El coronavirus abre la puerta del Chrome y el Windows 10 a los ‘hackers’
Estos navegadores, objetivos favoritos de los cibercriminales, serán más vulnerables a partir de ahora
El coronavirus se está llevando por delante el trabajo de meses de los programadores. La mayoría están teletrabajando desde casa y no pueden actualizar las versiones de sus principales navegadores. Como consecuencia, Google ha anunciado que dejará de emitir actualizaciones para Chrome, y ha paralizado el lanzamiento de la versión 81 que se encuentra en su fase beta, aunque la compañía asegura que la publicará cuando se supere la crisis del COVID-19. Microsoft, también dejará de actualizar Edge y Windows 10. Ambas empresas señalan que solo dejarán de actualizar opciones no esenciales. Aún así, los expertos aconsejan que los usuarios dispongan de herramientas extra para protegerse de los ciberataques.
El problema de la seguridad informática es que mejora cuando avanzan los atacantes. “Hasta que los cibercriminales no observan una vulnerabilidad no lanzan un ataque y hasta que esto no ocurre, los programadores no pueden trabajar para parchear esa amenaza. Por lo tanto, estos meses estaremos igual de desprotegidos o protegidos que siempre, pero con un posible avance más lento a la hora de solventar los ataques”, asegura José Luis Vázquez-Poletti, profesor del departamento de Arquitectura de Computadores y Automática de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). En algunas ocasiones, los atacantes descubren una vulnerabilidad, es decir, una manera de penetrar en un navegador. “En circunstancias normales alguien se da cuenta, y si no vende la vulnerabilidad en el mercado negro para que los hackers la aprovechen, informa de la incidencia a Google o Microsoft y en unas horas existe un parche de seguridad que bloquea ese agujero”, añade Vázquez-Poletti.
Los riesgos de infectar un equipo cuando no tiene la última actualización son más altos. El phising es una de las herramientas más utilizadas. Los cibercriminales suplantan a una empresa o una persona de confianza para recopilar información confidencial del usuario. “Lo más buscado son las claves de la banca online, de la tarjeta de crédito o contraseñas de otros servicios”, alerta Vázquez-Poletti. El malware (malicious software en castellano) es otra de las más comunes en los navegadores. Estos códigos maliciosos se infiltran en un sistema con el fin de robar o dañar datos del usuario. “El ransomware es uno de los más habituales durante estos últimos años. Estos ciberataques tienen la capacidad de bloquear la pantalla del ordenador o cifrar archivos importantes y pedir un rescate económico a cambio de devolverlos”, explica Eusebio Nieva, director técnico de Check Point en España y Portugal.
Tampoco estamos exentos de que nuestro ordenador se utilice para realizar minería de monedas electrónicas o criptojacking. Los ciberdelincuentes usan los equipos de los usuarios para generar monedas digitales. “No se vulnera un ordenador para robar o acceder a datos personales sino para crear este tipo de monedas porque para generarlas, es necesaria una gran cantidad energía y de esta manera, los cibercriminales se ahorran los costes que generan cientos de miles de equipos conectados a la red”, explica Nieva.
Los hackers han de cumplir tres factores para que estos ciberataques tengan éxito: el sigilo es fundamental. Tiene que ser un ataque desde el anonimato, donde el usuario no pueda identificar quién se introduce en su ordenador y no pueda pararle ni denunciarlo. La efectividad es otro factor clave: los atacantes intentan lograr un fin, en el canal idóneo, usando los medios adecuados e invirtiendo los mínimos recursos. La recompensa es a lo que todo cibercriminal aspira. “Por eso hay muchos más ataques a Microsoft o Google que en Linux. Cuantos más usuarios utilicen un sistema operativo o un navegador, más atacantes buscarán las claves para desestabilizarlo. Como hay menos usuarios de Linux, a los cibercriminales no les es rentable buscar el modo de penetrar durante semanas o meses para conseguir pocos beneficios”, afirma Nieva.
Sentido común
No obstante, los expertos aseguran que lo más importante es usar el sentido común. Las técnicas para robar datos, infectar equipos o usarlos para crear criptomonedas irán variando a lo largo del tiempo. Aunque pase la crisis del coronavirus y los usuarios dispongan de las últimas actualizaciones de sus navegadores, los expertos señalan al factor humano como el eslabón más débil del ataque. “La misma protección que el usuario tiene en el supermercado lavándose las manos o usando una mascarilla es la misma que ha de tener en el ciberespacio: prestar atención a lo que nos descargamos, a lo que ejecutamos o los banners de publicidad en los que hacemos click”, advierte Vázquez-Poletti. Por lo demás, siempre es aconsejable tener herramientas para bloquear determinados ataques como cortafuegos u otros servicios de seguridad. “Aunque no sirvan para ‘curarnos’ en el caso de que nos entre cualquier ataque dañino, si sirven para prevenir que ocurra”, concluye.
Eventos de desarrolladores cancelados o vía videollamada
Google ha decidido cancelar su conferencia anual de desarrolladores de este año, que iba a celebrarse entre el 12 y el 14 mayo en Mountain View (California), donde está la sede de la compañía. El evento iba a centrarse en las novedades de software de Android 11. Microsoft también ha decidido cancelar la parte presencial de su evento de desarrolladores, Build 2020. La compañía celebrará ponencias online, igual que Apple, que celebrará la próxima edición de su evento anual de desarrolladores WWDC en junio con un formato completamente online.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.