A Xiaomi le crecen pedales inteligentes
Después de su particular ‘segway’, el fabricante chino sorprende con el anuncio de una bicicleta ‘smart’ de casi 3.000 euros
“Sé que no se trata de una estrategia convencional, pero hemos decidido ir sumando al ecosistema que estamos creando aparatos inteligentes que no son convencionales, sino que tienen un gran potencial innovador”. Así explica a EL PAÍS el cofundador de Xiaomi, Wang Chan, el sorprendente rumbo que está tomando en su expansión el fabricante chino que hace solo un lustro se estrenó con un teléfono móvil llamado a provocar un terremoto en el sector tecnológico. “Nuestra intención es cooperar con empresas que ofrecen productos interesantes capaces de adaptarse al lenguaje que estamos creando para que tengan el smartphone o la smart TV como nexo común. Nosotros les ofrecemos nuestra plataforma de venta online, nuestros servicios de big data, y asesoramiento para la estandarización de los productos, desde la estética hasta los elementos más técnicos”, añade antes de resumir su meta en una frase: “Nuestro objetivo es que todo esté conectado”.
El vehículo pesará siete kilos, para hacerlo se han utilizado materiales compuestos avanzados y el componente inteligente lo proporcionarán diversos sensores que monitorizarán el ejercicio a través de una 'app' del móvil
Así, la empresa de Pekín comercializa ya electrodomésticos -como los purificadores de aire y de agua-, wearables de fitness -MiBand es el segundo más vendido del mundo-, y hasta baterías de enchufes. No contenta con este amplio abanico de productos, el pasado mes de octubre la marca sorprendió con un inesperado giro hacia los medios de transporte con el lanzamiento de su particular segway, llamado Nineboot. Y ahora ha vuelto a calzarse ruedas para anunciar la presentación, el próximo día 22, de su bicicleta inteligente QiCycle R1. A diferencia de otros de sus productos, que tienen en común un precio generalmente muy ajustado, esta bicicleta costará 19.999 yuanes (2.850 euros). Es una cantidad que la convierte en el producto más caro de Xiaomi y que sorprende en el que antaño fue el país de las bicicletas. Pero sigue encerrando una buena relación calidad-precio y refleja el aumento del bienestar en la clase media del país más poblado del mundo.
Aunque apenas han trascendido detalles sobre la bicicleta, sí que se sabe que el fabricante será iRiding, una empresa radicada en Taiwán en cuyo capital participa Xiaomi, y que el vehículo de siete kilos, en el que se han utilizado materiales compuestos avanzados, contará con componentes de la gama alta Ultegra fabricados por Shimano. El componente inteligente lo proporcionarán diversos sensores que analizarán el esfuerzo del usuario y que permitirán monitorizar todo el ejercicio a través de una aplicación en el móvil. Aunque en un principio la QiCycle se venderá exclusivamente en China, el diario Wall Street Journal informó de que la bicicleta ya ha recibido incluso la homologación europea, y el propio Wang reconoce -a pesar de que se niega a concretar la forma y las fechas- que, después de haberse abierto camino en Asia y Latinoamérica, entre los planes de la empresa que dirige Lei Jun está entrar en el Viejo Continente.
De forma paralela, diferentes fuentes aseguran también que en los próximos meses Xiaomi sumará a su catálogo una nueva línea de bicicletas asistidas por batería, no como las motocicletas eléctricas que abundan en China y que no requieren dar pedales, y cuyo precio será significativamente más reducido: en torno a los 500 euros. “Sin duda que vamos a ver algunos productos excitantes en nuestro porfolio este año”, comenta enigmático Wang. Cómo lograrán convencer a los chinos de que compren sus bicicletas es un misterio, porque la mayoría -eléctricas o no- rara vez cuesta más de 300 euros.
Xiaomi planea además una nueva línea de bicicletas asistidas por batería y cuyo precio será significativamente más reducido: en torno a los 500 euros
En cualquier caso, es evidente que Xiaomi necesita un revulsivo para volver a pisar el acelerador. Porque, ante la creciente saturación del mercado de teléfonos móviles, el año pasado la marca ni siquiera logró alcanzar su objetivo inicial de vender cien millones de unidades. Se quedó en 70 millones, lo cual supone un importante aumento sobre la cifra de 2014 pero, como aseguran incluso fuentes de la empresa, sabe a poco. No obstante, la mayor parte de los beneficios llega a través del resto de productos del ecosistema Xiaomi, ya sean las baterías externas -uno de sus productos estrella-, o los osos de peluche -cuyo porcentaje de beneficio es el mayor del catálogo de la empresa-.
En cualquier caso, hay quienes consideran que Xiaomi está diversificando en exceso, y que en ese proceso de expansión puede perder el norte. “Hasta ahora el éxito lo han conseguido gracias a su estrategia de ofrecer aparatos necesarios a un precio inferior al de la competencia. Pero, ¿una bicicleta de 20.000 yuanes? Espero que no siga por ese camino”, criticaba un usuario de Weibo, el Twitter chino. Wang, sin embargo, puntualiza: “Nosotros vamos a seguir concentrados en fabricar lo que mejor sabemos: móviles y televisores. El resto de productos corren a cargo de las empresas asociadas, que enriquecen el universo que estamos creando”.
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