El juez Carretero se defiende de las críticas: “Me asombra que en el siglo XXI decir la palabra culo pueda ser un escándalo”
El magistrado que instruye el ‘caso Errejón’ ha participado en el programa de Antena 3 ‘Espejo Público’ para expresar que no comprende la avalancha de quejas contra él, cuando existe un delito de revelación de secretos por la filtración del interrogatorio
La filtración de las declaraciones en sede judicial de Elisa Mouliaá y de Íñigo Errejón, tras la denuncia interpuesta por la actriz al exportavoz de Sumar, ha desatado una oleada de críticas contra el juez que instruye el caso, Adolfo Carretero, por el tono y las preguntas que realizó a la mujer. El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) abrió el miércoles una investigación por la actuación del magistrado, tras recibir más de 900 quejas y denuncias en relación con su actuación. Esto puede derivar en la apertura de un expediente y una posterior sanción para el juez. En medio del revuelo mediático, Carretero ha participado este viernes en el programa de Antena 3 Espejo Público para defenderse.
“Mi tono de voz es alto, tanto aquí como en la declaración”, ha defendido tras explicar que se limitó a preguntar a la víctima sobre las cuestiones que figuraban en la propia demanda. “Ni empático ni no empático, tiene que contestar a lo que se le pregunta con respeto a lo que ha dicho en su denuncia”, respondía a la presentadora del programa, Susanna Griso, cuando le planteaba si pudo haber usado un lenguaje más comprensivo y menos “testosterónico”.
El magistrado considera que la declaración es la prueba fundamental en este tipo de demandas en la que no hay más que dos partes con pocos testigos, según su criterio. “Si la denuncia contiene términos groseros, yo de eso no tengo la culpa, siento si alguien ha podido sentirse ofendido, no era mi intención en absoluto ofender a una víctima, tengo el máximo respeto por las mujeres”, ha recalcado mientras Griso insistía en que la cuestión del revuelo no eran las preguntas, sino la manera de formularlas.
Carretero ha recalcado que el vídeo no debió salir nunca a la luz y que su filtración es un delito de revelación de secretos que puede acarrear sanciones de hasta 60.000 euros. “Tengo muchas sospechas, he instado a la Fiscalía para que investigue este asunto”. Se considera damnificado por la propagación del interrogatorio y su abordaje público en algunas ocasiones: “El máximo perjudicado soy yo, también las partes. Mi honor y el de mi familia ha quedado vulnerado y eso no lo voy a tolerar”, ha expresado.
Cuando la presentadora le preguntaba si creía haber tratado de forma diferente a Mouliaá y a Errejón, el magistrado ha explicado que los investigados tienen derecho a mentir y a no declarar, mientras que los denunciantes tienen la obligación de contestar. “El juez instructor no solo oye, indaga, contrarresta y ve si hay contradicciones”, ha dicho. “Primero, veo que ratifican la totalidad de la denuncia y después voy línea por línea, extremo por extremo, minuciosamente desglosando la misma. Esto es lo que hice ese día”, ha matizado.
No comprende por qué está siendo cuestionado. “No contemplo la avalancha de críticas por utilizar palabras que vienen en la propia denuncia de agresión sexual. Si los términos son duros, yo lo siento mucho, pero es lo que hay”, ha manifestado. No considera ofensivo hablar de “tetas” porque defiende que es una cuestión que tiene que ver con los hechos denunciados.
“Me asombra que en el siglo XXI decir la palabra culo pueda ser un escándalo. A la vista de lo que ha pasado, jamás emplearé la palabra culo, siempre diré nalga o pecho, en vez de decir tetas. La gente habla de las tetas por la calle y quiere que la justicia sea de la calle. Si esto ha molestado, no tengo ningún inconveniente en no volver a utilizarlas más”, ha expresado tras recalcar de nuevo que las preguntas que realizó tienen que ver con los hechos.
“En la declaración se habla de que alguien saca un pene y si alguien hace eso es para cometer incluso un delito mayor del que se denuncia”, ha explicado para justificar la realización de su interrogatorio. Además, ha aclarado que el Tribunal Supremo le exige tres requisitos en las declaraciones: la permanencia a la imputación, la ausencia de motivos espurios y la existencia de credibilidad.
Beatriz de Vicente, abogada penalista y colaboradora en el programa, ha insistido en que en una investigación de delitos sexuales se realizan preguntas desagradables en un ámbito privado. Cree que la revictimización de la denunciante se debe a la filtración del vídeo, no a las preguntas realizadas en sede judicial. “La propia víctima salió totalmente normal de juzgado y en un programa de televisión dijo que la había tratado bien. Los abogados presentes en la declaración y el propio fiscal no presentaron queja alguna”, ha comentado el magistrado. Mouliaá ha compartido estos días en sus redes sociales las publicaciones de diversos usuarios que critican la manera de proceder del juez.
Carretero reconoce que si llega a saber que lo vería toda España, hubiese tratado de rebajar el tono de voz y de interrogar de forma más pausada, “pero las preguntas son las que son y hubieran sido las mismas”. Cree que la actriz estaba “azorada” por tener que revivir los hechos y no por su forma de proceder. Asegura que no es machista. “Si falta formación en igualdad de género, que nos la den”, ha dicho tras aclarar que la presunción de inocencia existe tanto para los hombres como para las mujeres.
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