Cuidado al navegar por la calle

Usar la red en puntos de acceso públicos, sinónimo de problemas

Lo dice el New York Times en su edición digital, haciendo un repaso a los peligros de navegar en lugares como aeropuertos o cafés. La conclusión principal: evitarlo siempre que se pueda. Y pone ejemplos, como el del viajero que deja rastros de búsquedas comprometidas en el ordenador de un hotel, o el de quien realiza compras desde una sala VIP antes de emprender viaje, sin pensar en el riesgo de que alguien con un 'sniffer' pueda estar interceptando sus comunicaciones. ¿Excesiva desconfianza? Pues no: InfoWorld magazine publicó el pasado otoño el informe de un experto en seguridad de redes, que consiguió una media de 100 claves por hotel, en casi la mitad de los establecimientos por los que pasó. Mejor prevenir que curar.

La industria del videojuego falla a las mujeres

Es lo que afirma la BBC, citando las declaraciones de un alto responsable del gigante del entretenimiento Electronic Arts. Los datos no mienten: cuatro de cada diez chicas adolescentes utilizan videojuegos, frente a nueve de cada diez chicos. Y la respuesta no son juegos "rosas". Según este directivo, la respuesta está en la industria del cine, que "no hace sólo películas para chicos". Claro que tampoco tiene la llave mágica para solucionar algo que, sólo desde el punto de vista del empresario, debería ser un problema.

Ocho gigas en flash

La actualidad del segundo día de la semana, marcada aún por el descanso veraniego en medio mundo, se completa con más informaciones sobre los nuevos mercados de hardware: mientras las ventas de televisores LCD siguen batiendo récords en todo el mundo, SanDisk se apunta a la sangrienta batalla de los fabricantes de reproductores MP3. Sus poderes: 8 gigas de memoria flash. En el capítulo de divulgación sabemos también de los intentos por frenar el calentamiento global… emitiendo azufre, de las quejas de numerosos geólogos por el hecho de que los astrónomos hayan firmado Plutón sea un planeta, y de las preocupaciones por el hecho de que la creciente demanda de biocombustibles pueda desembocar en cultivos sin freno, y en más escasez de agua.