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El futuro de la televisión infantil está en los clásicos del siglo pasado

Las plataformas llegan a acuerdos millonarios para hacerse con los derechos de autores como Maurice Sendak o Roald Dahl

El ilustrador y escritor Maurice Sendak en su casa  en 1990.
El ilustrador y escritor Maurice Sendak en su casa en 1990.Barbara Alper (Getty Images)
Álvaro P. Ruiz de Elvira

Hay una isla, en algún lugar de la imaginación de cualquier niño, donde viven seres salvajes. Están allí, esperando a ser descubiertos. Son monstruos con los que hay que lidiar, a los que hay que domar y que bien podrían llamarse ira, miedo o frustración. Así planteó Maurice Sendak Donde viven los monstruos (1963), un breve cuento que escribió e ilustró y que, tras ser ninguneado por la crítica, muy conservadora entonces con las obras infantiles, acabó convertido en un clásico de la literatura gracias a la pasión de los más pequeños.

Sendak coincidió entre los años cincuenta y noventa del siglo pasado con autores como Roald Dahl o el Dr. Seuss en un aspecto: la imaginación es la piedra angular del desarrollo de los niños. Entrando en la segunda década de los dos mil, las plataformas digitales han visto en esa generación un filón para producir series sin límite. Para ello no han escatimado en gastos y han llegado a acuerdos millonarios con las sociedades que gestionan sus legados para hacerse con sus derechos televisivos.

La última compra fue anunciada la semana pasada: Apple TV + se ha hecho con los derechos de la obra de Sendak (1928-2012), un movimiento que refuerza su apuesta por el contenido infantil tras los acuerdos a los que llegó con Sesame Workshop y Jim Henson Company para elaborar programas de marionetas, como la nueva entrega de Fraggle Rock, y con los herederos de Charles M. Schulz, creador de los Peanuts y Snoopy. Por su parte, las estanterías de Netflix se van a llenar de obras inspiradas por los libros y cuentos de Dahl tras un acuerdo que, según fuentes de la compañía citadas por The Hollywood Reporter, podría haber ascendido a los mil millones de dólares. En esta vorágine de compras de obras clásicas infantiles, Netflix también ha negociado con los herederos de C. S. Lewis para llevar la saga de Las crónicas de Narnia a serie y tiene varias ficciones, como la reciente y aclamada Huevos verdes con jamón, del Dr. Seuss.

Algunas de estas obras tienen más de medio siglo de vida, pero en un mundo en el que la oferta de literatura infantil se ha multiplicado en volumen y en temas, siguen siendo vigentes para los pequeños espectadores del siglo XXI. “Sendak coloca en primer plano los miedos y la angustia que todos hemos tenido en la niñez, que forman parte de la biografía de cualquier persona adulta, y propone un viaje iniciático y reflexivo del que los protagonistas regresarán más sabios, después de enfrentarse a sus temores. Es un patrón de conducta que no varía con el paso de los años, que se mantiene generación tras generación. Por eso los libros de Sendak tienen esa capacidad para perdurar en el tiempo”, explica Xosé Ballesteros, director de Kalandraka, la editorial que publica a Sendak en España.

Ilustración de portada del libro 'Donde viven los monstruos', de Maurice Sendak.
Ilustración de portada del libro 'Donde viven los monstruos', de Maurice Sendak.Kalandraka

Con su peculiar estilo, sus mundos grotescos y sus oscuras ideas, Sendak no es un autor fácil de trasladar a la pantalla. En 2009, Spike Jonze llevó al cine Donde viven los monstruos, con una aproximación más adulta. “Los personajes de Sendak son inconformistas, irreverentes, desobedientes, ambiguos. La mayoría de los adultos recelan de su obra porque son historias contrarias a lo que supuestamente se les debe enseñar a las niñas y los niños a edad temprana; no saben que, precisamente, a Sendak le interesaba dinamitar el estrecho y asfixiante molde del ‘instruir deleitando’ que preconizaban los que han usado, y aún usan, la literatura como instrumento didáctico y moralista”, comenta Ballesteros. Las futuras series estarán supervisadas por el escritor y director Arthur Yorinks, que fue colaborador de Sendak durante años, y su productora Night Kitchen Studios, que toma su nombre de otra de las obras clave de Sendak, La cocina de noche.

