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Analistas aficionados ofrecen en internet una fuente básica de información sobre Ucrania

La agresión rusa ha elevado el papel de la investigación de fuentes abiertas a un rol indispensable para contrastar imágenes e información sobre el terreno. Expertos españoles explican cómo y por qué se ha llegado hasta aquí

Guerra en Ucrania
Tanques del Ejército ruso avanzan por una calle de las afueras de Mariupol, este sábado.Evgeniy Maloletka (AP)
Jordi Pérez Colomé

La invasión rusa de Ucrania ha dejado al menos 1.664 vehículos y armamento pesado destruidos o capturados. La cifra real es mayor y ni siquiera sirve para saber con precisión quién va ganando (aunque solo el 20% de ese material inservible es ucranio) pero la exactitud tiene más valor que una simple adivinanza. La lista es de Oryx Blog, un par de holandeses que llevan años recopilando fotos de material militar perdido. Cada uno de los 1.664 vehículos reunidos hasta este miércoles va enlazado con la imagen de donde lo han sacado. Es un trabajo de orfebrería digital.

Oryx Blog es solo un ejemplo de la explosión de fuentes fiables de inteligencia de fuentes abiertas (OSINT en sus célebres siglas en inglés): personas que se dedican a analizar detenidamente imágenes, vídeos o mapas sacados de internet para comprobar lo que ocurre en el frente o en zonas no accesibles a periodistas u otros observadores. Una cuenta de Twitter creada en febrero llamada Ukraine Weapons Tracker [rastreador de armas en Ucrania] y creada por otros dos especialistas, Calibre Obscura y Armory Bazaar, lleva ya más de 300.000 seguidores con menos de mil tuits en total. Su labor es identificar armamento sobre el terreno y ponerlo en contexto .

Esto son solo dos ejemplos. Las cuentas de aficionados de geolocalización, armas, historia militar, seguimiento de vuelos, fotos vía satélite han ido afinando su labor en los últimos años. Este movimiento tiene un inicio claro y un pionero: Eliot Higgins, en la Primavera Árabe. En 2012, Higgins era un informático de una pequeña localidad del Reino Unido. Ahora es fundador de Bellingcat, el medio que ha concentrado el crecimiento de OSINT en los últimos años. En Ucrania se han convertido en una referencia. Otra gran ventaja es que todo queda documentado: no hay dato sin un vídeo o foto detrás donde se analiza con detalle lo que se ve. El público puede valorar por sí mismo cuánto creerse.

“En 2008, cuando decía que me especializaba en inteligencia de fuentes abiertas en internet, me miraban por encima del hombro y me decían que internet estaba lleno de gatos, chorradas frikis y mentiras”, explica por teléfono Jesús Pérez Triana, analista de seguridad y defensa que ha trabajado en el ámbito de la empresa privada y lleva años inmerso en OSINT. Actualmente gestiona una cuenta en Twitter con más de 35.000 seguidores y constantes apariciones en la tele. “Ahora de repente el OSINT es una cosa seria y está todo el mundo diciendo que ‘hay algo que se ha confirmado en internet’; hemos pasado de ‘menudas chorradas’ a ‘fíjate, una foto geolocalizada’”, añade.

El conocimiento de estos especialistas ha ayudado ya a documentar presuntos crímenes de guerra, pero también está previsto que declaren, por ejemplo, en el Parlamento de Reino Unido, y ya colaboran con medios para dar contexto a la información que publican sobre la guerra . EL PAÍS ha publicado piezas basadas en fuentes abiertas. Hay periódicos que tienen unidades propias de “investigaciones visuales” con más de una docena de miembros. La mayoría de expertos se ha curtido en Twitter, el centro donde toda esta información se comparte, critica y viraliza.

¿Cómo se hace uno experto en OSINT? Pérez Triana dice que se necesitan al menos un par de requisitos: “El perfil suele ser un tipo interesado por la historia o la tecnología militar, que lo hace en su tiempo libre con mucha pasión”, dice. “Suele ser estudiante, obsesionado por el detalle, que puede echarle horas y tener conocimientos enciclopédicos”, añade. Bellingcat tiene un artículo sobre cómo empezar en el mundillo: averigua qué te interesa (un conflicto, resolver misterios, programación, armas), ábrete una cuenta de Twitter, hazte listas de gente que haga lo que te interesa, busca comunidades más concretas (en las apps Discord o Reddit, por ejemplo) y practica mucho.

El origen del OSINT está en dos factores clave: la cámara que cada persona lleva en su móvil y la capacidad de compartir esas imágenes en redes. Estos dos elementos han creado una disciplina nueva, donde los frikis enganchados a sus pantallas a todas horas han encontrado un sentido: “Comedoritos”, los llama Pérez Triana. “Hemos pasado de que los comedoritos delante del ordenador eran unos frikis chiflados que compartían rumores a gente haciendo cosas sofisticadas”, dice. En apenas una década son de hecho casi James Bond. “El jefe de [la organización de inteligencia británica] MI6 dijo que necesitaba más un experto en big data que a James Bond. Hoy la organización que no está preparada para detectar y analizar información que está ahí fuera no es seria”, añade.

