Así funcionaba una fábrica de webs baratas con el coladero del kit digital: “Me pagaban 61 céntimos por cada web, pero dejaron de hacerlo”
Parte de la subvención millonaria para digitalizar negocios de autónomos acabó pagando a trabajadores de otros países, como Venezuela, con sueldos de menos de 350 euros mensuales que ahora intentan cobrar


Un ingeniero de sistemas empezó a trabajar en junio desde Venezuela para la empresa española Clinmedia, con sede en Tenerife. El trabajo del ingeniero era revisar que funcionaran bien las webs que creaban para el kit digital, la enorme subvención del Gobierno para digitalizar cientos de miles de negocios de autónomos. Su sueldo mensual era de 347 euros y hacía una media de 20 webs diarias, 140 semanales. “Son 61 céntimos por web y me llevaba unos 30 minutos cada web como mucho”, dice ahora. Es uno de los afectados por el impago de estos trabajos, que ha pedido a EL PAÍS ocultar su nombre porque aún tiene la esperanza de cobrar lo que le deben. “Nos pagaban en dólares dos veces al mes por Binance [una aplicación de gestión de criptomonedas], pero en septiembre dejaron de hacerlo”.
En audios y mensajes de WhatsApp que ha podido ver EL PAÍS los encargados de Clinmedia dicen que podrán cubrir sus deudas solo “cuando nos pague el Gobierno”. El aparente objetivo de Clinmedia era crear muchas páginas web a precios irrisorios y quedarse con la diferencia de la ayuda: el kit digital daba una ayuda de 2.000 euros. Un encargado de la empresa no quiso contestar a las preguntas de este periódico porque no iba a liberarse de la carga trabajo hasta dentro de “unas semanas”.
Un grupo de autónomos afectados por el trato de Clinmedia estudian sus opciones después de reunirse en Facebook y luego en un grupo de WhatsApp. A Sheila Quintana, fotógrafa, le hicieron dos webs nuevas que no quería. Ella ya tenía su web y pidió que con la subvención la posicionaran mejor en Google, le dieran el programa de facturación y un iPhone. No ocurrió nada de eso: “Como les di poderes de gestión del kit, firmaron el acuerdo por mí, me hicieron dos páginas idénticas con una plantilla con información falsa hecha con IA en 10 minutos, fotografías que no son mías, todo para demostrar que habían hecho el servicio”, explica Quintana. La publicidad de la empresa prometía un iPhone, que nadie de los contactados por Quintana ha recibido. En realidad, el móvil de Apple nunca llegará, porque la subvención solo cubre ordenadores de mesa y portátiles. “Todo era muy bonito hasta que descubrí que era mentira y ahora no les llegan los burofaxes porque la dirección es incorrecta”, añade. Ella asegura que el organismo que organizó el kit, Red.es (depende del Ministerio para la Transformación Digital), solo le ha dicho que desista si no está de acuerdo, pero que le reclamarán el dinero del bono.
Desde ese organismo público explican a EL PAÍS que han detectado un puñado de empresas que han intentado aprovecharse de las condiciones del kit digital. Algunos casos ya están en manos de la fiscalía europea, porque se trata de fondos europeos. La medida temporal que ha tomado Red.es es dejar de pagar a las empresas auditadas hasta que se compruebe su labor. Desde el organismo insisten que las denuncias de los beneficiarios son estudiadas hasta las últimas consecuencias.
El ingeniero de sistemas venezolano cree que eran unos 50 venezolanos a sueldo de Clinmedia. La empresa gestionaba una comunidad de WhatsApp con grupos como “equipo seo clinmedia”, “grupo rrss [redes sociales]”, “equipo técnico”. En su caso vio la oferta en una web laboral llamada Computrabajo, le entrevistó una chica venezolana y empezó a trabajar sin contrato, con un acuerdo oral. Su trabajo era verificar que la web funcionara y que tuviera los logos del Gobierno abajo. “Básicamente que la página visualmente estuviera organizada y que en los pies de página apareciera la publicación de las subvenciones del gobierno”, dice. Debía luego hacer capturas de pantalla para justificar la subvención. “Tal vez en España ese dinero no pareciera nada, pero acá nos sirve para solventar muchos gastos”, lamenta, y añade que no ha podido quejarse al canal de Red.es porque no lo conocía. “Como soy de Venezuela, tengo total desconocimiento de cómo funciona todo allá”, asegura.
En un mensaje de audio de WhatsApp para los trabajadores de Clinmedia, uno de los encargados de la empresa advierte a algunos de sus comerciales que no alerten a sus clientes. Algunos comerciales, por buena fe, habían avisado de que no se fiaran y “se fueran a otra empresa” a seguir con el kit digital. “El tema de los pagos sigue igual, seguimos a la espera y la gente que se quede será recompensada”, dice este encargado. A los venezolanos les prometieron bonos de 50-70 dólares que nunca llegaron. El ingeniero cree que los desarrolladores que hacían las webs con el célebre sistema Wordpress cobraban lo mismo, pero no se conocían entre ellos. Todo su trabajo era en remoto, con un panel donde iban visualizando las webs según la etapa del proceso en que estaban.
Desde hace unos años, Venezuela se ha convertido en uno de los países que más trabajo digital realiza, en remoto y muy barato. Desde resolver captchas hasta ayudar a herramientas de inteligencia artificial a entender mejor el mundo, miles de venezolanos sobreviven con tareas en remoto por las que cobran céntimos. Los 347 euros mensuales que pagaba Clinmedia eran un sueldo razonable para esos estándares.
EL PAÍS ha contactado con otros receptores aleatorios del kit digital a través de Clinmedia que no han denunciado ni están en ninguna página de afectados. Aunque tampoco parecen encantados. “Tengo web, pero lo que han hecho podría haberlo hecho yo”, dice Joan Cantanejo. “Yo quería el dispositivo, un iPhone 16, que es en realidad la ayuda. Un montón de papeles y de información al final para nada”, explica.
José Manuel Bedmar entró de los últimos tras ver el anuncio en Facebook, pero sigue esperando, aunque tiene sospechas: “Lo hice un poco sin contar mucho con ello, ya había oído cosas, que luego no te dan nada, que no te llaman, que empiezan a hacerte preguntas, pero sigo esperando”. Ya tiene una web muy parecida a la de Cantanejo, pero no su iPhone.
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