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TECNOLOGÍA

El teatro le arrebata al cine un poco de su magia

El teatro adopta nuevos sistemas de proyección capaces de hacer realidad algunos de los milagros del séptimo arte

Para el espectador cinematográfico medio, la imagen de Eddie Murphy interpretando a varios personajes en una misma escena ya no resulta chocante. Ese truco de efectos especiales se ha convertido en un tópico que se sirve de un buen maquillador, unas cuantas cámaras cuidadosamente ubicadas y ciertos retoques digitales. En el teatro, en directo, un actor situado junto a sí mismo sería una visión sorprendente, pero quizá no por mucho tiempo. Cuando Losing something, escrita y dirigida por Kevin Cunningham, se estrenó en el 3LD Art & Technology Center del Bajo Manhattan a principios de abril, la producción supuso la primera vez que una compañía teatral estadounidense utilizaba un sistema de videoproyección de alta definición llamado Eyeliner.

Compaginándolo con Isadora ?un programa que controla vídeos digitales?, Cunningham y 3LD (o 3-Legged Dog) producen efectos deslumbrantes. "Ya no tenemos que obedecer las leyes de la física", decía Cunningham, también director artístico de 3LD, antes de un ensayo reciente. Durante una representación posterior de la obra ?una oblicua historia de fantasmas narrada desde el punto de vista de un hombre de mediana edad abocado a la inconsciencia por la pérdida de memoria?, los actores flotaban en el espacio o surgían de la nada. El sistema Eyeliner utiliza un viejo truco escénico llamado Fantasma de Pepper, visto por primera vez en 1862, durante una producción de El hombre atormentado de Charles Dickens, representada en la Royal Polytechnic Institution de Londres.

El descubrimiento de la ilusión suele atribuirse a John Henry Pepper (1821-1900), aunque un ingeniero llamado Henry Dircks fue el primero en proponer que se colocara un cristal cilindrado entre el público y los actores, lo cual permitía a objetos o personas fuera de escena "aparecer" reflejados en el cristal como si estuviesen sobre el escenario. Con Eyeliner, el voluminoso panel de cristal es sustituido por una pantalla más ligera inventada por Uwe Maass, director general de Event Works, una compañía de Dubai. Otra empresa, Vision4, de Dinamarca, posee la licencia para Nueva York. "Creemos que habrá nuevos descubrimientos en la simbiosis entre arte y tecnología", escribe Mikael Fock, director de Vision4, en un correo electrónico.

Al principio de Losing something, el protagonista, X (Aldo Perez), contempla su existencia tras la destrucción de las Torres Gemelas. Su yo anciano, también interpretado por Perez, entra en el escenario, se sitúa junto a X, y ambos hablan uno frente al otro. Por un lado, el verdadero Perez. Por el otro, una imagen grabada en vídeo proyectada sobre un espejo que hay fuera de escena y que se refleja en la pantalla del Eyeliner.

"El vídeo se usa como un sofisticado elemento del decorado o como telón de fondo", comenta Cunningham. "Pero es plano, y ningún otro elemento del escenario lo es. Intentamos que todos los elementos adquieran una dimensión plena, manipulamos el tiempo, la luz y la imagen como un escultor manipula la arcilla". Para conseguirlo, Losing Something emplea imágenes grabadas en vídeo y los efectos tradicionales del Fantasma de Pepper: actores ocultos fuera de escena se reflejan en la pantalla. Entonces entra en acción Isadora. El programa, inventado por Mark Coniglio, un compositor y artista de medios electrónicos, permite al usuario un control en tiempo real sobre el vídeo digital. Un operario puede hacer que un personaje grabado en vídeo se detenga, mire y escuche, como si reaccionara ante una persona real en el escenario.

Jeff Morey, diseñador de vídeos encargado de manipular Isadora, decía: "Cuando lo ves en escena con los actores, está claro lo que tienes que hacer. Pero lograr que funcione de forma transparente es otra cosa". Morey dice que intenta crear una ilusión de profundidad y distancia. "Es una sensación mágica", afirma.

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