Victoria Martín: “Con el bum de ‘Estirando el chicle’ me di cuenta de que solo soy libre en los teatros”
La cómica estrena este jueves un ‘podcast’ en solitario, ‘Malas personas’, en el que conversará con personajes que hayan protagonizado alguna polémica
“Se puede cometer crímenes contra la humanidad, pero ser amable con el dependiente del Primark”, bromea nerviosa la cómica Victoria Martín (Madrid, 32 años). Es la premisa de su nuevo podcast en solitario, Malas personas, que se estrena este jueves en la plataforma Podimo y en el que defiende que “nadie es bueno ni malo” frente a la moral impostada de los jóvenes en Twitter: “Todos tenemos nuestros grises y, de esos grises, va Malas personas”. Por sus 10 entregas pasarán personajes como Esty Quesada, más conocida como Soy Una Pringada, la primera invitada, cuyo humor basado en odiar cosas la ha enfrentado con muchos famosos. Martín buceará por la culpa y el arrepentimiento, dos conceptos que tiene arraigados por su formación católica junto a los pecados capitales: la envidia será el tema que inaugure el podcast.
La realidad es que ella misma podría protagonizar unos de los episodios: en agosto el programa que comparte con Carolina Iglesias, Estirando el chicle, fue objeto de críticas por invitar a una mujer que había hecho comentarios aparentemente tránsfobos en redes. “Tú eres una persona que vives en Rivas con tus gatos y, de repente, la gente hace una narrativa de ti en internet que no tiene nada que ver con lo que eres”, explica Martín sobre las acusaciones que recibió. Confiesa que en el último año ha reprimido algunos de sus chistes ―no los ha hecho tan directos y fuertes como cuando actuaba para poco público― por la repercusión que alcanzó el proyecto y ha llegado a pasar días sin dormir: “Me di cuenta de que solo en el teatro era libre”. Malas personas le da la oportunidad de volver a sus inicios, donde no tenía que ir dos pasos por delante de sus chistes, porque al emitirse en una plataforma de pago “el contenido está más protegido”.
Frente a un escenario rosa, con una chaqueta morada y en el medio de dos fotos de ella casi a tamaño real donde aparece vestida como si fuera Paris Hilton, la cómica regresa a su humor más bestia con los que considera sus mejores monólogos. Pero la idea de este nuevo espacio de audio no surge de la polémica: “En febrero escuché una entrevista a una actriz que era excelente en todas las facetas de su vida y empecé a pensar que era una mentirosa”. La purpurina y los ángeles que rodeaban la historia no la convencieron porque “puede ser genial de cara al público, pero igual en casa es una persona horrible”.
No quiere ser abanderada de nada, “no lo quiero”, repite negando con la cabeza y los brazos. Admite que le falta formación en feminismo y género. “Solo soy cómica y meto mil veces la pata, intento hacer reír, no física cuántica”, asegura. Los límites del humor no los concibe, para ella se pueden hacer chistes de todo mientras sean graciosos y estén enfocados: “Muchas veces la gente se ofende porque no entiende la broma, y hay otros que simplemente están enfadados, y es normal, la vida es una mierda”. Uno de estos dos es el caso de la influencer María Pombo, que tiene bloqueada en redes a Martín por hacer mofas sobre ella. “Me encantaría entrevistarla”, admite la humorista.
Aunque espera que Malas personas, producido por Podium Studios y Living Producciones, no tenga fecha de caducidad, en enero del año que viene vuelve Estirando el chicle. Junto a Carolina Iglesias consiguió un hito gracias a este espacio de Podium Podcast: vender las 12.000 entradas del Wizink Center (Madrid) en 17 horas. “Fue un sueño que no olvidaré, pero no lo pienso repetir, me consumió emocionalmente”, explica. Sin embargo, en este tiempo ninguna de las dos está quieta: Iglesias ha lanzado otro podcast, El CaroLate. “No podemos parar, estamos locas, estoy a punto de comerme un hurón a mordiscos en medio de la Gran Vía”, bromea, ya sin nervios, Martín.
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