_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El ‘furbo’

Resulta grotesco que la oralidad de muchos futbolistas se manifieste frecuentemente mediante tópicos, respuestas infantiloides o vacuas

Futbol
Péter Gulácsi, portero de la selección húngara, durante un partido de la Eurocopa 2021.ALEX PANTLING (AFP)
Carlos Boyero

Veo a un futbolista al que entrevistan durante la Copa América. Lo hacen en un idioma que desconoce y no hay traductor. “No entiendo nada de lo que me pregunta”, asegura su lógico desconcierto, pero el interrogador continúa dirigiéndose a él en brasileiro. Y llega el momento surrealista. El futbolista le responde en español: “Vamos a darlo todo en este partido, estamos en la línea positiva” y no sé cuántas chorradas más. Es un robot recitando frases hechas y lugares comunes. Algo sonrojante, pero también habitual entre la mayoría de su millonario gremio.

Las estadísticas deberían de constatar que en el fútbol, al igual que en las demás profesiones, tiene que haber listos, tontos y normales, gente que sabe expresarse y otros que no tienen nada que decir o lo hacen de forma patética. Son atletas y bastantes de ellos poseen inteligencia o arte conduciendo un balón. Pero resulta grotesco que su oralidad se manifieste frecuentemente mediante tópicos, convencionalismos, respuestas infantiloides o vacuas. Ya sé que hay excepciones, que te encuentras con personas brillantes, comunicativas y cultas que fueron jugadores, como el difunto y adorable Robinson, Valdano, Pardeza y otros, pero suponen un milagro en ese universo.

Imagino que en el fútbol existe idéntica cuota de homosexuales que en el resto de los oficios. Al parecer, no hay ninguno. La presión debe de ser salvaje cuando ningún futbolista se ha atrevido a declarar: “Me gustan los tíos. ¿Y qué?”. Resulta tan necesario como admirable que el portero de la selección húngara haya criticado en público las políticas contra la homosexualidad que practica el terrorífico Gobierno de su país. Es heterosexual. Pobrecito mío si comete algún fallo espectacular en los goles que le cuelen. Le espera el exilio permanente.

Puedes seguir EL PAÍS TELEVISIÓN en Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_