‘Dignidad’ o como recuperar la memoria histórica
La serie chileno-alemana es una potente historia que funciona como un extraordinario ejercicio de recuperación de la memoria histórica
La historia que narra la serie Dignidad (HBO España) es tan potente que algunos de sus defectos formales se superan con facilidad. Los ocho capítulos de la coproducción chileno-alemana, basada en hechos reales como se especifica en sus títulos de crédito, giran en torno a ese sorprendente experimento social que fue la Colonia Dignidad. Fundada en 1961 por el siniestro alemán Paul Schäfer, jefe entonces de una secta de fanáticos religiosos y acusado ya en 1940 de abusos sexuales a menores, convirtió su comunidad en un cruel delirio que pretendía la armonía y que, en realidad, era una especie de campo de concentración que alcanzó su cenit con la colaboración de la dictadura de Pinochet y siempre dirigido por el pederasta Schäfer.
Naturalmente el que la Colonia Dignidad, rebautizada después como Villa Baviera, mantuviera su actividad durante 50 años se concibe solamente por la colaboración de la ultraderecha chilena y los políticos conservadores alemanes que hicieron caso omiso de las denuncias de los pocos que consiguieron huir, la primera de las cuales la protagonizó Wolfgang Muller en 1966.
La presión nacional -Chile había recuperado la democracia en 1990, por más que la colonia duró 15 años más- e internacional desembocó en la detención en 2005 de Schäfer en Argentina y extraditado a Chile. Ese mismo año, el Gobierno de Ricardo Lago toma el control de Villa Baviera, el experimento social que había evolucionado hacia el negocio del tráfico de armas.
Una potente historia cuyos responsables televisivos, quizá por la necesidad de alargarla hasta los ocho capítulos, abusan de un concepto del suspense visual excesivamente fácil aunque el impacto en el espectador de lo narrado la convierte en un extraordinario ejercicio de recuperación de la memoria histórica.
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