_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Mel Brooks: el hombre que inventó la tele

Los logros que celebramos en las series de hoy palidecen al lado de lo que hizo con ‘Superagente 86′ en 1965

El director de cine Mel Brooks, en 2006.
El director de cine Mel Brooks, en 2006.
Sergio del Molino

La memoria histórica de la tele es tan corta que parece de pez. La nostalgia —ese bello neologismo médico creado en el siglo XVII que está a punto de convertirse en un insulto político vacío equivalente a facha— apenas existe, porque suele referirse a cosas que ni siquiera han desaparecido. Ahí está el regreso de Sexo en Nueva York, que activa recuerdos apenas formados sobre una serie de la que no han pasado ni veinte años. Para las plataformas, lo “clásico” se refiere a ayer por la tarde: parece que las series dramáticas empezaron en Los Soprano, y las comedias, en Friends.

La historia de la tele empieza en 1927, aunque sus emisiones regulares son de 1937. Tiene treinta años menos que el cine, pero para la mayoría del público es ahistórica, recién inventada, sin patrimonio, figuras o tradiciones. Por eso, las memorias de Mel Brooks, All About Me!, dan una perspectiva histórica insólita. Resulta que hubo tele antes de HBO y casi nadie se había enterado.

Mel Brooks no inventó la tele del todo, pero casi. Lo que hizo, con notable ayuda de guionistas y actores, fue dotarla de un lenguaje propio. Brooks empezó en la NBC en 1949, como guionista de Sid Caesar en un programa de variedades que se emitía en directo desde Broadway. Los logros que celebramos en las series de hoy palidecen al lado de lo que hizo con Superagente 86 en 1965, aplicando lo aprendido en aquel teatro. Aquella comedia fue la declaración de independencia de la tele tanto de la radio como del cine. Por primera vez, los espectadores asistían a algo concebido en exclusiva para ese medio. No era teatro ni radio filmada, pero tampoco una película. La tele no tendrá la dimensión artística que muchos le atribuyen hasta que no tome conciencia de su propia historia. Gracias, Mel, por recordarlo.

Puedes seguir EL PAÍS TELEVISIÓN en Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Sergio del Molino
Es autor de los ensayos La España vacía y Contra la España vacía. Ha ganado los premios Ojo Crítico y Tigre Juan por La hora violeta (2013) y el Espasa por Lugares fuera de sitio (2018). Entre sus novelas destacan Un tal González (2022), La piel (2020) o Lo que a nadie le importa (2014). Su último libro es Los alemanes (Premio Alfaguara 2024).

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_