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Asesor externo de la Secretaría de Estado de Inteligencia Artificial

Pablo Rodríguez: “Radar Covid ahora es un coche sin gasolina”

El asesor externo de la Secretaría de Estado de Inteligencia Artificial, promotora de esta aplicación, cree que la falta de reparto de códigos en las comunidades autónomas impide avanzar en su penetración

Jordi Pérez Colomé
Pablo Rodríguez, asesor externo de la Secretaría de Estado de Inteligencia Artificial que ha seguido de cerca el proceso de creación de Radar Covid.
Pablo Rodríguez, asesor externo de la Secretaría de Estado de Inteligencia Artificial que ha seguido de cerca el proceso de creación de Radar Covid.Juanfran Martinez -Punt de vista- (Personal)

La aplicación de rastreo de contagios Radar Covid parece sentenciada por la extendida percepción de que ha fracasado, una sensación confirmada por los datos: registra menos del 2% de los positivos. Pero sus impulsores en el Gobierno aún le ven recorrido. “Estamos viendo el proceso natural de adopción de una nueva herramienta digital”, afirma Pablo Rodríguez (Langreo, Asturias, 1972), asesor externo de la Secretaría de Estado de Inteligencia Artificial, el cerebro en la sombra que ha estado aconsejando en todas las etapas del desarrollo de la aplicación. En el proceso de elaboración de un artículo sobre los resultados dispares de esta solución tecnológica en varios países europeos, EL PAÍS pidió un comentario a la Secretaría de Estado. Al contrario que otras veces, el organismo puso a Rodríguez a disposición de este periódico. Es la primera vez que habla públicamente del proyecto.

Rodríguez ha trabajado muchos años en Telefónica. Ahora ayuda al Gobierno sin que haya una relación laboral. “Estoy de manera libre. Asesoro a gobiernos y tecnológicas, entre ellas Google X, pero me estoy tomando un periodo sabático y ayudo donde puedo”. Su pasado en proyectos tecnológicos complejos le lleva a analizar este proceso como la adopción de una herramienta digital, sin entrar en los acuciantes problemas políticos que han rodeado a Radar Covid, tanto con los funcionarios de salud pública como para convencer a la ciudadanía de su utilidad. “Aún estamos en ese viaje”, explica Rodríguez, que cree que la adopción de Radar Covid es solo un primer intento en el largo camino de la digitalización que viene para la Administración pública.

Pregunta. ¿Por qué la creación de Radar Covid ha sido tan complicada?

Respuesta. Una herramienta digital no es lo primero a lo que se recurre para tratar un problema sanitario. Pensar que una aplicación digital puede salvar vidas no es trivial. Ni para los usuarios ni para el sistema de salud. Es un proceso de innovación que incluye la invención, la adopción y el refinamiento. Estamos en parte de ese viaje. En todos los países. Ha sido un proceso que, al menos en ambientes técnicos, se reconoce como muy significativo porque había que innovar en muchas facetas.

P. ¿En ambientes técnicos?

R. Estamos viendo el proceso natural de adopción de una nueva herramienta digital. No es fácil desplegar una nueva red social que detecte el virus. Es casi como desplegar un nuevo Facebook, o mejor como Signal, que preserva más la privacidad. Es un proceso muy orgánico en el que son claves el interés de los usuarios y la adopción de las comunidades autónomas.

P. ¿Han sido esos los dos grandes muros?

R. En cada momento el cuello de botella es distinto. El único fracaso es no intentarlo. La decisión de hacer una aplicación privada por defecto ha sido la adecuada. Esto supone que, para que funcione, las dos personas en contacto deban tener la aplicación descargada. Esto retarda la percepción de eficacia hasta que haya un umbral de alrededor del 20% de usuarios. Durante este proceso parece que no está teniendo efecto porque no hay masa crítica, pero sí lo está teniendo. En el piloto de La Gomera [el ensayo previo desarrollado en la isla] también se vio.

