion de la serie, esperando a poder viajar para grabarla. En ese momento, Juliette Binoche le invitó a ser presidenta del jurado de un festival de cine medioambiental en Francia. Allí le preguntó sobre el proyecto en el que estaba trabajando y al enterarse, le dijo: “No entiendo nada de ciencia y quisiera aprender. ¿Por qué no viajo contigo?”. La cineasta estaba reticente ante la propuesta, porque el plan involucraba visitar varios países y sabía que la agenda de trabajo de la actriz está siempre repleta. “Como documentalista siempre me pregunto cómo hacer que un mensaje complejo llegue a un público amplio, no experto. Y entendí que ella era el puente perfecto para lograrlo. Aporta algo que es muy importante, más allá de los argumentos científicos, y es su sensibilidad”, defiende la francesa.
“Cuando lamentamos la extinción de una especie lo hacemos de manera romántica. Nos da pena, pero no entendemos que hay algo mucho más serio en cuestión, que si desaparecen los lémures en Madagascar, la especie humana será la siguiente en hacerlo”, defiende Robin, para quien la situación del planeta es tan urgente que “es demasiado tarde para ser pesimista”. “Hay que actuar ya. Por eso necesitamos que los documentales y los medios de comunicación, además de dar la voz de alarma, muestren que hay alternativas reales y enseñen a aplicarlas”, concluye.
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