En el corazón de las tinieblas de ‘El conquistador’, el nuevo ‘reality’ de supervivencia extrema de TVE
Complejas localizaciones en República Dominicana y vocación cinematográfica marcan el salto a la televisión nacional del programa producido junto a Hostoil (The Mediapro Studio) que lleva décadas triunfando en la ETB vasca
A través de un delirante y exhausto viaje por la selva en busca del misterioso y legendario señor Kurtz, el marino Marlow termina por toparse con aspectos inéditos de sí mismo y de la condición humana en El corazón de las tinieblas, la gran novela de Joseph Conrad. Algo parecido les ocurre a los concursantes de El conquistador. No ha habido excesiva fama o dinero como recompensa en las casi dos décadas que el reality de supervivencia extrema lleva siendo un fenómeno social en la televisión vasca ETB. El estímulo para sus participantes es el propio reto que les plantea el programa; el superar a su Moby Dick particular. TVE graba estos días de junio la versión nacional del espacio en complejos parajes de República Dominicana, en colaboración con la productora creadora del formato, Hostoil (The Mediapro Studio).
Como hasta ahora no podían competir con presupuesto con los grandes formatos de las cadenas nacionales, El conquis, como se conoce entre los espectadores vascos, lo suplía con veracidad. Es un aspecto, el de no maquillar la realidad, que resultaba indispensable para los creadores del formato, Patxi Alonso y Joxan Goñi, a la hora de adaptarlo para La 1, explican en la zona de juegos que han habilitado en el Caribe, a donde ha viajado EL PAÍS junto a otro grupo de medios invitado por la productora y el canal.
Raquel Sánchez Silva se suma a Julian Iantzi, el veterano presentador del espacio, al frente de esta edición que estrenará La 1 este septiembre. La mecánica será similar a la del formato original: 33 concursantes estarán divididos en tres equipos y liderados cada uno por un capitán. La boxeadora Joana Pastrana, el exjugador y entrenador de fútbol Patxi Salinas y el profesional del fitness Cesc Escolá les acompañan durante las seis semanas de competición.
Cada día, los aspirantes se enfrentan un nuevo juego que, en función del resultado, lleva a cada equipo a un campamento. El primero es el denominado como el rico, cubierto de necesidades básicas como mobiliario, cocina y alimentos. Hay un segundo campamento más pobre, en el que no hay prácticamente nada para sobrevivir. Y, en el caso de quedar en último lugar, el destino es un campamento llamado infierno, en el que apenas se puede caminar sin hundirse en el lodo y donde no hay ningún alimento que poder recolectar y sí en cambio una amplia selección de fauna salvaje. Es fácil encontrarse por los diferentes paisajes que sirven de estudio de grabación a tarántulas, infinidad de mosquitos, ratas, tiburones e insectos de todo tipo. También, según el mes del año, ballenas, delfines y varias especies de aves que compensan con su belleza a la calamidad permanente de estos conquistadores.
Tras varias semanas, los aspirantes que sigan en juego se unifican. El conquistador les plantea por tanto un reto tan psicológico como físico, en el que los participantes deben saber cuándo jugar en equipo y cuándo competir en solitario para alcanzar la victoria definitiva. “La mente tira del cuerpo, pero no ocurre a la inversa. Esto no es un Ironman, hay también parte de estrategia y otra de salseo, porque es un reality. Son muchos elementos unidos y, al final, cada uno de ellos engancha a un tipo de espectador diferente”, explica su presentador sobre el éxito de audiencia que ha tenido el concurso hasta ahora. Su mayor inconveniente trabajando durante largas jornadas en esta zona del mundo es afrontar el permanente calor húmedo, confiesa.
El país caribeño se ha convertido en destino habitual de la industria televisiva española. Las lujosas villas de La isla de las tentaciones (Cuatro y Telecinco) se encuentran allí, así como Falso amor, el nuevo reality de Netflix de similar premisa presentado precisamente por Sánchez Silva. Y también ¡Vaya vacaciones!, el concurso veraniego de famosos presentado por Luján Argüelles para Telecinco en las próximas semanas. Pero la región en la que se desarrolla El conquistador es muy particular. El Parque Natural de los Haitises, ubicado en el sur de la Península de Samaná, destaca por la diversidad en sus 600 kilómetros cuadrados. Los jugadores sobreviven entre cientos de colinas de piedra caliza, conocidas como mogotes, bosques, intrincados manglares, acantilados, aguas pantanosas, cuevas y grutas interconectadas entre sí.
“A menudo, el equipo del programa acondiciona estos lugares tras las consecuencias sufridas por los huracanes y la intervención humana”, explica Goñi, también director del espacio, en medio del llamado bosque húmedo, por el curioso microclima que genera. “En la productora, somos talibanes del contenido, y este lugar de República Dominicana da para mucho”, comenta a este periódico su productor ejecutivo Patxi Alonso, quien ha grabado otras ediciones en la Patagonia argentina y en las brasileñas cataratas del Iguazú. Ellos llegan junto a parte del equipo mes y medio antes de comenzar las grabaciones para preparar el terreno.
Para buena parte del equipo técnico del reality formado por más de 250 profesionales también es un reto grabar el concurso. Los redactores deben dormir en el mismo campamento en el que lo haga el concursante al que acompañan durante toda la grabación y las distancias entre localizaciones se solventan en continuos viajes en lancha que coordina la productora.
El conquistador, explica el equipo del programa, se graba en tiempo real, sin ensayos y sin guion, aunque cuenta con un testador de pruebas, el escalador Eric López, que experimenta con anterioridad los retos que plantean para asegurarse que son viables y para dar algunas claves a los concursantes que les sirvan para velar por su seguridad.
El texto de Conrad sobre esas zonas ocultas de la propia mente inspiró a Francis Ford Coppola para rodar la bélica Apocalypse Now. En el salto de El conquistador a la televisión nacional, los responsables de la productora Hostoil han buscado dar al reality una factura visual todavía más cinematográfica que en sus ediciones anteriores en ETB. Drones y más de una decena de cámaras registran a mediados de junio a la orilla de la playa una de las pruebas finales del concurso. Raquel Sánchez Silva, que ha presentado otros formatos de aventuras como Supervivientes y Pekín Express, cree que la narración marca la diferencia en este caso. “En todos hay pruebas extremas que no todo el mundo puede terminar, pero el cómo se cuenta eso es muy diferente esta vez. El código está entre el entretenimiento y el documental. Cuando mejor hago aquí mi trabajo es cuando más callada estoy, porque es una aventura en la que todo está orientado en que el protagonista sea el concursante”, explica.
Mientras, Joxan Goñi y parte del equipo técnico del programa se mantienen encerrados a pocos metros, en una pequeña y calurosa cabaña que hace las veces de control de realización. El director observa desde un monitor el encuentro entre finalistas y presentadores y, a pesar de llevar tantas ediciones a sus espaldas, reacciona apasionado ante las respuestas de los concursantes. “En la grabación de hoy ha pasado algo entre concursantes que ha seguido emocionándome. Me sigo involucrando con ellos”, asegura, como si fuera un espectador más.
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