P. Hay países europeos donde también ha funcionado en el mundo real. ¿El problema en España ha sido el despliegue?

R. Son los procesos naturales de un sistema de innovación. Estuvo bien hacerlo privado por defecto porque esto no es el mundo de “voy a intentar perfilarte para venderte anuncios”, sino de “voy a cuidarte y protegerte”. Se requiere un esfuerzo de concienciación porque venimos de una época de recelo hacia las herramientas digitales. No obstante, tenemos una penetración de más de siete millones.

P. Esa cifra son descargas totales. Pero en España no sabemos cuántos son usuarios reales con la aplicación activa. La mayoría de países europeos da ese dato.

R. No tengo esa cifra. Pero está relacionado. Lo importante es que se la descargue cuanta más gente mejor. No sé el porcentaje de personas que se la habrán descargado y no la usarán.

P. Sería bueno saberlo de cara a la transparencia y a generar confianza.

R. Sí, pero los cuellos de botella son distintos en cada momento. El cuello de botella ahora es que tenemos un coche sin gasolina. La herramienta necesita que el sistema de salud entregue un código al ciudadano que ha dado positivo por covid y en muchas comunidades no se entregan o se entregan de manera muy compleja. Tenemos una variedad de eficacia que va desde Asturias a Valencia. No puede ser que un asturiano tenga 100 veces más ganas de meter el código cuando es positivo.

P. ¿Por qué esas diferencias?

R. Estamos digitalizando una parte del sector sanitario en un momento importante de la pandemia. Estamos en el momento de dar más transparencia, ayudar a las Comunidades, proveerlas con herramientas y darles a entender que si se hacen las cosas bien hay ejemplos de más éxito, como el de Reino Unido.

P. ¿Qué datos hay para decir que funciona?

R. Más de 50.000 personas han introducido los códigos. No tengo la cifra de cuántas alertas se han generado pero quizá cientos de miles de personas hayan recibido una notificación para que se confinen.

P. ¿España sabe la cifra de alertas mandadas a usuarios?

R. Yo no la tengo.

P. ¿Pero la tiene Indra [empresa desarrolladora de la aplicación] o alguien?

R. Habría que ver cómo se puede activar de manera anónima. No digo que no se pueda tener en cierto momento.

P. ¿Se ha negociado con Google y Apple para tener acceso a más información de la que ofrecían inicialmente?

R. En España se tomó la decisión de hacer la privacidad por defecto y la anonimización. Es cierto que hay compromisos que se hacen en información que puede ser importante para los epidemiólogos. Si otros países lo han conseguido se intentará hacer de manera anónima y agregada. En La Gomera salieron seis notificaciones por positivo, en Reino Unido son cuatro. No sé en cuánto estaremos, pero si tenemos 50.000 y lo multiplicas tienes cientos de miles de personas.

P. Muchos de estos positivos se han introducido en aplicaciones recién descargadas y, por tanto, sin efecto real para alertar a posibles contactos previos.

R. No lo sé. Eso es ir al siguiente nivel de eficacia y ni los equipos científicos están siendo capaces de responder a eso.

P. La esperanza es que cada alerta mandada es mejor que no mandar ninguna.

R. Cualquier vida que se salve es una vida salvada.

P. ¿Qué habrían hecho distinto con las comunidades?

R. A las comunidades se les hizo un proceso de integración durante el verano. Fue un proceso bastante sencillo y todas se integraron. Se simplificó mucho el acceso a los códigos, de manera automática. Se dejó que decidieran cómo realizar la integración con cada sistema de salud, para que pudieran personalizarlo.

P. Pero si las Comunidades no reparten los códigos, la tecnología se hunde.

R. Eso lo dejo a los políticos. Hay que cambiar el paradigma mental. Es un viaje: adoptar una tecnología nueva, integrarla, ver que te puede ayudar. Ha sido un esfuerzo muy colaborativo a nivel europeo.

