La paradoja de recurrir al móvil para usar menos el móvil
Hay muchas aplicaciones que ayudan a limitar el tiempo que se pasa en el teléfono, pero ¿son efectivas para reducir la adicción a largo plazo? Los expertos desconfían
Lo primero que ven los usuarios que tienen la aplicación SPACE - Rompa con la adicción al móvil instalada en su teléfono cuando lo desbloquean es el tiempo que han pasado ese día en el dispositivo y el número de desbloqueos. Es una especie de cuenta atrás, porque la aplicación te impone un límite: el máximo por defecto, dos horas y media y 50 desbloqueos diarios. Al alcanzarlos, la aplicación te impide usar el smartphone, aunque el usuario puede pedir tiempo y desbloqueos extra.
En las tiendas de apps hay cientos de aplicaciones de bienestar o desintoxicación digital. Algunas te dicen el tiempo que pasas en el teléfono para que con el susto empieces a usarlo menos. Otras lo bloquean usando distintos incentivos para que cumplas ese tiempo que has dicho que no ibas a tocar el teléfono: en Forest ves cómo un arbolito digital va creciendo en la pantalla y te alertan de que lo matarás si usas el teléfono (y si juntas un mínimo de árboles en tu bosque, puedes donar monedas digitales para que una ONG plante uno de verdad); en Digital Detox se fían menos de tu conciencia medioambiental y van adonde más duele: si rompes el tiempo de bloqueo y sales de la app, te cobran. Incluso existe en el mercado una llave llamada Unpluq que se conecta al puerto de carga y bloquea las aplicaciones que nos consumen más tiempo.
Además, tanto Google como Apple incluyen desde hace tiempo sus propias herramientas para controlar el tiempo que pasamos en el teléfono. La de Android se llama Bienestar digital y está disponible desde noviembre de 2018; la de los dispositivos de Apple, introducida en iOS 12 también en 2018, es Screen Time.
Todas estas aplicaciones y herramientas son la respuesta a un problema del que incluso los fabricantes son conscientes: los smartphones se han ido poco a poco comiendo partes de nuestro día sin que nos hayamos dado cuenta. Según un estudio realizado por Rastreator.com en 2020, un 25% de los españoles se considera adicto al móvil, porcentaje que sube al 44% entre los jóvenes de 18 a 24 años. Además, un 60% de los encuestados reconocía que mirar el móvil era lo primero que hacía al despertarse y lo último antes de dormir, una de las señales de alarma que suelen indicar los expertos para detectar la adicción.
Ante este panorama, las aplicaciones de bienestar digital pueden parecer una buena idea, pero ¿sirve de algo recurrir al móvil precisamente cuando nuestro objetivo es dejar de usarlo tanto? ¿Nos enseñan estas aplicaciones a vivir fuera de él o cuando eliminamos los límites volvemos a las andadas?
“Muchas veces no somos conscientes del tiempo que pasamos conectados”, explica la psicóloga Sonia Castro, una de las responsables del curso universitario de Intervención en Adicción a Nuevas Tecnologías del Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP). Por ello, opina que el hecho de que muchas de estas apps te muestren esa información es importante. “Ayuda porque no es una interpretación, no es algo subjetivo. Son unos datos que pueden ayudar a la persona a identificar el problema”, señala. Sin embargo, considera que, a la hora de establecer límites y restricciones, hay que intentar no ser muy drástico. “Hay que ser muy, muy gradual”, apunta.
Por otro lado, descargarse alguna de estas aplicaciones implica ya que el usuario reconoce que tiene un problema, por lo que es un buen primer paso. “Habrá personas que tengan buen autocontrol y controlen sus impulsos y lo puedan controlar ellas solas con ayuda de la aplicación”, explica Castro. Sin embargo, añade también que “si una persona tiene un problema de adicción, probablemente el autocontrol no lo tenga muy bien trabajado”.
La mayoría de estas aplicaciones desgranan en sus webs sus bases científicas, por qué mostrarte el tiempo que pasas conectado o darte recompensas o castigos funciona, pero no hay todavía muchos estudios externos que analicen si son de verdad tan útiles, especialmente a largo plazo. Uno de los pocos que existen fue realizado en 2019 por la investigadora Desirée Schmuck y publicado en la revista Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking. El estudio analizó a 500 personas de entre 18 y 35 años, de las cuales un 41,7% usaba aplicaciones de desintoxicación digital. Se centraba en si estas apps reducían el uso problemático del móvil relacionado con las redes sociales y aumentaban la sensación de bienestar general. Los resultados apuntan a que sí: los usuarios de apps de desintoxicación digital reportaban un mayor bienestar que aquellos que no las usaban.
Mejor buscar fuera
La psicóloga experta en salud digital y adicciones tecnológicas Gabriela Paoli considera que este tipo de aplicaciones son útiles “como una de las estrategias a poner en marcha”, pero que lo importante es el trabajo que se hace lejos del móvil. “Yo considero más adecuado y sano aprender a autocontrolarnos y autorregularnos a nosotros mismos”, explica. Es decir, no depender de una aplicación para imponer limitaciones y hacerlo uno mismo, aprender a “hacer un uso consciente, responsable y saludable de internet”.
Para la experta, es clave intentar desarrollar unos hábitos que nos permitan “aprender a convivir con la tecnología de forma saludable”, para lo que es muy importante establecer un plan de acción: “debemos temporalizar, planificar, establecer tiempos de conexión y desconexión”, apunta. Además, coincide en que las soluciones drásticas pueden ser contraproducentes al provocar un efecto rebote: que al desaparecer el bloqueo que impone la aplicación o que nos hemos impuesto nosotros mismos, nos sumerjamos en ese uso descontrolado del móvil de nuevo.
En la importancia de crear buenos hábitos lejos del teléfono también incide María Guerrero, psicóloga experta en bienestar digital. “Estas aplicaciones por supuesto que ayudan, pero yo creo que la solución está en el conjunto. Los buenos hábitos son los que tendrán mejores resultados a largo plazo”, señala. Para llegar a esos buenos hábitos, propone comprometerse a una serie de propósitos. Por ejemplo, reglas como apagar las pantallas al menos una hora antes de acostarse o pasar una hora al día fuera de casa haciendo algún tipo de actividad física pueden ayudar a crear esa relación más sana con las tecnologías. La experta incide en particular en el efecto que tienen las pantallas sobre los niños, más vulnerables a esa adicción, por lo que indica que una buena regla para las familias es limitar el uso de pantallas a las zonas comunes de la casa, lo que permite controlar los tiempos y evitar el aislamiento.
Las apps de desintoxicación digital, en definitiva, pueden ser útiles como un primer paso cuando uno se da cuenta de que usa el móvil más de lo que querría. Sin embargo, según el mismo estudio de Rastreator.com, al 30% de los encuestados le gustaría reducir el uso que hace del teléfono, pero no sabe cómo hacerlo. En estos casos, las expertas recomiendan que lo indicado es acudir a un profesional. ”Son quienes te pueden hacer un acompañamiento, dar pautas y ayudar a trabajar la ansiedad”, concluye Sonia Castro, del IEPP.
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