Tempo
‘Mis quejas hacia Dios’ es la respuesta de la congregación evangélica gitana de Logroño a ‘Qué bello es vivir’
Captar el tempo es el trabajo más difícil de un guionista. Y, en ese sentido, una película completamente desconocida es la cinta perfecta. Interesante en tiempos de blockbusters repetitivos. Una casualidad, un misterio, un milagro. Eso y más es Mis quejas hacia Dios. El creador del blog Teenage Thunder fue de los primeros en evangelizar sobre este largometraje a reivindicar, aunque rastreando la web su descubridor fue Víctor Olid.
Mis quejas hacia Dios es la respuesta de la congregación evangélica gitana de Logroño a Qué bello es vivir, hecha con tal modestia que sus actores figuran solo por el nombre de pila, siendo la secundaria Conchi la más resuelta. Un hombre que renuncia de su labor evangelizadora es acosado por visiones sobre otros que estuvieron en su lugar. Las visitas sobrenaturales desembocan en un viaje en el tiempo y el espacio para contemplar pasajes clave de la Biblia. No hay intención en sus planos. No hay artificio. Dejando de lado los valores de producción, lo meritorio de la película es que no solo no aburre, sino que engancha al espectador de forma casi mágica. No se puede dejar de ver Mis quejas hacia Dios. Y lo que es más: no se puede no revisitar. ¿Por qué? Quizás porque nadie se dejó llevar ni por el ego ni por la impostura. Cada situación se sostiene a través de la repetición del diálogo y de la sencillez de la puesta en escena. Solo cuenta con la intención de contar una historia que no es nueva pero que es importante en el corazón de sus autores. Eso, unido al exotismo que obviamente inunda la congregación de Logroño, hace que la película sea un clásico secreto.
Si un travelling es una cuestión moral, lo de Jesús (director y protagonista) es la respuesta al sentido de la vida. Todo porque alguien a quien no le importa el cine ha logrado entender el tempo narrativo.
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