P. Hay mucha gente quejándose de que no ha sido tan colaborativo cuando se les ha ofrecido ayuda desde fuera.

R. Tendríamos que hablar con distintas personas. Si ves el esfuerzo que se hizo en La Gomera con distintos investigadores y universidades, o los esfuerzos que se hacen en la red europea con todos los países o los centros de investigación de las comunidades autónomas... Habiendo visto otros procesos, yo lo he visto súper colaborativo a nivel europeo. Si no, no se hubiera llegado a este pico de implementación tan rápido.

P. Pero había cosas ya hechas: aplicaciones, Google y Apple. Indra [empresa desarrolladora de la aplicación] no empezó de cero.

R. Sí, cierto. Debemos tener una estructura de innovación. Además de las infraestructuras de telecomunicaciones, de energía y las carreteras, como país debemos entender los procesos de innovación y madurarlos.

P. Entonces, por mucho que los técnicos lo hayan intentado, el plano político no ha funcionado.

R. Eso no quiere decir que no haya que seguir intentándolo y mejorándolo. Puede ser una marca diferencial para nuestro viaje de digitalización. El esfuerzo de innovación a nivel europeo es increíble. Por primera vez he visto a las tecnológicas estadounidenses coger una solución europea y desplegarla en todos sus teléfonos móviles.

P. ¿Lo dice porque Google y Apple han adoptado el protocolo DP-3T desarrollado en Suiza por el equipo liderado por la ingeniera española Carmela Troncoso?

R. Exactamente. Es muy significativo. Que Europa desarrolle una tecnología privada por defecto, transparente y cuidadosa con los datos de usuarios, y que Silicon Valley la despliegue en todo el mundo en menos de tres meses es algo que abre un camino.

P. ¿Qué será de Radar Covid?

R. Ahora hemos sacado las estadísticas. Es importante que los códigos funcionen porque si no, da igual lo que se haga. Que siga aumentando la penetración. No veo más opciones. La tecnología funciona, la herramienta funciona y se trata de seguir el proceso natural de adopción de estos sistemas. Es cuestión de perseverancia y constancia.

P. ¿Pero aún hay opción de convencer a las comunidades autónomas? Hay un nivel de escepticismo extraordinario.

R. Hay una ventana de oportunidad cuando se reabra la hostelería para ver si aumenta el nivel de adopción.

P. ¿Valoran integrar el código QR en la aplicación? El equipo de DP-3T incluye esa opción.

R. Es interesante si pudiera hacerse de manera anónima y privada.

P. ¿Puede ser una vía?

R. Es otro modelo distinto. Hay que estudiarlo y valorarlo y ver qué ventajas e inconvenientes tiene.

P. Pero hay varias comunidades que ya han hecho sus aplicaciones de QR.

R. No es un problema de tecnología. Es un viaje de la innovación, integración y despliegue de una tecnología nueva.

P. La marca Radar Covid está muy desgastada. ¿Habrá alguna campaña para mejorar la percepción?

R. No lo sé. Para mantener la curva a nivel bajo y cortar la transmisión con flexibilidad y movilidad, el rastreo es básico. Las tecnologías pasan por sus fases de adopción: al principio parece que no funcionan, luego llega el fervor, la decepción y empieza a funcionar. Es algo que hay que pasar. No hay plazos.

P. Pero la pandemia puede acabarse con la vacuna.

R. Lo veremos en su momento y actuaremos. No sé si habrá mutaciones, cómo será el ritmo de la vacuna. No sé dónde estaremos el próximo año.

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Sobre la firma

Jordi Pérez Colomé
Es reportero de Tecnología, preocupado por las consecuencias sociales que provoca internet. Escribe cada semana una newsletter sobre los jaleos que provocan estos cambios. Fue premio José Manuel Porquet 2012 e iRedes Letras Enredadas 2014. Ha dado y da clases en cinco universidades españolas. Entre otros estudios, es filólogo italiano.

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