La motivación para entrar en una comunidad donde hay que dedicar todo el tiempo libre puede ser difícil de entender desde fuera, pero no para la gente más metida en internet, según Pérez Triana: “La cantidad de tiempo, recursos, conocimiento, entusiasmo que puede poner la gente que trabaja por un fin común es enorme. Es una mentalidad que viene del software libre. Trabajas gratis porque estás en una comunidad y tu motivación es ganar prestigio allí dentro. Aportas y recibes sin medir. Ser respetado por esa comunidad es tu principal motivación”, añade. Hay algo más: el trabajo es inagotable. “Formas parte de una comunidad donde siempre hay alguien que sabe más que tú: un idioma, un tipo de armas”, añade.

Para la comunidad española de OSINT hay un pequeño problema: la lengua. Para que la comunicación fluya y se intercambie casi todo es en inglés. Incluso investigaciones sobre los narcos mexicanos se comparten en inglés. “En español no hay una comunidad muy clara”, dice Yago Rodríguez, director de Political Room y youtuber. “Es más bien una técnica, un modo más profundo de explotar la información en internet y en el mundo en inglés sí hay”, añade. “El grupo que analiza fuentes abiertas está integrado en una comunidad internacional que por defecto se comunica en inglés. No hay un trabajo relevante sobre el final del conflicto colombiano u otros en América Latina, hasta donde yo sé”, dice Juan Luis Chulilla, socio en Online and Offline, empresa de estudios sociales y de usuario.

En español hay un grupo llamado La Brigada Osint, cofundado en mayo de 2020 por Aimery Parekh, que es un seudónimo de la persona que administra un chat en Discord con más de 700 miembros. Aunque su aspiración es convertirse en el ”Bellingcat español”, admiten que “para ello queda mucho”. Al contrario que en los orígenes de Bellingcat, la actividad principal de La Brigada no está en Twitter: “Nuestra presencia en Twitter es muy limitada, ya que preferimos la cercanía que ofrecen foros como Discord o Telegram”, dice Parekh, que comparte el crecimiento de búsquedas de ”osint” en Google en el último año tanto en todo el mundo como en España.

Tendencia global de búsquedas de "osint" en Google en los últimos 12 meses.
Tendencia global de búsquedas de "osint" en Google en los últimos 12 meses.
Tendencia en España de búsquedas de "osint" en Google en los últimos 12 meses.
Tendencia en España de búsquedas de "osint" en Google en los últimos 12 meses.

Parekh cree también que en Ucrania “se ha demostrado el gran potencial que supone el análisis de fuentes abiertas”, en parte por la exigencia de los ciudadanos de encontrar información contrastada. De cara al futuro ve prometedor la profesión de analista OSINT y pone como ejemplo que los Ejércitos ya los reclaman: “El Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas acaba de sacar un contrato en el que entre los perfiles que busca está el de analista OSINT”, explica. “Recurren a expertos civiles y sabemos que muchos miembros de los cuerpos de seguridad se están formando en el análisis OSINT”, añade.

Esta lenta profesionalización del sector hace que uno de los incentivos para aprender estas técnicas sea que se conviertan en un trabajo remunerado. “Una vez me pasó una cosa curiosa”, explica Pérez Triana. “Un tipo compartió una foto borrosa desde una cuenta anónima preguntando si lo podía identificar: yo dije que eso era el mástil de una antena de un radar ruso. En seguida pensé: quién necesitará que le identifiquen un radar ruso, estoy trabajando gratis para alguien”.

El futuro de la disciplina es una de las incógnitas. La curva de crecimiento estos años ha sido extraordinaria. Ucrania representa el punto culminante, al menos por ahora. Pero la cantidad de horas de vídeo y archivos por analizar se está volviendo inabarcable. En Bellingcat ya tienen programadores que intentan aplicar inteligencia artificial para resolver nuevos misterios. En España, Juan Luis Chulilla cree que ese es el camino inevitable y lo compara al salto que hubo entre los directorios manuales que hacía Yahoo para encontrar información en internet y la llegada de Google con su buscador. ”Esto es lo mismo, es un pequeño nicho dentro del gran océano de información donde unas personas usan capacidades humanas. Está muy bien, pero estamos ahogados en información”, explica.

¿Cuál es el futuro? La inteligencia artificial y la bajada de la barrera de acceso a sus recursos como el análisis de sentimiento de textos o la visión por ordenador. Chulilla cuenta una experiencia propia reciente. “Dos chicos de Kenia subieron una librería fundamental en visión por ordenador para hacerla más fácil de usar. La cogí, la pongo a funcionar y con 15 líneas de código ya estaba capturando vídeo desde la ventana de mi casa e identificando autobuses. Es muy loco”, añade. Con otro tipo de entrenamiento puede distinguir animales, caras, cuerpos, tipos de vehículos o edificios dañados.

“Es dar súper poderes a medio plazo”, añade Chulilla. “Si un grupo conocido como Belllingcat obtuviera capacidades significativas de visión por ordenador adquiriría las capacidades de inteligencia de una potencia media de la OTAN. Y no estoy exagerando”, dice.

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Sobre la firma

Jordi Pérez Colomé
Es reportero de Tecnología, preocupado por las consecuencias sociales que provoca internet. Escribe cada semana una newsletter sobre los jaleos que provocan estos cambios. Fue premio José Manuel Porquet 2012 e iRedes Letras Enredadas 2014. Ha dado y da clases en cinco universidades españolas. Entre otros estudios, es filólogo italiano.

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