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Un tribunal británico juzga a una mujer acusada de hacerse pasar por la desaparecida Madeleine McCann y acosar a sus padres

Según el fiscal, la polaca Julia Wandelt, de 24 años, pasó más de dos y medio hostigando a los padres de la niña con llamadas, cartas y presentándose en su casa

Julia Wandelt Madeleine McCann
Rafa de Miguel

Un tribunal de Leicester juzga estos días uno de los casos de suplantación de personalidad más dolorosos y mediáticos de los últimos años. La polaca Julia Wandelt, de 24 años y originaria de la ciudad de Lubin, fue detenida el pasado febrero y acusada de haber acosado durante más de dos años y medio con insistencia a los padres de Madeleine McCann, la niña británica que desapareció en 2007 en el Algarve portugués. Su caso, con todos los requiebros, sorpresas, pistas falsas y detenciones, ha acaparado titulares durante casi dos décadas y sigue siendo uno de los sucesos recientes más misteriosos.

La madre de la niña, Kate, ha comparecido en sala este martes, protegida por una cortina. Cuestionada por el fiscal, ha relatado cómo la acusada la añadió varias veces, sin su consentimiento, a un grupo de Whatsapp en el que defendía ser ella Madeleine. “Siempre pensé que su comportamiento delataba que tenía problemas mentales”, ha dicho la madre.

Después de incesantes intentos por contactar con ella, Kate McCann ha señalado que fue al saber que la acusada había logrado establecer comunicación con su hija Amelie cuando pensó que era la gota que colmaba el vaso. “Fue en ese momento cuando me puese en contacto con la policía”, ha contado.

Wandelt, que firmaba sus cartas como “Madeleine X”, aseguraba recordar cómo había sido secuestrada en el apartamento portugués de Praia donde veraneaba. Se plantó en 2007 en una estación de policía de Leicester para relatar esta versión fantasiosa, y describió cómo “un hombre había abusado de ella” y cómo alguien le había inyectado algo que le hizo “quedar paralizada”, según ha relatado el fiscal Michael Duck, que conduce la acusación.

En la sala del juicio se ha podido escuchar la grabación, realizada por la misma Wandelt, del momento en el que ella y su cómplice, Karen Spragg, de 61 años, se presentaron en la casa de la familia McCann, en diciembre del año pasado, y comenzaron una tarea de acoso insoportable para los padres. “Nos estáis provocando una enorme inquietud. Por favor, marchaos”, se oye decir a Kate, la madre de Madeleine. Las dos presuntas estafadoras no dejan de gritar en todo momento a la madre, y aporrean la puerta cuando ella busca refugio en su vivienda.

Una segunda grabación refleja el momento en que el padre, Gerry, llega a casa y se enfrenta a las dos mujeres: “Tú no eres Madeleine…no quiero nada de esto, por favor, deja de acosarnos y vete de nuestra casa”, les implora.

La cómplice, Spragg, reclama en todo momento una prueba de ADN. Ambas regresaron a la casa al día siguiente para pasar una carta por debajo de la puerta, dirigida a “mamá”, en referencia a Kate, y firmada como “Madeleine X”. El fiscal ha definido esa rúbrica como una “última y cruel firma”. Wandelt explicaba a la madre en su mensaje que deseaba abrazarla, tanto a ella como a sus dos hijos.

“Creo que dentro de tu corazón sabes y crees que soy tu hija”, llega a afirmar Wandelt en el texto, que ha sido leído en la sala del tribunal.

El fiscal ha explicado cómo las dos mujeres habían elaborado “planes extravagantes” como escarbar en la basura de los McCann o robar tenedores de restaurantes en los que habían comido para intentar lograr una muestra de ADN con la que impulsar su farsa.

Ambas fueron detenidas en Bristol el pasado 19 de febrero, cuando Wandelt regresó al Reino Unido para una segunda visita y su cómplice la esperaba en un vehículo estacionado en el aeropuerto.

Llamadas incesantes

La acusada, según ha relatado el fiscal, realizó constantes llamadas a los McCann. En un solo día llegó a intentar contactar con ellos hasta sesenta veces. Durante el juicio se reprodujo uno de sus escabrosos mensajes: “Sé que mi acento es polaco, y que no soy tan guapa como era Madeleine. Pero soy consciente de lo que sé y de lo que recuerdo. Por favor, dadme una oportunidad. No estoy loca. Llamadme”, reclama a los padres.

Fue en 2023 cuando Wandelt aseguró en su cuenta de Instagram que era Madeleine, y sus afirmaciones provocaron un revuelo mediático. El caso no ha cesado de provocar interés durante todos estos años. Sin embargo, la policía británica realizó una prueba de ADN en la que descartó cualquier conexión entre la joven polaca y la familia McCann.

Tal es la ceremonia de la confusión en torno a este caso que, a pesar de la contundencia de las pruebas, el fiscal se vio obligado a iniciar el juicio con una afirmación tajante, destinada a frenar cualquier especulación: “Es importante que dejemos clara una cosa desde el principio. Julia Wandelt no es Madeleine McCann”, proclamó.

Entre julio de 2022 y febrero de 2025, cuando fue detenida, la acusada contó a todo aquel que la quisiera escuchar que había sido secuestrada y llevada a Polonia, donde había vivido todo este tiempo con unos falsos padres. Durante la vista del juicio se ha podido escuchar cómo Wandelt ya se hizo pasar anteriormente por otras dos niñas desaparecidas.

“Una de las consecuencias más dolorosas para Kate y Gerry McCann ha sido el nivel de exposición pública y el acoso producido por teorías de la conspiración sin base alguna, alimentadas por gente a la que su sufrimiento no le importaba”, ha dicho el fiscal.

Christian Bruckner, durante años el principal sospechoso en la desaparición de Madeleine, fue liberado el mes pasado tras cumplir siete años de cárcel por la violación de una mujer estadounidense de 72 años, en la misma zona de Portugal donde desapareció la niña. Sin embargo, la policía no ha sido capaz de reunir pruebas para construir una acusación formal contra él.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.
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