El ‘smartphone’ también se come a la cámara réflex
La mejora de lentes, sensores y aplicaciones en los móviles aleja al consumidor de la fotografía clásica
Las cámaras fotográficas compactas caerán un 44% en ventas este año. Una cifra altísima, más aún si se considera que ya en los años anteriores fueron perdiendo ventas (un 30% en 2012). Pero el crecimiento de los smartphones, y los últimos modelos que potencian sus habilidades fotográficas, también empieza a hacer mella en las cámaras réflex y de objetivos intercambiables, según la industria japonesa, principal fabricante mundial.
En los primeros nueve meses del año, el sector fotográfico cayó un 38,7%, con un 43,9% entre las compactas y un 16,7% en los modelos con objetivos intercambiables, según la Camera Imaging Products Association (CIPA), la patronal de los fabricantes japoneses.
Hasta ahora, las ventas de cámaras fotográficas habían ido evolucionando hacia modelos de más alta gama, casi profesionales, ya que el segmento de las compactas estaba perdido desde hace año con la popularización de los móviles, primero, y luego smartphones. Este año incluso se prevía un aumento de ventas de las cámaras de objetivos intercambiables, pero la presentación de los últimos smartphones parece que ha hecho cambiar la tendencia. Según IDC, la venta de cámaras SLR (objetivos intercambiables) caerá un 9,1% desde los 19,1 millones de 2012 a los 17,4 millones de este año. CIPA considera mayor el descenso.
Canon y Nikon, los principales fabricantes, han bajado sus previsiones para este año. Tamron, fabricante de objetivos ha perdido ventas en un 22% en los primeros nueve meses.
En los primeros nueve meses del año, el sector fotográfico cayó un 38,7%, con un 43,9% entre las compactas y un 16,7% en los modelos con objetivos intercambiables
Los fabricantes de smartphones saben que la imagen es la segunda actividad de su propietario, por lo que, para diferenciarse de la competencia, están mejorando mucho esta función. No solo con sensores y lentes, también con las aplicaciones.
Nokia con su Lumia 1020 promete fotos de 41 megas, según anunció su aún consejero delegado, Stephen Elop; Apple iPhone 5S ha aumentado la cámara a 8 megas, pero además, todos, incluyen estabilizadores de imagen, disparos en ráfaga, grabación a cámara lenta, mejores flashes y sensores para trabajar en malas condiciones lumínicas. Los últimos modelos de Nokia, el Lumia 1020, y el de Sony, Xperia Z1, nada tienen que envidiar a la mejor cámara de un aficionado a la fotografía
A las mejoras técnicas de los teléfonos se le suma elementos externos para crear un ecosistema imposible de igualar por una cámara de fotos, como accesorios (del trípode a zoom), el almacenamiento de las imágenes o los vídeos en Internet (Flickr ofrece un terabyte gratis), el envío instantáneo a amigos y familiares a través de las redes sociales, más aplicaciones de filtros o funciones de edición fotográfica que cada vez más se acercan a los profesionales, en el caso de que no se quieran pagar por ellos. Igual que los profesionales si se paga algo.
Las cámaras de alta gama, semiprofesionales venían creciendo desde 2003, esquivando la crisis de las compactas, que que se venden hoy unos 50 millones de modelos, la mitad que en 2010. Las de objetivo intercambiable en ese mismo periodo se habían doblado, pero la tendencia se ha roto en el final de este año coincidiendo con las mejoras de los smartphones.
Frente a los indudables análisis de que una cámara profesional realiza mejores fotos, se encuentra el hecho de que la cámara pierde frente al smartphone parte de su atractivo original: enseñar las imágenes a los seres queridos cuanto antes. Y, el factor más importante, como dicen los clásicos: no hay mejor cámara que la que llevas encima, es decir, el smartphone.
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