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Un hijo de Pelicot: “Nuestro hogar ha sido destruido”

El juicio al hombre que durante 10 años invitó a su casa a decenas de personas para que violasen a su esposa mientras se encontraba drogada encara su recta final con la declaración de sus descendientes

Los hijos de Gisel Pelicot, charlan con el abogado de la familia a las puertas del tribunal de Aviñón.
Los hijos de Gisel Pelicot, charlan con el abogado de la familia a las puertas del tribunal de Aviñón.Manon Cruz (REUTERS)
Daniel Verdú

El juicio a Dominique Pelicot y a otros 50 acusados de violar a su esposa, encara su recta final. El proceso judicial que ha conmocionado Francia celebra estos días sus últimas audiencias antes de pasar a una fase que dará pie a la sentencia, a mediados de diciembre. El lunes en el tribunal de Aviñón que juzga el caso —se celebra de forma pública a petición de la víctima, Gisèle Pelicot— declararon los hijos del hombre que orquestó durante 10 años las violaciones de su madre, la persona a la que la biología sigue considerando su progenitor, pero de la que sus tres vástagos reniegan ahora. “Nuestro hogar ha sido destruido”, declaró ante el tribunal en Aviñón uno de los hijos, David Pelicot, de 50 años. “Espero que este juicio sirva para que... estos hombres, y ese hombre en el banquillo (su padre), sean castigados por los horrores que infligieron a mi madre”.

La jornada del lunes vivida en el tribunal tuvo una especial relevancia al enfrentar en la sala el testimonio de Dominique Pelicot y el de sus hijos. Este, en un momento dado, interrumpió la declaración de su hijo David para solicitar poder disculparse por lo que había hecho. El hombre, sin embargo, no se lo concedió: “¡Nunca!”. Además, explicó en la sala que él y otros miembros de la familia habían destruido fotos y otros recuerdos para asegurarse de no conservar ningún rastro de su padre. Hablando a veces entre lágrimas, David expresó su esperanza de que el juicio animara a otras mujeres a denunciar violaciones, reflejando declaraciones previas de su madre, quien pidió que el juicio fuera público para arrojar luz sobre el abuso.

El hermano de David, Florian, de 38 años, relató ante el tribunal el caos que siguió a la revelación, hace cuatro años, de la terrible experiencia. Dijo que su padre estaba muerto para él. “Hace cuatro años que perdí a mi padre”, declaró al tribunal, llorando en ocasiones. “Nuestra familia ha sido destrozada”. Pidió al tribunal que impusiera penas severas, “para que las víctimas ya no tengan miedo de hablar”. “Hace cuatro años que he perdido a mi padre, que sus nietos han perdido a su abuelo. ¿Cómo se puede reconstruir un hijo? ¿Cuál es el manual de instrucciones?”, se preguntó antes de dirigirse a su padre. “Nosotros no somos como tú”.

Caroline Darian, su hermana, quien testificó anteriormente en el juicio, reiteró el lunes ante el tribunal que creía haber sido abusada también por su padre. “La única diferencia entre mi madre y yo es que hay pruebas (del abuso que sufrió mi madre)”, señaló. “Soy tu hija pero no me has considerado como tu hija, y es en ese momento en el que tienes una mirada incestuosa sobre mí”.


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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes
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