Péter Gulácsi, el portero que planta cara al primer ministro
El meta húngaro critica públicamente las políticas contra la homosexualidad que impulsa Viktor Orbán
El pasado martes, el mismo día en el que Hungría se enfrentaba a Portugal, en el estadio Ferenc Puskas, que se construyó a instancias del primer ministro populista Viktor Orbán, el parlamento de aquel país aprobó una ley que prohíbe los contenidos que hagan referencia a la homosexualidad en los colegios y en programas de televisión dirigidos a menores. En un claro desafío a la Unión Europea, la legislación salió adelante con el apoyo del partido Fidesz, del primer ministro, y la formación ultranacionalista Jobbik.
La ley se une a la que Hungría aprobó en febrero y que impide a las parejas homosexuales adoptar niños. Pero con la Eurocopa en plena competición, Orbán tuvo que tragar el martes, desde el palco del estadio, con la presencia en la portería de la selección de su país de uno de los rostros populares más críticos con esas leyes, el único futbolista húngaro que le ha plantado cara al primer ministro en este asunto. Péter Gulácsi (Budapest, 31 años), guardameta del RB Leipzig y ex del Liverpool, se mostró, hace unos meses, cuando fue aprobada la ley de febrero, totalmente en contra de los postulados de Orbán. El portero titular de Hungría publicó un texto en las redes sociales, acompañado de una fotografía junto a su mujer, en el que expresaba su rechazo: “He vivido en el extranjero durante más de 14 años, he conocido a mucha gente diferente, tanto en mi vida privada como en el deporte profesional, ya sea de nacionalidad, cultura, religión, filosofía de vida o cualquier otra cosa”, apuntaba. “Cuanto más tiempo pasa uno en el extranjero o entre diferentes personas, más se da cuenta de que el hecho de que no todos sean iguales solo hará que el mundo sea más colorido y que lo más importante es el amor, la aceptación y la tolerancia hacia los demás”.
Gulácsi sentenciaba rotundo: “Todos tienen derecho a la igualdad. Así como todo niño tiene derecho a crecer en una familia feliz, se forme esa familia con cualquier número de personas, de cualquier género, de cualquier color o de cualquier religión”. Y concluía: “¡Apoyo a las familias arcoíris!, hablemos contra el odio, seamos más receptivos y más abiertos”. Gulácsi y su esposa apoyan a varias organizaciones benéficas en Hungría. El año pasado donaron 69.000 euros para ayudar a un niño que sufría de atrofia muscular espinal.
Las manifestaciones del portero provocaron un terremoto en Hungría. A las pocas horas de su publicación, habían recibido miles de mensajes de respuesta procedentes de su país, gran parte de ellos en contra. Los medios afines al primer ministro pidieron abiertamente que el portero del Leipzig fuera desterrado de la selección húngara. Sólo algunos portales de internet, como el crítico 444.hu, aprobaron la decisión del Gulácsi. “Es una posición valiente. Muy pocos, si no casi ningún deportista, especialmente los futbolistas, particularmente mimados por el poder, han discrepado con el ejecutivo”, apuntaba la publicación.
No es fácil ser crítico con Orbán en Hungría. El exfutbolista internacional János Hrutka fue despedido de su trabajo como comentarista en la cadena Spiler TV por su apoyo a las declaraciones de Gulácsi. No fue el único damnificado. Viktor Lukács, un periodista de MVA Sport, que trabajó para la cadena en el último Mundial, y que transmitía los partidos del Ferencvaros en Liga de Campeones, fue apartado por la cadena estatal después de dar un “me gusta” en Facebook a la publicación sobre las familias de Péter Gulácsi.
El guardameta titular de la selección húngara fue el único jugador del RB Leipzig que participó en una campaña de la revista 11 Freunde –11 Amigos– denominada “Puedes contar con nosotros”, dirigida a los futbolistas homosexuales. El portero no puso ninguna pega en unirse a otros 800 futbolistas que juegan en Alemania, pese a que la publicación mantiene una guerra abierta con el club, al que considera “una desgracia para la cultura del fútbol”, y que fue la razón para que el resto de la plantilla declinara tomar parte.
En la Federación Húngara, que lidia ahora con una protesta ante la UEFA por algunas pancartas homófobas durante el Hungría-Portugal, navegan como pueden con la situación. Su presidente, Sándor Csányi, asegura: “Si las declaraciones no son excluyentes ni racistas, debemos poder vivir con ellas, debemos aceptar que la gente piensa diferente. Nadie puede quedar en desventaja por su opinión”.
En el lado opuesto, el entrenador de porteros del Hertha de Berlín, el también húngaro Zsolt Petry, fue despedido pocas semanas después de la declaración de Gulácsi en febrero, cuando se aprobó la ley sobre las adopciones, tras mostrarse en contra de sus palabras: “Ni siquiera comprendo cómo Europa puede hundirse moralmente tan profundamente como ahora. La política de inmigración para mí es una manifestación de declive moral. No me opongo a la opinión de Peter, incluso creo que es concebible que un niño pequeño se sienta bien en una familia gay. Solo pido que esta no sea la norma. Europa es un continente cristiano, soy reacio a ver la degradación moral que se extiende por todo el continente”, manifestó.
Mientras, Péter Gulácsi volverá a ser el portero de Hungría frente a Francia, este sábado (15.00), en el segundo partido de la competición. Cantará, junto a sus compañeros el “Dios bendice a los húngaros”. Tal vez sea lo único en lo que coincidirá con Viktor Orbán.
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