Las normas secretas de censura de TikTok
La revelación de las reglas de moderación de esta app china muestra que los límites de lo permitido dependen cada vez más de oscuras decisiones de redes sociales
La app TikTok se ha descargado más de 1.000 millones de veces desde 2017. En agosto fue la app más descargada tanto para Android como iPhone en todo el mundo. La china ByteDance, creadora de TikTok, se convirtió hace un año en la startup más valiosa con 75.000 millones de dólares, por encima entonces de Uber.
TikTok es un fenómeno de masas que permite crear vídeos musicales y graciosos de una media de unos 15 segundos. Aparte de su crecimiento espectacular, TikTok destaca por otros dos datos relevantes: sus usuarios son adolescentes o muy jóvenes y es el gran éxito chino fuera de su país. Está disponible en más de 150 países.
¿Por qué una app juvenil, musical y gamberra tiene problemas de censura política de su contenido?
¿Por qué una app juvenil, musical y gamberra tiene problemas de censura política de su contenido? La sospecha es porque, como empresa china, debe seguir las normas de su gobierno. El Guardian acaba de revelar las reglas de moderación de TikTok, que la compañía dice que dejó de usar en mayo.
En el capítulo sobre "discurso de odio y religión", TikTok suprimía las críticas al socialismo chino junto a estos otros supuestos: "Crítica hacia las políticas, reglas sociales de cualquier sociedad, como una monarquía constitucional, monarquía, sistema parlamentario, separación de poderes, sistema socialista, etc." En TikTok los modelos de Estados no se tocan.
En su respuesta al Guardian, Tiktok dijo que esas pautas están "desactualizadas" y que hoy adoptan "enfoques localizados, que incluyen moderadores locales, contenido local y políticas de moderación, refinamiento local de políticas globales". EL PAÍS pidió a TikTok que aclarara cuáles eran ese "contenido local y políticas de moderación, refinamiento local de políticas globales". Si esos moderados y adaptaciones locales existen, en TikTok no los tienen a mano. Después de más de 4 días siguen sin responder a cómo hacen ese "refinamiento local de políticas globales".
Desde la compañía, solo mandan el enlace a las normas comunitarias de TikTok. La única mención a una hipotética censura de contenidos sociopolíticos es esta: "Los usuarios también deben cumplir con la legislación local". ¿Indica eso que TikTok va a respetar que en China sea delito recordar la masacre de Tiananmen y en España no sea delito criticar al Rey? ¿Va a permitir los vídeos de Tiananmen para sus usuarios españoles? ¿Y para los usuarios chinos que viven o viajan al extranjero?
El Guardian también vio el contenido que TikTok prohibía en Turquía: iba desde a separatismo kurdo, el padre de la patria, Ataturk, y el actual presidente, Recep Tayip Erdogan. En esa lista se incluía consumo de alcohol, apariciones de "dioses no islámicos" o cosas como "actividades íntimas (darse la mano, tocarse, besarse) entre amantes homosexuales" o "informaciones de grupos homosexuales" o contenido sobre "proteger los derechos de los homosexuales". Las leyes locales turcas no son tan restrictivas como TikTok en su afán de prohibir.
¿Ocurre lo mismo si la polémica es con el Gobierno español o el independentismo catalán? No se sabe. Las grandes redes sociales hacen equilibrios con sus reglas para la comunidad para maniobrar con sus líneas rojas, pero al menos las directrices y las sanciones son públicas. En TikTok no.
Una búsqueda de los hashtags #hongkong, #tiananmen o #tibet da en buena medida vídeos anodinos. A la herramienta que autocompleta las búsquedas tampoco le gustan estas palabras.
El funcionamiento de TikTok se centra en la inteligencia artificial. La app detecta qué vídeos van gustándote más y te da más de esos. Es el modo más sencillo de tenerte 20 minutos ante el móvil. ¿Quieres bailes de rap con unas cuantas bromas de terror? Toma bailes de rap y algún vídeo chusquero de miedo.
Las redes sociales suelen tener una excusa aceptable para secuestrar nuestra atención –y venderla a anunciantes–: enterarte de qué ocurre, saber qué hacen tus amigos o ver fotos de viajes en lugares desconocidos. Pero TikTok no tiene pretensiones, es puro entretenimiento. Son paridas: una mezcla de los viejos "Videos de primera" con una selección de videoclips caseros con la música de moda.
La importancia de la censura en TikTok quizá sea de momento menor porque el contenido político o polémico no emerge, aunque quizá no emerja porque está capado por la compañía. Este debate es importante porque TikTok puede crecer con sus usuarios y convertirse en un arma de rebeldía social. Aunque quizá nunca lo sabremos porque sus algoritmos hacen que el mundo que refleja TikTok sea de la diversión más anodina y básica del mundo.
¿Y si fuera en noticias?
Pero hay más. ByteDance también es propietaria de TopBuzz, una app agregadora de noticias que usa la inteligencia artificial no para escoger qué vídeo gracioso quiere ver cada usuario, sino para ofrecerle los titulares globales que más le interesen.
TopBuzz es otro éxito mundial nacido en China. Chartbeat, la empresa que mide el tráfico en la mayoría de medios, explicó hace poco el crecimiento de TopBuzz como fuente de tráfico: "En diciembre de 2018, TopBuzz fue el origen de casi 34 millones de páginas vistas en todo el mundo, 36 veces más que en enero de 2017". La mitad de ese tráfico procedía de Estados Unidos, pero aumentaba en países como Brasil, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido.
Las apps móviles agregadoras de noticias ven crecer su cuota de mercado: TopBuzz crece un 158% en 2019 y su competidora japonesa, SmartNews, un 129%. Ya mandan tanto tráfico a los medios como Yahoo, un origen tradicional.
TopBuzz prioriza noticias virales de sucesos locos con sexo y drogas, además de los intereses de cada usuario que su inteligencia artificial promueve. TopBuzz no crea contenido, pero si un día su éxito es aún mayor, ¿cómo podremos fiarnos de que ofrece enlaces serios a noticias críticas para China o sus aliados?
La moderación de contenido de las grandes redes online será uno de los temas del futuro. Facebook acaba de anunciar que no comprobará la veracidad de lo que digan los políticos. No quiere meterse en el jardín de castigar a Donald Trump o Pedro Sánchez por mentir. Pero ¿y si repiten con sus palabras un contenido falso que Facebook ya ha desmontado? ¿O si alguien poco cuidadoso con la verdad anuncia que se presenta a unas elecciones, Facebook dejará de someterle a los mismos estándares que al resto?
Será cada vez más difícil saber por qué vemos lo que nos enseñan y, sobre todo, qué dejamos de ver.
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