La temporada ‘horribilis’ de ‘La isla de las tentaciones’
Entre vídeos sexuales filtrados al público y la detención de uno de sus concursantes por presunto abuso, el programa de Telecinco encara el final de su edición más turbulenta
La polémica y el morbo son la leña que alimentan el fuego de la telerrealidad. Y en La isla de las tentaciones son ingredientes esenciales. Al fin y al cabo, su mecánica consiste en separar a varias parejas en un complejo turístico situado en una playa paradisíaca de República Dominicana para que ellos convivan con un grupo de mujeres solteras y ellas, con solteros. Claro, si todos resistieran, no habría espectáculo ni programa. Ni audiencia. Apoyado en un buen trabajo de guion y edición, lleva enganchando a los espectadores en las tres temporadas —la actual terminará la próxima semana con las hogueras finales del miércoles y el reencuentro seis meses después del jueves— que Mediaset ha emitido desde su estreno en enero de 2020. Supera con facilidad los tres millones de espectadores y logra cuotas de pantalla que la semana pasada llegaron hasta el 29,2%, con los jóvenes de 13 a 24 años como su público más fiel.
Esos ingredientes también han sido en esta temporada fuente de quebraderos de cabeza para la productora, Cuarzo, y el grupo de comunicación. El último de ellos, y más grave, fue la detención el pasado miércoles de Carlos Algora —uno de los solteros de la tercera edición del programa— junto a otros dos hombres tras la denuncia de una estudiante extranjera que lo acusa de un abuso sexual en el transcurso de una fiesta ilegal en Colmenarejo (Madrid). El joven, que fue detenido en Las Palmas de Gran Canaria, quedó en libertad con cargos la noche del miércoles, con medidas cautelares como la retirada del pasaporte y la obligación de comparecer todos los lunes ante el juzgado que lleva el caso.
La noticia provocó una rápida reacción por parte de productora y cadena que, en un comunicado conjunto publicado el miércoles por la tarde, condenaban los hechos, mostraban su “tolerancia cero ante cualquier tipo de agresión sexual” y anunciaban: “Hemos decidido eliminar su presencia en el programa”. De esa forma, se suprimieron a contrarreloj los 17 minutos (una eternidad televisiva) en los que aparecía Algora en la emisión de ese mismo miércoles en horario de máxima audiencia. La reacción, aplaudida en las redes sociales por los seguidores del programa, contrasta con la pasividad que mostró la cadena ante los supuestos abusos cometidos por un concursante en Gran Hermano en 2017 a otra participante mientras ella se encontraba inconsciente tras haber ingerido alcohol, un caso que está en manos de la justicia.
Pero esta tercera edición ya arrancó con otra polémica que, en ese caso, sí tenía como origen el propio programa. El día después de su estreno, dos participantes denunciaron la filtración de un vídeo sexual de los dos durante su participación en el programa, pero que no había sido emitido y, por su contenido gráfico, todo hacía prever que no vería la luz. La grabación, de apenas unos segundos, se difundió por redes sociales sin que se conociera su origen. Los concursantes anunciaron que el suceso estaba en “manos judiciales”. En un comunicado, la productora, Cuarzo, manifestó su conocimiento de la difusión de un vídeo “de forma no autorizada”. “Se trata de una situación si precedentes que Cuarzo rechaza absolutamente”. Además, anunció la puesta en marcha de una investigación interna para “clarificar los hechos e identificar a los responsables”.
Pocas horas después otra serie de imágenes de carácter sexual relacionadas con concursantes del programa circularon por redes. En ese caso, ni la productora ni la cadena se pronunciaron al respecto. Más imágenes adelantaron el destino de algunas de las parejas, pequeños destripes que también han servido para alimentar el interés de la audiencia por conocer cómo se llegaría hasta ese desenlace (como ocurre con los adelantos que se lanzan de una serie de ficción).
La isla de las tentaciones ha dejado claro que la combinación de paisajes paradisíacos y cuerpos 10 funciona en la televisión. Y en breve no será el único espacio de este tipo en pantalla. El 11 de abril, Neox (canal de Atresmedia) estrenará Love Island, presentado por Cristina Pedroche y que adapta un formato de éxito internacional: en vez de parejas que ponen a prueba la solidez de su relación, los protagonistas son un grupo de solteros que busca el amor mientras convive en una villa de lujo frente al mar en Canarias. El requisito para no ser eliminado en este caso será estar siempre emparejado. El aliciente para el espectador será seguir los enamoramientos, rupturas y demás avatares de esas incipientes relaciones, grabadas durante 24 horas. Y mientras, en Mediaset ya va tomando forma el regreso de Supervivientes, cuya nueva entrega se espera para después de Semana Santa. La llama de la telerrealidad no se puede apagar.
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