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Columna
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‘El Mangrove’, un lúcido alegato antirracista.

Steve McQueen muestra sin alardes y desde la sobriedad una narrativa de lo que significa ser una persona negra en este mundo

Tráiler de 'Small Axe'.
Ángel S. Harguindey

El Mangrove es el primero de Small Axe (en Movistar+), un proyecto de cinco largometrajes de Steve McQueen producidos por la BBC, una admirada y admirable cadena pública británica que fomenta programas de calidad. McQueen considera que “”hemos perdido muchas cosas en los últimos seis meses de nuestras vidas. Llega un momento en el que debemos pararnos y pensar. Ojalá George Floyd estuviera aquí hoy. Pero lo único que puedo decir es que no murió en vano y que estas películas son parte de la narrativa de ser una persona negra en este mundo”. Ya es un dato significativo que las dos primeras entregas, El Mangrove y Lovers Rock, se presentaron en la Sección Oficial del Festival de Cannes, un certamen de reconocida exigencia.

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Uno de los protagonistas de 'Small Axe'.
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1970. Notting Hill, un barrio londinense habitado mayoritariamente por la comunidad negra antillana. Un modesto restaurante, el Mangrove regentado por Frank Crichlow y en el que se sirve comida jamaicana. Es el epicentro de sus vecinos, un lugar de reunión en el que Altheia Jones-LeCointe, representante de las Panteras Negras británicas, lleva la voz cantante en el despertar de sus conciencias ante el injusto trato de una policía que se siente amparada por los poderes fácticos del sistema y la justicia. El acoso policial es continuo y arbitrario. Se trata de un racismo cotidiano, de persecución al “diferente”, a una comunidad que cumple sus obligaciones, pero sin renunciar a sus raíces y que desemboca en la Marcha de los Manglares y el posterior juicio a “los nueve del Mangrove”.

McQueen muestra en su excelente largometraje lo que significa “ser una persona negra en este mundo”, y lo hace sin alardes ni exageraciones visuales, desde la sobriedad y el talento en su loable empeño.

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