Mercedes Milá: “Lo fundamental en una entrevista es respetar a la otra persona, escucharla e impedir que se escape”
En su nuevo programa, la periodista vuelve a dialogar con personalidades que se sometieron a sus preguntas en los años setenta y ochenta
Desde que empezó a preguntar, no ha parado de hacerlo. Hay que remontarse a 1978 para encontrar el primer programa de televisión de entrevistas de Mercedes Milá (Esplugues de Llobregat, Barcelona, 70 años). Era Dos por dos, de TVE. Luego vinieron muchos otros: Buenas noches (1982-1984), De jueves a jueves (1986-1987), El martes que viene (1990), Queremos saber (1992-1993)... Ni siquiera dejó de preguntar cuando presentó el “experimento sociológico” (en sus propias palabras) Gran Hermano en el año 2000. El siglo XXI la ha llevado a explorar otros campos del periodismo y el entretenimiento televisivo. Pero todo vuelve, y en Milá vs. Milá (el miércoles 13 a las 22.00 en #0 de Movistar y en su servicio bajo demanda) la periodista, que atiende a EL PAÍS por videollamada desde Menorca, regresa a la entrevista personal. Lo hace reencontrándose en un sofá con seis invitados que ya entrevistó en los años setenta, ochenta o noventa: José María García, Massiel, Manuela Carmena, Lola Herrera, Ramoncín y Serrat.
Pregunta. ¿Qué tiene la entrevista para que vuelva a ella?
Respuesta. La entrevista es la reina del periodismo, lo he pensado siempre. Tuve la suerte de hacer unas cuantas en mi vida, casi 3.000 entrevistas hice, pero luego he trabajado el periodismo en otros terrenos. Volver a la entrevista en este formato tiene el truco de visitar de nuevo a una persona que entrevistaste hace muchos años, algunas hace 40 años. Aparte de que te coloca con los pies en la tierra si en algún momento has pensado que no eras tan mayor como los años marcaban, te ves jovencita, jovencita, y estudias cómo hiciste esa entrevista y qué ha sido de esa persona a lo largo de los años. Esa combinación del pasado y el presente me parecía muy atractiva. Es un programa que solo puedes hacerlo habiendo vivido eso. Si en tu mochila no tienes tantas entrevistas dentro ni tantos años como tengo yo, no puedes hacerlo. El formato puede tener vida larga si sabemos hacerlo.
P. En el programa, los invitados se reencuentran con ellos mismos al recordar fragmentos de aquellas entrevistas, pero usted también se reencuentra con su pasado. ¿Cómo lleva esa revisión?
R. Es de las cosas divertidas, porque te ves y dices, ¡cómo me peinaba, y cómo me pintaba, y cómo me vestía! Era una época en la que estaban muy de moda las hombreras... Pero a su vez, mira qué cosa tan curiosa, me veo muy modosita. Yo pensaba que, al contrario, era mucho más directa, más agresiva. Pues no, me veo como una chica muy tranquilita y yendo a hacer el trabajo sin grandes aspavientos. Me choca, porque lo que recuerdo y lo que la gente me dice es todo lo contrario, que decía las cosas muy claramente. Por otro lado, me divierte ver el paso del tiempo en los decorados, la iluminación, los gráficos. Todo es diferente, es una televisión que se hizo en los años 70, 80 y 90 y no es la que hacemos ahora ni muchísimo menos. Me divierte porque además es una lección para mí de humildad. Aquello costó un esfuerzo grandísimo, hacer esas entrevistas a esas personas.
P. Una de las preguntas que hace al comienzo de su entrevista con José María García es cuál fue la clave para que diera con la tecla. Le pregunto lo mismo: ¿cuál fue la clave para que las entrevistas de Mercedes Milá calaran tanto?
R. Yo no sé decir eso, lo tiene que decir la gente que las ve. A veces me sorprendo porque no sé por qué esto les choca. No entiendo por qué ir tanto al grano choca, por qué no dejar pasar una no-respuesta choca. Repreguntaba mucho. Por qué tocarles físicamente chocaba, porque era algo que a mí me pasaba en el día a día, pero la gente que veía la televisión me llamaba “tocona”. Yo no era consciente de que eso era raro. Creo que el truco fundamentalísimo de la entrevista es respetar a la persona que tienes delante al menos en un terreno, el que sea, pero respetarle, escucharle e impedir que se escape.
P. Al reencontrarse con los entrevistados y tener un recorrido con ellos en estos años, las entrevistas son diferentes, más suaves, más parecidas a charlas entre amigos.
R. Eso desde luego, porque la amistad hace que comprendas cosas que a lo mejor no entendías antes. Pero ahí también hay un terreno nuevo, un terreno de confianza, de admiración, que es bonito compartir con el espectador. Es una evolución de tu vida. Si yo ahora tuviera que entrevistar a Aznar, que entrevisté cuando todavía no era presidente del Gobierno, sería una entrevista muy diferente a la de entonces. Aquella fue una entrevista de curiosidad, y ahora sería con más opinión por mi parte, aunque eso no debería ser así, pero en mi caso lo sería.
A Carmona le haría una entrevista durísima para que saliera de la misma por la otra parte de la puerta giratoriaMercedes Milá
P. ¿Ha cambiado su forma de entrevistar en estos años?
R. A la fuerza has tenido que cambiar, porque no eres la misma persona, y lo que decías antes, si entrevistas a gente que ya conoces… Pongamos por caso Lola Herrera, es una persona que he visto mucho a lo largo de mi vida, la he visto evolucionar, trabajar en los primeros años de su función Cinco horas con Mario, he visto cómo sufría, cómo lo gozaba, soy su amiga y por eso tengo tendencia a recordar con ella cosas que a los espectadores les van a resultar curiosas. No lo podré hacer porque no lo entrevisté antes, pero si tuviera que entrevistar a Carmona, que se ha metido a ser vicepresidente de Iberdrola, le haría una entrevista durísima, pero durísima, durísima, para que saliera de la misma por la otra parte de la puerta giratoria.
P. Y como sociedad, ¿hemos cambiado en estas décadas, por lo que se ve en el programa?
R. Las personas que he entrevistado se han ido amoldando a los cambios, todos lo hemos hecho. Además, la gente que entrevisto ahora han demostrado con su vida que eran personas dignas de aguantar hasta ahora, porque si no habrían desaparecido del interés de la gente.
P. ¿Cómo se trata la entrevista en la televisión en la actualidad, hay buenos entrevistadores?
R. Creo que sí. La entrevista que le hizo Évole a Iván Redondo me pareció una gran entrevista. Aunque no sé para qué fue Iván Redondo a que le entrevistaran, porque no estaba dispuesto a hablar de nada más que a hacer un postureo de pérdida de tiempo, pero Jordi sudó la camiseta, hizo una gran entrevista, muy bien argumentada, muy bien preparada con su equipo… Hay grandes entrevistadores y entrevistadoras.
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