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Columna
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Prototipos

Han bastado dos décadas de ‘talk shows’ para convertir un país de trabajadores precarios con posgrado en una nación de analfabetos funcionales

Una imagen de 'Mujeres y hombres y viceversa'.
Una imagen de 'Mujeres y hombres y viceversa'.
Jimina Sabadú

Hubo un tiempo en el que la gente, para referirse a su pareja soñada, no decía “mi prototipo”. Parece una época tan lejana como aquella en la que los animales hablaban y aparecían en la linde del bosque para aconsejar a los aldeanos. Pero es más reciente, se lo aseguro. No pretendo asediar el monopolio que algunos tienen de la nostalgia, pero créanme si les digo que cuando compro alguna postal antigua, el texto manuscrito siempre tiene buena letra y ninguna falta de ortografía.

Cómo han cambiado las cosas. Han bastado dos décadas de talk shows para convertir un país de trabajadores precarios con posgrado en una nación de analfabetos funcionales.

Si ustedes no han trabajado nunca en la tele quizás ignoren por qué es. No culpen a Belén Esteban, que ella no ha sido. Esta señora no es más ignorante que quienes mandan sobre ella, esos jefes de programas con un rosario de másters en el extranjero que vetan palabras porque “mi madre no la conoce”. Y como ellos piensan que sus madres son lerdas, la población general —que a ellos les da mil vueltas— deja de escuchar, para siempre jamás, las palabras que ellos desconocen. No piensen en motivos ideológicos: es incultura y un poco de soberbia, también.

Mientras tanto, queda lo del prototipo. Hay gente que nunca ha escuchado ni leído otra acepción de “prototipo” que no sea la que decía al principio. El robot de cartón y plastilina que usted fabricó a los ocho años, que no funcionaba porque no tenía nada dentro, eso sí era un prototipo.

El problema es que el lenguaje prototipo ya no es privativo de los tronistas. Ahora lo usan también los tertulianos para hablar de la guerra, del gas, de la huelga. Es muy difícil entenderse cuando no hay voluntad. Y si encima no sabemos hablar un mismo idioma, pues demasiado bien nos va.

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Sobre la firma

Jimina Sabadú
Columnista en la sección de Televisión. Ha colaborado en 'El Mundo', 'Letras Libres', 'El Confidencial', en programas radiofónicos y ha sido guionista de ficción y entretenimiento. Licenciada en Comunicación Audiovisual, ha ganado los premios Lengua de Trapo y Ateneo de Novela Joven de Sevilla. Su último libro es 'La conquista de Tinder'.

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