Pedro Pascal: “En mi infancia ya viví algo imperial y villano”
El actor chileno, cuyos padres huyeron de la dictadura de Pinochet, protagoniza ‘The Mandalorian’, la primera serie de televisión de acción real del universo ‘Star Wars’
A la tercera va la vencida. Pedro Pascal (Santiago de Chile, 45 años) escucha por fin a su interlocutor en el teléfono. El actor pasa el confinamiento en Los Ángeles y desde allí responde a una entrevista telefónica con EL PAÍS. En Estados Unidos su nuevo trabajo, The Mandalorian, ya ha estrenado sus ocho capítulos. En España hoy viernes llega el sexto a través de la plataforma Disney+. Y Pascal está feliz: fan irredento de la saga Star Wars, ahora le toca a él ser protagonista y poner cuerpo y voz a Mando, un cazarrecompensas al que le encargan encontrar una extraña carga (el famoso Baby Yoda, del que en realidad no se sabe ni el nombre de su raza) por un buen precio. Pistolero solitario, como todos los mandalorianos -en el físico se parece al mítico Boba Fett, que según el canon no era en realidad de Mandalore-, este tipo que solo quiere hacer lo correcto no se quita el casco, lo que no permite mucho lucimiento a Pascal. “Me ha encantado la experiencia”, cuenta el actor, al que le cuesta hablar en su español materno y acaba salpimentándolo de palabras en inglés. “A todo el mundo le gusta Star Wars”, dice. Pero en la serie al villano lo interpreta Werner Herzog, el legendario director alemán, que asegura que nunca ha visto ni un fotograma de la saga. “Yo no me he cruzado con gente así, ya veríamos lo que le diría”, aduce Pascal.
Puede que eso haya ocurrido porque no siempre es Pascal quien se mueve dentro de la armadura. En una entrevista en la revista Vulture, Brendan Wayne -nieto de John Wayne, veterano de la industria y amigo de Jon Favreau, el showrunner de esta serie- asegura que él fue el que más cargó con el traje. “En realidad, fuimos cuatro, y se hizo de manera muy orgánica, hablando y pactando los movimientos. Empecé caminando, y ahí marqué su ritmo”, cuenta Pascal, cuya voz sí es la del personaje, Mando, un clarísimo homenaje en su comportamiento al hombre sin nombre que encarnó Clint Eastwood en la Trilogía del dolar de Sergio Leone, obra cumbre del spaghetti-western. “Los creadores de la serie, Jon Favreau y Dave Filoni, siempre nos marcaron esa línea, y se inspiraron en Leone y en Akira Kurosawa. Es evidente en la estética. Fue un trabajo técnico, muy especial, distinto. Solo espero que haya quedado algo de esa presencia cool de Eastwood, que refleje su energía. Actuar solo con posturas y gestos, sin usar la cara, fue el gran reto”. Pascal subraya que por los seguros él no actúa en las secuencias de acción: “Trabajé sobre todo en los tramos dramáticos, donde la voz y el gesto de la cabeza marcan las respuestas de Mando. El traje pesaba bastante, y si Mando está en un segundo plano yo descansaba”.
La vida de la familia de Pascal, cuyo nombre real es José Pedro Balmaceda Pascal, suena a posible trama argumental de la saga Star Wars. Hijo de médicos, sus padres eran simpatizantes de Allende y, tras el golpe de Estado de Augusto Pinochet, formaron parte de la oposición a los militares. Pero por eso mismo tuvieron que huir de Chile y tras un breve paso por Dinamarca, residieron primero en Orange County (California) y después, definitivamente, en San Antonio (Texas), donde el actor se crió desde los cuatro años. Su Mando también ha sufrido el exilio, añadido además por el asesinato de sus padres. “Sin identificarme con él, reconozco que me emocioné al leer en el guion la parte de su infancia. Gracias a Dios, yo no los he perdido, lograron salir de Chile. Pero sí entiendo esa vivencia del personaje que habita en tierras que conoce pero que no son suyas. Y no posees la misma relación con el país de acogida con el de tu nacimiento. Nace una característica nómada, en la que pienso mucho hoy en día. ¿Cuál es mi hogar? Realmente no lo sé. Y eso me iguala a Mando”.
Cuando era niño, Pascal recuerda muy claramente “la separación entre buenos y malos”. Y explica: “Había muchos silencios, muchas cosas que no se hablaban. En un pasado reciente del que yo no tenía recuerdos, había algo imperial y villano, un territorio del que habían escapados mis papás”. Para acabar esta reflexión, se rie: “Voy a traicionar a Lucas por Spielberg. Cuando ví a Karen Allen huyendo en En busca del arca perdida fue cuando pregunté si de verdad le había pasado eso a mis papás”.
Pascal se define como un “nerd del teatro”. Y en los escenarios y en la televisión le ha ido mejor que en el cine. Su rostro se ha hecho popular por su aparición en series como Juego de tronos y Narcos, mientras que en la gran pantalla ha aparecido en La gran muralla, Kingsman: el círculo de oro, The Equalizer 2 y tiene pendiente de estreno Wonder Woman 1984. “En el teatro me han pasado las cosas más extrañas, momentos en los que más he tenido que improvisar [risas]. El movimiento del cuerpo y la proyección de la voz las aprendí allí. En The Mandalorian al tener muy acotado cada posición por la tecnología he recurrido mucho a aquellas enseñanzas".
El actor no puede contar mucho “por miedo” de la segunda temporada, ya confirmada: “Porque sospecho que no me deja el contrato y porque la situación actual no permite plantearse planes a futuro. Sé que en Madrid está siendo difícil, ¿verdad?”. Cierto. “Espero que la nueva temporada pille a la gente de sorpresa tanto como a la primera”. La última pregunta tiene relación con su jefe en The Mandalorian, Jon Favreau, que también aparece en otra plataforma, Netflix, gracias a su programa de cocina The Chef Show. ¿Ha cocinado Favreau para Pascal? “Todavía no. Escríbelo, por favor”.
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