_
_
_
_
COLUMNA
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Contra los clichés de la radio

Casi todo en ‘Reyes de la noche’ está encriptado, como se avisa al principio de cada episodio, en uno de esos avisos legales de todo-es-ficción que ponen en alerta sobre lo contrario

Javier Gutiérrez (izquierda) y Miki Esparbé, protagonistas de 'Reyes de la noche', de Movistar+. En vídeo, el trailer de la serie.
Sergio del Molino

Dice un viejo cliché que la ironía no se capta por la radio, pues al oyente le falta el gesto para interpretar el doble sentido. Si fuera cierto, tampoco sería posible ironizar en un texto y nadie habría contratado al humorista Eugenio, que no se reía y escondía sus ojos tras unas gafas oscuras. Tal vez se diga eso de la radio porque ha estado nimbada, casi desde su nacimiento, por cierta cursilería afectada.

Las pelis que ha inspirado transpiran soledad y tabaco, centrándose en el intimismo de la voz o en la nostalgia de los años felices, como hicieron Woody Allen o Robert Altman. Hasta cuando la radio sirve de escenario para un thriller, se recurre a la figura del locutor solitario y atormentado. En la tele es inolvidable ese Chris por la Mañana, de la emisora K-OSO en Cicely (Doctor en Alaska). El estereotipo es tan fuerte que incluso cuando se han hecho comedias vitriólicas (Frasier), el radiofonista es una voz que consuela y acompaña.

Por eso se agradece tantísimo que Reyes de la noche (Movistar+) rompa esta inercia y nos enseñe que no solo es posible la ironía en la radio, sino la maldad, el griterío, la traición, lo miserable y lo tramposo. Es una serie soberbia inspirada en la guerra nada fría de hace 30 años entre José María García y José Ramón de la Morena por el trono nocturno. Casi todo en ella está encriptado, como se avisa al principio de cada episodio, en uno de esos avisos legales “de todo-es-ficción” que ponen en alerta sobre lo contrario. Todo lleva seudónimo salvo Jesús Gil, que aparece descacharrante, encarnado por Manuel Gancedo. El personaje de Javier Gutiérrez (que es y no es José María García: es decir, lo es) se refiere a él como “orangután dequeísta”, tal vez sin ironía, pero con kilos de retranca.

Puedes seguir EL PAÍS TELEVISIÓN en Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Sergio del Molino
Es autor de los ensayos La España vacía y Contra la España vacía. Ha ganado los premios Ojo Crítico y Tigre Juan por La hora violeta (2013) y el Espasa por Lugares fuera de sitio (2018). Entre sus novelas destacan Un tal González (2022), La piel (2020) o Lo que a nadie le importa (2014). Su último libro es Los alemanes (Premio Alfaguara 2024).

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_