La obra infantil de Roald Dahl (1916-1990), que también fue guionista de televisión y cine, ha tenido una fuerte presencia en la gran pantalla, con adaptaciones de Steven Spielberg (Mi amigo el gigante, 2016), Wes Anderson (Fantástico Sr. Fox, 2009) o Tim Burton (Charlie y la fábrica de chocolate, 2005, que tuvo en 1971 otra adaptación guionizada por el propio Dahl, Un mundo de fantasía), entre otros. Y Warner estrenará en 2021 la versión de Robert Zemeckis de Las brujas, con Anne Hathaway. “Creía en el poder de la imaginación y en la voz de los niños, algo que en sociedades tan adultocéntricas como en las que vivimos, es un valor importante. Él iba desde la diversidad a la libertad y la idea de poder seguir tus sueños. También destacaba el valor de la literatura, el de los libros”, apunta Laia Zamarrón, editora de Alfaguara infantil y juvenil, el sello que publica los libros de Dahl.

Cuando Netflix llegó al acuerdo, la empresa de los herederos del autor, The Roald Dahl Story Company, reunió a todos los agentes del autor en Europa y EE UU en sus oficinas de Londres para comunicarles la noticia. “La acción de marketing que van a hacer es una de las más grandes a nivel de inversión. Netflix está poniendo muchísimo dinero en esta historia”, cuenta Zamarrón, que está en contacto semanal con el editor inglés del escritor. “Las series no van a ser adaptaciones de los clásicos, utilizarán el mismo universo y personajes, pero crearán también nuevos. Lo interesante de esto es que los niños al final se interesarán por estos universos, que son sumamente atractivos”, añade la editora, que apunta que el autor en España tiene reputación, y es muy recomendado por libreros y profesores en los colegios, pero no llega al nivel de ventas de Reino Unido o Francia.

Roald Dahl escribe en su casa de Reino Unido en 1965.
Roald Dahl escribe en su casa de Reino Unido en 1965.Leonard McCombe (The LIFE Picture Collection via )

La compañía de los herederos de Dahl está supervisando cada detalle y todo lo que los guionistas elaboren debe pasar por ellos para dar su aprobación. Está previsto que en 2023 comience el rodaje de las primeras ficciones, una sobre Willy Wonka (el dueño de la famosa fábrica de chocolate) y otra sobre sus trabajadores, los Oompa Loompa. En 2024 comenzarán las producciones de Matilda y El gran gigante bonachón. “Cuando se hace la adaptación de un libro infantil, siempre tengo el miedo de que se caiga en la misma estructura de relato y se convierta esa historia en la misma historia de siempre. Muchas veces se coge un libro y se modifica para que entre en esa estructura que comercialmente funciona. En este caso estoy convencida de que no se va a hacer así, y si se respeta la estructura narrativa y los tiempos intrínsecos, estará bien hecho”, dice Zamarrón.

También va a cambiar el aspecto de las historias de Dahl, reconocidas en todo el mundo por el trabajo del ilustrador Quentin Blake. “Va a ser totalmente novedoso. Blake tiene una estética muy británica, de otro momento. Ambos van juntos, pero a los niños les puede resultar más atractivo que cambien ahora los dibujos y que sean algo más cercano a la estética contemporánea”, comenta la editora. En el caso de Sendak, obviar sus ilustraciones sería impensable. En especial la de sus monstruos salvajes, imaginados a partir de la visión grotesca que tenía él de pequeño de algunos de sus familiares.

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