Kim Kardashian y el retorno de las huesudas
Si la mujer que más influye en los cánones de belleza está desapareciendo de nuestra vista es porque vuelve la supremacía anoréxica de los 2000
Nadie admitirá que lo practica en voz alta, pero uno de los deportes favoritos de internet es consumir imágenes del antes y después del cuerpo de una famosa. Desde Instagram a TikTok, pasando por las revistas del corazón, la fascinación por los montajes de transformaciones estéticas de personajes conocidos son granjas de clics aseguradas. Un lucrativo imán de atención que nos acecha a cada salto de scroll.
La reciente visita de la empresaria y estrella de la telerrealidad Kim Kardashian al plató de James Corden ha propulsado, y de qué manera, un nuevo cebo del género. A la gente le ha dado exactamente igual el gag regulero de Las Targashian, donde parodiaron La casa del dragón con muy poca gracia. De lo que todo el mundo hablaba era de su cuerpo. O de lo que va quedando de él. Una comparativa de la invitada con una imagen suya en ese mismo sofá hace cinco años voló tan alto en la red como para que las webs de diarios deportivos dedicaran noticias a lo que parece una drástica reducción de pecho.
Every time i see these pics on the TL I’m stunned because thin is in again and it worries me. My early 2000s PTSD is creeping up. pic.twitter.com/0oaZwqBKE0
— samantha bush (@takeyourzoloft) September 21, 2022
A las que sufrimos nuestra adolescencia admirando a Kate Moss y a todas aquellas chicas huesudas, ojerosas y blanquecinas que exudaban en las revistas un misticismo inalcanzable, el grosor de las tetas de Kim Kardashian no nos preocupa. Lo que nos aterroriza es constatar que si la mujer que más ha influenciado y moldeado los cánones de belleza en los últimos quince años está desapareciendo poco a poco de nuestra vista es porque aquella pesadilla de la supremacía anoréxica blanca, esa que tuvo a toda mi generación aguantando la respiración y escuchando rugir sus tripas, está de vuelta en nuestras vidas.
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