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El Museo Hemingway de Cuba abre sus puertas a las visitas virtuales

Se trata del primer proyecto de este tipo que se desarrolla en la isla

Los internautas podrán conocer los rincones del hogar cubano del escritor estadounidense Ernest Hemingway, convertido en un museo tras su muerte en 1961, y que será el primero que recibirá visitas virtuales en Cuba. A partir de esta semana, tras contactar con el sitio www.cnpc.cult.cu, los visitantes podrán llegar hasta el museo y recorrer la casona que ocupó el escritor, Finca Vigía. La visita virtual a este museo, que recibe miles de turistas al año, es fruto de un proyecto conjunto de la firma Tednus y el centro Nacional de Superación y Adiestramiento en Informática.

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La página mostrará las habitaciones, los jardines, el patio trasero, la piscina, el cementerio de sus perros y hasta permitirá detenerse en detalles de 18 espacios y 21 objetos, con breves descripciones. Para el director del Centro Provincial de Patrimonio del ministerio de Cultura cubano, Jorge Moscoso, la iniciativa abre la posibilidad de extender la cultura a través de Internet en toda la isla.

Durante el recorrido virtual, el visitante podrá experimentar la sensación de caminar por dentro del museo e incluso conocer el mueble en el que guardaba su colección discográfica, su colección de cuchillos y las anotaciones que hacía diariamente sobre su peso en la pared del cuarto de baño. Por ejemplo, en la sala, pueden apreciarse cuadros con escenas taurinas del pintor español Roberto Domingo, mientras en su cuarto de trabajo su máquina Royal reposa aún sobre un librero, en la misma posición en la que solía colocarla para escribir de pie.

Una mirada a su escritorio

Es posible también observar su escritorio, donde abundan las fotografías familiares y de amigos, entre otros objetos personales, y ver en una de las paredes la cabeza del búfalo que cazó en Tanzania en 1934, durante su primer safari. En la mesa del comedor puede verse una muestra de su vajilla y hasta la marca con la identificación de la Finca Vigía, y subiendo al tercer piso se encontrarán estanderías que atesoran parte de su colección de libros -9.000- dispersos por todo el inmueble y un telescopio.

También se puede llegar hasta el área donde se exhibe el yate El Pilar que Hemingway legó a su muerte al marino Gregorio Fuentes, el experimentado capitán de la embarcación y acompañante del novelista en sus incursiones por las aguas del Caribe. Es posible ver además su poltrona preferida para la lectura de las tardes, colocada al lado de un mueble minibar, donde aún se conservan las botellas de sus bebidas favoritas.

La casona, situada a unos 15 kilómetros de La Habana, fue durante 21 años la residencia en Cuba del autor de Por quien doblan las campanas, está enclavada en una pequeña colina y ocupa cuatro hectáreas. Fue construida por el arquitecto catalán Miguel Pascual y Baguer, quien compró la finca en 1887 para utilizarla como casa de descanso familiar hasta 1903 cuando la vendió a un francés que se la alquiló en 1939 a Marta Gelhorn, la tercera esposa de Hemingway, por 100 pesos mensuales (menos de cuatro dólares al cambio actual).

Un año más tarde, el escritor se convirtió en el nuevo dueño de la propiedad, que adquirió por 18.500 pesos (711 dólares de hoy), y a partir de entonces vivió en ella largas temporadas. Allí escribió una de sus novelas más famosas, El Viejo y el Mar, que le mereció el premio Pulitzer, en 1953, y al año siguiente, el Nobel. En total, el museo conserva más de 22.000 piezas, entre libros, fotos, filmes, trofeos de caza, armas, objetos deportivos y de pesca. En Cuba, escribió Nadie muere nunca (1939), Por quien doblan las campanas (1940), Hombres en guerra (1942), El gran río azul" (1949), A través del río y entre los árboles (1959), El buen león y El toro fiel, entre otros.

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