‘Detox’, una adicción del siglo XXI
Las dos protagonistas de esta serie francesa toman una decisión radical, desintoxicarse: 30 días sin móvil ni tabletas ni ordenador. Comienza el calvario


Adicción: afición extrema a alguien o algo (RAE). De eso trata exactamente Detox en sus seis capítulos y, naturalmente, cuando ya está bien entrado el siglo XXI una de las adicciones más extendidas es el uso y abuso de los distintos dispositivos digitales. No hay más que mirar alrededor en cualquier cafetería o transporte municipal.
Las dos protagonistas de la serie francesa toman una decisión radical, desintoxicarse: 30 días sin móvil ni tabletas ni ordenador. Comienza el calvario. Y el origen de tamaña decisión está, cómo no, en el amor, al fin y al cabo se trata de mantener al mayor número de personas frente a la pantalla, fomentar la adicción a la serie de Netflix creada por Marie Jardillier. Léa (Tiphaine Davot) no acaba de asumir que su chico la ha dejado por otra y hasta tal punto es su incredulidad que su expareja la denuncia por acoso obsesivo. Manon (Manon Azem), su compañera de piso, se solidariza con ella y comparte el abandono del móvil e internet durante un mes. El calvario continúa, con un añadido: a nadie parece importarle el sacrificio. Al sufrimiento se une la desesperación aunque, eso sí, dentro de unos límites. Tampoco conviene asustar al personal.
En resumen: una serie ni fu ni fa sobre las pantallas digitales consideradas como una de las malas artes con ese punto tan francés de no resultar desagradable, todo dentro de un orden, sin épater les bourgeois excesivamente para que no se desenganchen de la pantalla y todos seamos felices, incluso sin comer perdices. Basta con que vean todos los episodios de Detox y comprendan que hay adicciones menos traumáticas que las que necesitan aguja y sin que se les revuelvan las tripas.
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