El primer 'camarerorobot' sirve sushi en Tailandia
Los humanos todavía son necesarios para poner las bebidas y cobrar a los clientes
El autor de ciencia ficción Isaac Asimov estableció las tres leyes de la robótica. Un robot no puede dañar a un ser humano, debe obedecer siempre sus órdenes y proteger su propia existencia. No se sabe si los androides camareros que asombran y sirven con precisión milimétrica a los clientes de un nuevo restaurante en Tailandia siguen estas normas.
"No llega nunca tarde, ni se toma una pausa para fumar ni pide propina", asegura Lappassarada Thanapant, dueña del Hajime, un establecimiento de comida japonesa en el centro de Bangkok, "además hace el trabajo de ocho personas". Vestido con una combinación de traje samurai y de camarero, su jefa asegura que es el futuro de la hostelería.
La idea le surgió a Thanapant hace seis años, cuando en un viaje a Japón visitó una feria de robótica experimental y encargó un prototipo. Al ver el modelo ideal, pagó encantada los seis millones de bats, unos 150.000 euros, por cuatro robocamareros super eficientes y rápidos. "Son casi perfectos, no se pueden equivocar", dice Thanapant, que espera recuperar la inversión en menos de dos años gracias a lo vistosos del invento.
Dos de los autómatas son una versión simple, con un solo brazo, que acercan los platos a sus compañeros más complejos, con dos miembros, cuerpo móvil y uniforme. Por un raíl, llegan hasta la mesa correspondiente. Si suena una melodía determinada por los altavoces, los androides se toman unos minutos de descanso y bailan para deleitar a sus clientes.
No todo es perfecto. Los robots no sirven bebidas y fallan a la hora de recoger los platos. No saben pasar la cuenta. El restaurante Hajime todavía necesita contratar (y cobrar) a los humanos.
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