Hacer las cosas de otra manera
El diario inicia una etapa clave con la implementación de un modelo de suscripción digital. Los lectores podrán acceder a 10 artículos mensuales; después necesitarán suscribirse. El precio es de 10 euros al mes, con una oferta del primero por un euro. Este artículo pertenece a una serie sobre los pilares de EL PAÍS
Era un ejemplar casi escuálido para las expectativas que había despertado la salida del primer periódico tras la muerte de Franco. Pero las 48 páginas que EL PAÍS publicó el 4 de mayo de 1976 incluían enormes novedades para la prensa de la época. El diseño era diáfano. Las entradillas aparecían diferenciadas. Las firmas encabezaban las noticias. El diario comenzaba con Internacional e incluía una sección de Sociedad, con asuntos hasta entonces invisibles. También había innovación en el lenguaje, como la regla que obligaba a iniciar las informaciones por el sujeto. Y a todo le dio sentido al año siguiente un Libro de Estilo —“la gran revolución”, según el periodista Juan Cruz— que consagraba la separación entre información y opinión.
“EL PAÍS ha sido rompedor desde el principio”, cuenta Álex Grijelmo, actual responsable del manual de Estilo. “Nació para hacer las cosas de otra manera. No para llevar la contraria, sino para hacer las cosas bien. Y contra la muletilla del ‘esto siempre se ha hecho así”.
Una segunda revolución, más técnica, llegó en 1981. EL PAÍS instaló el sistema informático de edición de textos Atex como parte de una gran reestructuración que incluía la construcción de un edificio y la ampliación de las rotativas y de la Redacción. La inversión total fue de 800 millones de pesetas, el equivalente de 22 millones de euros al cambio actual, y convirtió a esta cabecera en el primer gran diario europeo que superaba las máquinas de escribir. El terremoto fue tan enorme que el Comité de Empresa logró incluir en el convenio una cláusula —vigente hasta 2011— que amparaba al redactor que quisiera quedarse al margen de la informática.
En 1993, una generación de españoles que apenas recordaba la dictadura había crecido ya con este diario. Ellos formaron el público mayoritario de El País de las Tentaciones. “La primera revista nacional de espectáculos, viajes y ocio fue muy innovadora sobre todo en el diseño y en la forma de contar los temas. Transmitíamos buen rollo”, recuerda Vicente Jiménez, actual director de As, pionero en el proyecto. Su irreverencia generó recelos en algunos sectores de la Redacción. Pero su éxito fue estratosférico y EL PAÍS pasó a vender, de forma sostenida, 60.000 ejemplares más cada viernes.
Más ambicioso aún fue el desafío al que se enfrentó en 1996 Mariló Ruiz de Elvira, entonces redactora jefa de Nacional: lanzar en mes y medio la página web de EL PAÍS para coincidir con el 20º cumpleaños del periódico. Lo logró y se divirtió. “Recibir felicitaciones de gente que nos leía hasta en Mongolia me parecía lo máximo”, recuerda. ¿Qué se hacía en Internet? Había que descubrirlo cada día. “Cuando mataron a Miguel Ángel Blanco, en 1997, decidí que no podíamos ser solo un volcado del papel y publicamos la noticia inmediatamente”, cuenta. También, inventar nuevos formatos, como su primer directo: una exhibición de ajedrez en la que el campeón mundial, Gary Kaspárov, se enfrentó con 16 internautas.
La importancia de lo digital se convirtió en un mantra. El mensaje se visibilizó en 2010, cuando la mesa de control de Internet se situó en el centro de la redacción. En 2016 se reformó el espacio de trabajo para hacer otro más diáfano, con un plató de televisión y presidido por un muro multimedia con datos de tráfico en la web. “La redacción de EL PAÍS es un referente mundial porque se ajustó a los flujos de trabajo que requiere una marca que se expresa en canales múltiples”, dice Mario Tascón, director de Prodigioso Volcán, consultora que asesoró la reforma. “El muro pone el foco de la organización en el servicio a sus lectores”. Más allá de su utilidad, el videowall sustituyó además a las rotativas como atracción estelar para las visitas.
Internet permitió acceder a un público universal, y muy especialmente al de América Latina. En 2013, EL PAÍS lanzó su edición americana y una edición en portugués que, con 11 personas, logró abrirse un hueco entre los grandes medios brasileños. “La clave es el contexto. Contamos por qué las noticias son importantes en la vida de la gente”, subraya la jefa de la redacción de Brasil, Carla Jiménez. También fue muy innovador dar voz a las minorías y destacar los casos de machismo y racismo. “Pusimos un espejo delante de un país que había normalizado sus prejuicios”, explica.
Las Redacciones del diario acogen ahora algunos oficios que eran inconcebibles en 1976. Técnicos de vídeo, desarrolladores, expertos en SEO (posicionamiento en Internet), nuevas narrativas y métricas trabajan junto a los diseñadores digitales que lidera Fernando Hernández Puente. “Nuestra misión es mejorar la experiencia del lector desde el punto de vista visual”, afirma.
El lector también es protagonista del laboratorio de innovación de EL PAÍS, un equipo que cuenta de manera original asuntos como la sentencia del procés. “Usamos formatos no convencionales adaptados a las nuevas formas de consumo y sumamos talento con otras secciones para construir relatos novedosos”, explica Guiomar del Ser, su responsable. Mariano Zafra, jefe de nuevas narrativas, propone cambiar la infografía clásica: “No queremos hacer gráficos, sino contar historias sin buscar la animación gratuita”.
Como en sus orígenes, EL PAÍS sigue siendo un medio puntero, ahora además en otros terrenos. Es, con gran diferencia, el primer medio en español en YouTube. Es el único periódico español que ha hecho un gran reportaje con técnicas de realidad virtual: Fukushima, vidas contaminadas, de Daniel Verdú. También fue el primero en incluir en los asistentes de voz un boletín informativo y una app que lee noticias. Se ayuda de la inteligencia artificial para moderar los 300.000 comentarios que llegan al mes a la web. Y es uno de los siete fundadores de AMP, la tecnología de Google para mejorar la experiencia del usuario.
Pablo Delgado, director de Producto de Prisa Noticias, explica por qué es crucial, casi 44 años después, seguir siendo pioneros: “Si eres el primero, por ejemplo, en incluir tu app en el reloj de Apple estás diciendo al mercado que tienes vocación de liderazgo, que te importa la innovación. Y, sobre todo, que te importan tus lectores. Que estaremos donde estén ellos”.
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