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Hebillas con pantalla inspiradas en Ibiza

Egokast incluye una tarjeta de memoria y un disco lleno de cientos de bucles de vídeo prefabricados

Corren malos tiempos para los partidarios de "destrozar el televisor", que desde hace mucho temen que el entretenimiento en vídeo entontezca a las masas. Las estruendosas pantallas en miniatura que reproducen películas y juegos están más extendidas que nunca, en especial entre los urbanitas.

Aunque es aficionado a los aparatos electrónicos, Shaw Kaake simpatiza con los tecnófobos a este respecto: piensa que las personas extasiadas por las pantallas portátiles tienden a no prestar atención al mundo que las rodea, en detrimento de la sociedad civil.

La respuesta de Kaake a esta tendencia es el Egokast, un reproductor de vídeo que cabe en la mano y que también sirve de hebilla de cinturón. "Es el primer aparato de comunicación que tu no miras, pero que todos los demás sí lo hacen", comenta Kaake, diseñador industrial estadounidense que lleva varios años viviendo en Shanghai. "En lugar de mirar tu BlackBerry o tu PSP, miras las reacciones de la gente al contenido".

Inicialmente Kaake se inspiró en las hebillas con pantallas LED, que pueden programarse para emitir mensajes de texto en movimiento. La idea de sustituir el texto por imágenes se le ocurrió en una de sus frecuentes visitas a los clubes nocturnos de Ibiza, donde la música estruendosa se sincroniza con bucles de vídeo hipnóticos. Cuando volvió a Shanghai el año pasado, Kaake desmontó una PlayStation Portable [PSP] y colgó la pantalla liberada en un cinturón.

El tosco prototipo funcionaba, pero era un diseño demasiado caro para replicarlo por doquier: el aparato se vende por más de 140 euros. Así que en lugar de separar el reproductor, sencillamente se lo colgó del cinturón con unas pinzas de plástico, lo cargó con videos abstractos y se dirigió a los clubes de Shanghai para efectuar una investigación de mercado.

A los clientes les fascinó, en especial cuando el vídeo del Egokast parecía moverse en concierto con la música del club. Su única queja era que abultaba mucho al colgarlo del cinturón. Así que, Kaake redujo el diseño, creando una funda de metal para el reproductor que sólo añade unos milímetros de espesor. Kaake también negoció con un fabricante de Shenzhen, capital de la industria electrónica china, para que le proporcionara reproductores de vídeo que no sólo fueran adecuadamente finos sino también sorprendentemente llamativos, para mejor atraer la atención de los transeúntes.

El Egokast, con un precio de 289 dólares, se puede comprar en Egokast.com desde junio. Incluye una tarjeta de memoria y un disco lleno de cientos de bucles de vídeo prefabricados; los usuarios pueden crear también su propio contenido. Pero Kaake advierte que el Egokast podría no ser bueno para tímidos. "A algunos podría incomodarlos un poco el que todo el mundo les mire el cinturón", dice. "No es habitual que la gente te mire fijamente ahí".

El Egokast es un reproductor de vídeo que cabe en la mano y que también sirve de hebilla de cinturón. "Es el primer aparato de comunicación que tu no miras, pero que todos los demás sí lo hacen", dice su creador, Sahw Kaake.
El Egokast es un reproductor de vídeo que cabe en la mano y que también sirve de hebilla de cinturón. "Es el primer aparato de comunicación que tu no miras, pero que todos los demás sí lo hacen", dice su creador, Sahw Kaake.NYT

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