‘Mal negocio’, el capitalismo de los pícaros

Junio de 2020: la empresa alemana de pagos electrónicos Wirecard quiebra tras descubrirse un agujero en sus cuentas de 1.900 millones de euros, un fraude que no fue detectado por las entidades financieras reguladoras hasta el derrumbe final. 2022, Netflix incluye en su programación la serie alemana Mal negocio, la historia de uno de los mayores timos del país desde la Segunda Guerra Mundial, pensado y realizado por Felix Armand, un joven y ambicioso programador de origen austríaco, cerebro de la tecnoempresa CableCrash que alcanza la cima de las startups.

Realidad y ficción con el denominador común del fraude considerado como una de las bellas artes del capitalismo de los pícaros, el mismo que considera que debe medirse al ser humano por lo que posee y no por lo que es. Con una ventaja para la ficción: la libérrima descripción de los protagonistas y secundarios, con el añadido de ciertas dosis de humor: ejecutivos manipuladores, blanqueo de capitales de mafias caricaturizadas, periodistas económicos turbios, responsables ineptos de los supervisores, empresas fantasmas, todo un muestrario de un mundo empresarial en la que la condición ineludible es no tener escrúpulos y en el que rige el lema “todo vale para conseguir el objetivo”.

Las previsibles y lamentables consecuencias sociales se dan por supuestas: son daños colaterales. Una eficaz serie alemana ante la que resulta inevitable recordar el caso de las preferentes de Caja Madrid y Bankia, los sellos de Afinsa y Fórum Filatélico, al iluminado Ruiz Mateos, Fidecaya, Gescartera..., por citar tan sólo algunos de las grandes estafas patrias y sin entrar en esos otros grandes fraudes político-financieros, la Gürtel, Púnica y demás ralea, fieles seguidores de que lo importante es el triunfo a cualquier precio.

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