Los programas que Michael Robinson llevaba en el corazón
Un documental especial sobre el Mundial que ganó España y un reportaje sobre la gimnasta Carolina Rodríguez marcaron al comunicador en su labor en ‘Informe Robinson’
Michael Robinson cambió, junto a Carlos Martínez y un gran equipo de profesionales de Canal +, la forma de narrar el fútbol en la televisión. El análisis y la explicación primó entonces, a principios de los años noventa, por encima de la inmediatez, de la descripción de lo que se veía en la pantalla. Esa forma diferente también la aplicó el exfutbolista en su etapa en El día después. Y de todo ello, Robinson sacó los fundamentos de su gran obra televisiva, Informe Robinson (ahora en Movistar+), un programa documental que iba más allá del deporte, y que él definía citando siempre a Rudyard Kipling. “Has de poder discernir que el fracaso y el éxito son dos impostores que nos invaden la vida, y hemos de tratarlos con la misma indiferencia”. Robinson, que ha fallecido esta madrugada a los 61 años tras luchar contra un cáncer, adoraba su programa y, aunque decía no poder elegir cuál era su reportaje favorito, terminaba por admitir que dos historias le habían llegado de forma especial: la de la gimnasta Carolina Rodríguez, y el programa especial sobre el triunfo de la selección española en el Mundial de Sudáfrica de 2010, que hizo llorar al propio Robinson cuando se estrenó.
Cuando fuimos campeones se emitió por primera vez en diciembre de 2010, casi seis meses después de aquel gol de Iniesta que dio a España su primera Copa del Mundo de fútbol, pero el planteamiento y desarrollo del documental comenzó semanas antes de incluso saber qué jugadores irían al país africano a competir. “Pensaba que teníamos una gran oportunidad de ganarlo, inclusive lo pensé después del primer partido [que perdió España ante Suiza]”, contó el comunicador a EL PAÍS en 2017 en el décimo aniversario de Informe Robinson. Y a final España se hizo con el Mundial y cuando por fin se emitió el programa especial el día de Navidad de ese año, Robinson se deshizo en lágrimas cuando se enteró que los espectadores habían disfrutado con el programa y tras sufrir lo que él denominó, “un alarde de impertinencia”. “Pensaba, quién coño soy yo para decir a millones de españoles cómo fue cuando fuimos campeones, porque cada uno lo había vivido de una forma. El hito deportivo más importante de España y de repente viene un puto inglés a decir que fue así”, explicó Robinson. Cuando su hijo le llamó para contarle todas las alabanzas que había recibido el documental, que triplicó con esa entrega la audiencia media de Informe Robinson, es cuando lloró de alivio y alegría “como un bebé”.
El exfutbolista de Osasuna y Liverpool siempre decía que no podía elegir un programa concreto de Informe Robinson, que era como decir cuál era su hijo favorito, pero aparte de destacar Cuando fuimos campeones, sí que tenía uno que a él le parecía que resumía a la perfección lo que el espacio quería ser. En 2012, Robinson y su equipo contaron la historia de la gimnasta de rítmica Carolina Rodríguez, que fue despedida por su edad (tenía 21 años) y por, según contaba Robinson, “tener un idioma corporal acentuado”.
Rodríguez contrató a su exentrenadora y tuvo que buscar en León un lugar donde poder entrenar que tuviera un techo muy alto para usar las mazas y el aro. Acabó encontrando una iglesia. “Le acompañamos en su tarea para clasificarse para los Juegos Olímpicos de Londres. Dos meses antes de la cita olímpica tuvo su última oportunidad. Por el camino habíamos entrevistado a sus padres, ambos sordomudos. De ahí su idioma corporal acentuado. Ellos nunca habían escuchado un acorde de música en sus vidas, pero al ver a su hija ejercer, ella les había regalado el sentido de la música. En su último ejercicio para intentar clasificarse tenía que igualar su mejor registro y lo hizo. Su historia es humana, habla de mucho esfuerzo ¿Cuál es un verdadero Informe Robinson? Tal vez fue este”, contó Robinson a este periódico con esa media sonrisa que le caracterizaba cuando hablaba de algo que de verdad sentía.
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